SR. ANSGAR ¿QUÉ ES EL AMOR?

Parte tres: Capítulo XI: Sinfonía de besos

Con suavidad besa su pecho, causando que Harry tome su cabeza tembloroso al sentir cada lamida y toque en su pecho. Los mordiscos no tardan en llegar, sacando gemidos y jadeos del joven. Ataca sus pezones, lamiendo, chupando y mordiendo una y otra vez, causando espasmos en el chico. Finalmente baja con lentitud, entre besos suaves hasta su abdomen hasta llegar a sus el bulto que resalta sobre el bóxer color vino tinto que lleva puesto, la azabache alza su mirada y lame sin dejar de ver aquellos ojos celestes preciosos. Con suavidad baja el bóxer del mismo, dejando ver el pene erecto que pocos segundos después Harry trata de cubrir con sus manos.

—Quita las manos… —sonríe con malicia y suavidad. —Conejito. —sentencia, ganando un jadeo tembloroso de Harry, que como si no obedeciera a su cuerpo, aleja las manos tembloroso y excitado. —Eres un lindo conejito rebelde, cariño, siempre llevándome la contraria y exigiendo, no sabes cuánto me prende eso. —Lanza el bóxer lejos y sin más toma con fuera los muslos del chico y hunde su rostro entre sus piernas, tomando su pene con la boca, chupando y lamiendo con hambre. Hunde sus uñas deseosa de marcar aquella delicada piel una vez más.

—¡Ellinore, detente! —grita entre gemidos al sentir el tacto de su lengua con la longitud y la punta de su virilidad. —Ah…ah… —gime y jadea colmado de calor.

—Ya es muy tarde para pedir eso, dulzura.

La mañana se hace larga, entre gemidos, jadeos de ambos. Ellinore no perdió un alpiste de tiempo, había introducido el pene del chico en ella y lo había follado como si de una chica se tratase, siempre tan dominante. Lo tomo dos, tres y cuatro veces finalmente, al ver las súplicas agotadora del chico, “Ya…detente, ya no puedo hacer más el amor… Ellinore”, recuerda la azabache aquellas palabras salir de la boca de aquel ángel entre lágrimas de placer.

—Hacer el amor. —piensa mirando al techo acostada en la cama desnuda y con el chico sobre su pecho, descansando. —Hacer el amor… —sonríe finalmente con un suave rubor en su rostro, uno diferente y lleno de brillo. Con suavidad, acaricia la cabeza del chico y con cuidado toma al mismo para acostarlo a su lado para poder levantarse. Da un par de besos al rostro del chico, suaves, para no despertarlo.

Observa la habitación y sintiendo algo diferente, incluso en el aire, “Hueles delicioso” piensa, sonriendo con dulzura, y observa al chico acurrucado en las sabanas. Se estira y suspira con suavidad, “Voy a cocinar algo”, aquella idea tan nueva para alguien que solo pide servicio privado, devuelve las energías a su cuerpo, “Veré qué puedo hacer”.

Con una sudadera cómoda y un top blanco, decide preparar un almuerzo rápido y sabroso, abrir la despensa rápidamente y la nevera en busca de ingredientes; Sonríe pensativa y mira su alrededor.

—Mabel… llama suavemente. —No hables con fuerza. —advierte y observa la habitación a la distancia. —¿Mandaste a buscar comida?

—Usted lo pidió ayer, señora. —responde la inteligencia artificial.

—¿Yo?

—Sí, estaba borracha por la noche, pero insistió en que lo hiciera y durante la noche llegó todo y fue puesto por los empleados en su despensa y nevera.

—Ya veo, gracias Mabel. —ríe por lo bajo mientras niega con su cabeza. —Bien, manos a la obra.

Sin más, opta por un Ploughman's Lunch británico, una elección simple y deliciosa que acostumbraba a prepararse antes de ir a la escuela secundaria en corea del sur, antes de aquel fatídico día para ella y su hermano, pues su padre, a su parecer, no estaba tan conmovido. Saca un trozo de queso cheddar, algunas rebanadas de pan integral y unos huevos de la nevera. Mientras corta generosas porciones de queso, se deleitaba con su aroma distintivo del mismo, hace años no se concentra en estos aromas y mucho menos los manipulaba para preparación propia.

—Mamá, aún sigo siendo lenta para cortar. —dice con suavidad al aire y sonríe, llena de tranquilidad y al mismo tiempo nostalgia.

Sacude su cabeza, alborotando su cabello nuevamente y coloca el queso en un plato junto a las rodajas de pan integral. Decide añadir un toque de frescura con tomates cherry y hojas de lechuga, un poco de salsa de soya y otra pisca de sal. Finalmente, en la mesa, coloca un pequeño recipiente con pickles y chutney de cebolla, añadiendo un toque de sabor adicional. Los huevos cocidos, cortados por la mitad y un poco de salsa de tomate que ciertamente ha notado que al de ojos celestes le encanta comer, “Esa cosa sabe horrible”, arruga la cara. Se coloca en alerta al escuchar unos quejidos y movimientos en la cama, sonríe atontada y camina con parsimonia a la habitación, y el teléfono repentinamente empieza a sonar al interior.

—Carajo, masculla. Mabel, ponlo en alta voz.

—Sí, señora.

—¿Qué quiere bastardo? —pregunta y se acerca con suavidad a Harry, que aun con ojos cerrados busca a la azabache en la cama, adormilado.

—La reunión con los tailandeses es a las cinco de la tarde, no lo olvides perra. —dice con calma. —Dale mi bendición a Harry.

—¿Para qué?, ya está profanado. —alza sus ojos pervertida y ríe con suavidad.

—No puede ser, Ellinore…

—Mabel, cuelga.

—Sí, señora.

—Maldita moco… —Las palabras se cortan y la llamada también, causando carcajadas en la mujer que cierra su boca al darse cuenta de que Harry empieza a despertarse.

—Hola, lindura. —sonríe y acerca su rostro al contrario depositando varios besos, aturdiendo al chico nuevamente. Unos ojos sonriente y sonrojados la miran avergonzado y feliz.

—H-hola. —saludo apenas audible, causando un arrebato de ternura en la mujer que empieza a manosearlo y besarlo entre chillidos de emoción. —Basta, estás loca. —ríe a carcajadas al sentir las cosquillas en su cuerpo.

—Y eso te encanta. —besa finalmente su mejilla y atrapa aquellos ojos brillantes. —Es una pena que tenga que irme pronto, vamos a comer antes de que te coma a ti otra vez. —sonríe con picardía al ver los ojos temerosos del chico. —Voy a contar hasta… ¡Wow! —ríe sorprendida al ver al chico correrse rápidamente y caer de la cama. —Carajo. —se levanta rápidamente entre carcajadas.