CAPÍTULO X-4

2028 Words

—¡Oh, señorita, todo es tan extraño! Y usted no me creerá— contestó Rose—, pero, ¿qué supone usted que vi en el corredor, cuando salía de las habitaciones de la servidumbre? —No tengo idea— contestó Camelia—. ¿Qué viste? —A un chino— murmuró Rose. —¡Un… chi… no! Rose asintió con la cabeza. —Con una coleta— añadió Rose, riendo entre dientes—, una larga coleta, señorita… La cena fue tan larga y pesada que Camelia temió, varias veces, quedarse dormida de simple aburrimiento. El grupo era íntimo y pequeño, como había informado la Princesa. Estaba formado por ocho personas casi todas tan viejas, que Camelia se asombró de que hubieran llegado vivas a Meldenstein, ya no de que se esperara su participación en las ceremonias. Eran tías y primas del Príncipe Hedwig. Todas comían muy despacio y

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