Capítulo XVIII: Serpiente con besos tan dulces como los pétalos blancos

1057 Words
El interior del apartamento de la Madtsoia rebosaba de rosas blancas por doquier, ¿en qué momento tuvo tiempo de hacerlo?, se preguntarán, bien, tener tanto dinero y empleados te ahorra mucho trabajo y más cuando lo necesitas con urgencia. Ellinore ha convertido la sala de estar en un oasis de romance o al menos eso lo que su mente algo excéntrica le indica, esperando el momento perfecto para dar un paso que cambiaría su vida para siempre, fuera de ser menos loca, solo depositaria toda su energía en el hombre que la ha sacado de casillas y la ha enamorado enloquecidamente: Harry, el pobre Harry. Con el corazón latiendo con fuerza, se acercó a Harry, quien se encuentra en el sofá, dormitando ante los dos desmayos sufridos hace una hora, “Este chico tiene el sueño pesado”, piensa observándolo de cerca y sonriendo incrédula. —Mmm… —Con pereza el de ojos celestes se remueve y levanta mirando su alrededor, blanco muy blanco. —Ellinore apaga la luz, me molesta. —se queja al ver a la azabache arrodillada junto a él, olvidando todo nerviosismo, común en él. Se deja caer en el pecho de la mujer query con suavidad al verlo. —¿Acaso me dejaste de tener miedo? —Yo nunca te he tenido miedo. —Confiesa somnoliento, causando sonrojo en el rostro de la mujer, esta se atraganta y acaricia la cabeza del hombre. —Vamos, levántate. —toma el rostro del chico, acariciando con suavidad. —Miera tú al rededor. —dice esto último con una suavidad inusual, que termina por despertar al azabache de ojos celestes. —E-esto…—señala su alrededor, estupefacto. —¿Te gusta? —pregunta Ellinore, con una sonrisa traviesa, señalando la abundancia de rosas blancas y la iluminación tenue que inunda la habitación. Harry parpadea varias veces, tratando de procesar la cantidad de rosas que adornaban la cama, el piso y todos los arreglos florales que inundaban el lugar. —Estás loca. —la mira, agarrando sus cabello, terriblemente sonrojado. Ellinore baja su sonrisa suavemente cosa que el de ojos celestes se percata y dejando la vergüenza y timidez a un lado frota sus manos y le mira con suavidad. —Es... impresionante. —responde, mientras se para lentamente y observa a su alrededor con asombro. —Es hermoso. —musita, pero lo suficientemente audible para la de ojos violetas que se acerca peligrosamente. —E-Espera, Ellinore… —da algunos pasos atrás, sintiendo sus piernas desfallecer. —Solo espera. —esta se arrodilla de repente Harry la mira confundido mientras saca una pequeña caja de terciopelo blanco de su chaqueta. La abre con rapidez, revelando un anillo blanco. —Esto… —musita con los ojos cristalizados, sí, Harry estaba a punto de llorar. —Pero si llevamos solo seis meses es p-poco tiempo. —dice agitando sus manos de repente. —M-Mira… —Harry, no voy a dejarte escapar. —dice sin dejar de verlo con suavidad. Quiero casarme contigo, para mí seis meses han sido tan largos como el tiempo en que tardé en conocerte. —relame sus labios. Además, lo debo hacer ahora porque… —toma la mano del joven que se deja guiar. —M encanta marcar territorio. —ríe con suavidad al ver el rostro sonrojado del joven. —¡Ellinore! —reclama, apretando sus puños. —¿Ahora qué hice? —alza sus hombros fingiendo inocencia. —Te queda hermoso ese anillo blanco por cierto. —sonríe socarrona, parándose con pereza. —Te ves más sexy. —empieza a desvariar. —Y comestibles, y… —¡Ya basta! —golpea su brazo. —Esto es serio. —señala su al rededor. —Por eso te he pedido matrimonio. —dice con un brillo único y suave en sus ojos. —Después de que termine con la mierda esta de trabajo, tú y yo nos vamos a casar y vamos a follar mucho. —asiente orgullosa de sus ideas. —Cositas. —¡Ellinore, deja de jugar! —ligeramente agitado agarra sus cabellos. —Harry, lo digo en serio. —Cambia su semblante, ganando la atención de Harry. —¿Es en serio? —pregunta con suavidad, calmando poco a poco sus nervios. —Es de verdad, no estoy jugando una broma. —Se acerca con suavidad, tomando la barbilla del contrario. —Que me maten de un balazo si estoy mintiendo. —dice con suavidad sin dejar de ver aquellos ojos angelicales. —No pienso dejarte ir, Harry. —acaricia los labios del mismo, causando un respingo en este. —Si no quieres casarte con esta loca, puedes… Harry se abalanza sin más, tomando los labios de la serpiente con besos dulces. El beso comienza suavemente, con la pasión que ha estado creciendo entre ellos desde el momento en que se conocieron de manera tan extraña y explosiva en la empresa de aquel rubio al que tanto solía odiar. Ellinore, con su fuerza toma los labios de Harry con hambre. Sus manos se deslizan con desesperación por su rostro, mientras Harry se deja llevar por el fervor del momento entre gemidos ahogados. —Ellinore… —gime, suplicando que esta pare con la mirada. —No. —gruñe para abalanzarse nuevamente, dejándose caer sobre el sofá. El beso se vuelve más profundo, más ardiente. La temida Madtsoia se quita la chaqueta con rapidez y torpeza mientras devora la boca del pequeño conejo blanco que no teme mostrar su lado apasionado y toma el rostro de la susodicha, presionando más sus labios y metiendo más su lengua, causando gemidos en la azabache. El beso empieza a quitar el aire sus pulmones, evitando más sus cuerpo y causando que el calor aumente, lo que encienden las alarmas en Harry que la empuja, sudoroso y ligeramente mareado, débil. —Ellinore…ya…para…—Aún aturdido, el de ojos celestes sonríe levemente. —¿Estoy loca verdad? —pregunta sonriendo con suavidad, rozando los labios del contrario por segundos. —Sí…—suspira y atrapa aquellos ojos con los suyos, tan cariñosos y maliciosos al mismo tiempo. —Estás loca. —Y te encanta. —da un beso casto. —Sí. —acaricia con suavidad la mejilla de la suave serpiente negra, esta en respuesta cierra sus ojos, sintiendo la suave caricia de aquel hermoso ángel.
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