Sus labios se curvaron en una simple sonrisa incrédula, lentamente hacia arriba. Apretó suavemente con firmeza mi cintura con sus grandes suaves manos, no sabía que era lo que venía luego, solo supe que algo andaba mal cuando esa incrédula sonrisa sincera se desvaneció más rápido de lo que se formó. Iba hablar, pero la voz de mi madre nos interrumpió, baje la mirada y resople con cansancio. Me aleje de él, me estaba dirigiendo a la cocina cuando su voz me detuvo en seco. —Debo irme. — murmuro, cuando me di vuelta ya estaba parado. Asentí frunciendo mis labios. Él me siguió hasta la sala de estar cuando mi madre nos vio en su campo de visión, levanto la mirada y nos penetro con ella. —Me despediré de Henry y vuelvo en minutos. —le confesé, ella asintió. Sentía aun la presencia de Henry