Capítulo 4EL mar se había calmado y el sol brillaba con intensidad. La agitación y los bamboleos al pasar la Bahía de Vizcaya casi se habían olvidado. La Princesa Sydella estiró sus piernas en el lugar que Lord Víctor había encontrado para ella en Cubierta. −¿Cree que se escandalizarían mucho− preguntó−, si me quito las medias? −¿Quitarse las medias?− repitió él sorprendido−, ¿por qué iba a hacerlo? −Me gusta sentir el sol en la piel y aquí hace mucho calor. −Creo que sus Damas de Honor se escandalizarían mucho ante tal exhibición —dijo Lord Víctor, pero en sus ojos había un brillo travieso. La Princesa suspiró. −Siempre es lo mismo cuando deseo hacer algo. Antes era «una Dama no hace eso», ahora será »una Reina no hace eso», lo que resultará todavía peor. −Estoy seguro de que lo se