Parte dos: Capítulo XVII: Sinfonías de peligro y placer

1015 Words
Como un cachorro emocionado entra y encuentra a Harry saliendo de su habitación con un cambio de ropa, pues ya habían sido dos o tres días que estuve en su humilde hogar en la torre, no había podido ir por ropa y rechazaba rotundamente que la azabache le comprase prendas nuevas. La joven toma asiento frente a la anciana finalmente e inhalando profundamente antes de comenzar. —Abuela, Harry y yo nos amamos profundamente. He decidido que quiero casarme con él. —dice rápidamente. —¿Casarnos? —exclama Harry, con voz temblorosa mientras sus ojos se abren con sorpresa y se sonroja con fuerza. —Eso es lo que tengo que decir. —Ellinore se muerde el labio inferior y observa el rostro estupefacto de Harry. —Ellinore, el matrimonio es una decisión seria —responde Dora con calma. —Ambos son jóvenes, y hay muchas cosas que considerar. —Tengo casi 27 años soy una mujer hecha y derecha. —dice lanzando una carcajada. —Aja y todavía comes compotas de zanahoria. —Ríe y niega con su cabeza al ver el puchero de la azabache. —¿Y qué tiene? —reclama, alzando sus hombros. —Compota es compota, a ver, diga. —¿Estás enamorada de mi nieto? —Sí. —¿Ya han peleado? —Sí. —No tuviste un buen inicio con él y fuiste muy insistente. —Eso cierto… —mira con una sonrisa socarrona a Harry que se sonroja aún más. —Pero pregúntele a él le gus… —¡Ellinore, cállate! —se agalla tapando su rostro entre chillidos de vergüenza. —Ay, bueno, ya. —dice fingiendo inocencia. —Y pese a ello cuando veo tus ojos y como lo miras sé que estás enamorada de mi pequeño Harry. —dice con suavidad sin apartar los ojos de la azabache que poco a poco se componen en la silla, aclarando su garganta. Dora suspira, sopesando las palabras de Ellinore. —Casarse no es solo así, por muy anticuada que me pueda escuchar es importante y ese hombre que es mi nieto, siempre quiso casarse. Aún recuerdo cuando lo pillaba hablando con Hans de matrimonios. —Abuela, por favor. —Harry se levanta de repente acariciando su cabello avergonzado incapaz de mirar al par de mujeres y escondiendo en una esquina de la cocina. —Harry, esa mujer es una loca, ¿te vas a casar con ella? —mira a su nieto con calma y este solo trata de hablar, pero le es imposible. —Ese muchacho va a explotar. —Absolutamente, pero de la emoción, ¿sabe? —afirma Ellinore con confianza y una sonrisa atontada al ver al chico desesperado porque la tierra se lo tragase. —No es nada rápido, se lo aseguro, además lo pondré a vivir como un rey, siempre tendrá la ropa más cara de Belfast, tendremos mucho sexo. —dice como si nada sonriendo a la anciana. —Dios mío, ya. —El de gafas y ojos celestes, ruega apenas audible tratando de meterse en la pared. —¿Mi nieto y tú? —pregunta boquiabierta. —Sí. —sonríe pervertida y victoriosa. —¡Casarnos! —repite Harry, ya en sus desvaríos, casi en susurro mientras sus piernas ceden bajo él, desmayándose lentamente. —¡Harry! —exclama la azabache y se acerca rápidamente para tomar entre sus brazos al chico cual princesa. —Cuando despierte me va a regañar. —susurra Ellinore, acariciando su mejilla. —No quería que te enteraras de esta manera. Dora observa la escena con calma, como si estuviera acostumbrada a verlas. —¿Te casarás conmigo? —Harry parpadea levemente, atrapando aquellos ojos violetas. —Dios mío…yo… —vuelve a desmayarse en los brazos de la mujer. —Con esa sonrisa no te veo muy afligida por los soponcios de mi nieto. —¿Qué? Yo no estoy sonriendo. —ensancha su sonrisa. —Aja, sí, cómo no. —niega con su cabeza. —Vete con él, esta vieja se va a sentar a tomar café y ver la televisión. —¿Qué clase de abuela eres? —pregunta fingiendo ofensa. —Tu nieto se va a casar conmigo. Si es que no me da una bofetada y me manda a la puta mierda. ¿Hola, llamando a la Dora sopa móvil? —He visto de todo ya. Además... —mira con calma a la chica y toma un sorbo de café. —¿Quién cuidaría mejor de mi nieto si no eres tú quien lo mira con tanta devoción? —sonríe con suavidad al ver el leve sonrojo de la azabache en sus mejillas. —Usted y yo en otra vida hubiéramos sido hermanas. —Cállate o me arrepiento de darte mi bendición. —Yo ya me iba. —sonríe brillante y con algo de prisa sale con el chico en brazos. —Yo también. —susurra Dora para sí misma. —Qué recuerdos me trae esto. —observa el anillo en su dedo, sonriendo con nostalgia y alegría. —Eduardo, nuestro nieto se va a casar. —sonríe al aire y alza su taza de café. —Ahora, a ver mi novela. —enciende la televisión. —Llévame a… —pensativa, Ellinore observa a Harry que aún desmayado en sus brazos lo acomoda en los mismos sentada en el asiento trasero del auto. —...Llevanos a casa por favor. —Claro, señora. —sonríe con suavidad el conductor y guardaespaldas de la susodicha. "Bajo el manto sombrío de la luna y las estrellas, sus corazones convergieron en un juego oscuro, donde el peligro de desvanecerse mutuamente por la lujuria, son el tributo que están decididos a saldar por la embriaguez de un amor sin límites, de un amor que va más allá de lo efímero y lo convencional, teñido por las sombras de las armas de aquellos que miran con envidia y celan las riqueza de aquella mujer coronada como la reina y dueña de un corazón que arde de deseo… ¿Qué tan peligroso puede ser?" —Valkyria.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD