Capítulo 3DURANTE un momento, la Princesa y Lord Víctor se quedaron mirando el uno al otro en silencio. Al fin ella dijo, como sin poder controlarse: −¡Oh, pero es usted tan joven! Se dio cuenta de lo que acababa de decir y se llevó los dedos a la boca. Lord Víctor miró hacia donde estaba el Embajador. Para su alivio, el Capitán le estaba enseñando una carta de navegación y estaba distraído. Miró a la Princesa, que sonreía. −Lo lamento− susurró ella−, pero me ha sorprendido tanto al verle. −Yo estoy igualmente sorprendido al ver a Su Alteza Real− respondió Lord Víctor. Se dio cuenta de que ella se sentía contenta. Su aspecto era sin duda impresionante, aunque era pequeña y muy delgada. Sus enormes ojos parecían demasiado grandes para su rostro en forma de corazón. Lord Víctor había