Con el pasar de los días, veo que la mansión recibe cambios, La Marquesa comienza a hacer remodelaciones en las habitaciones, las salas, en fin, no es algo que me moleste, pues todo se ve bien, es solo que quizá estaba acostumbrada a ver mi hogar con ciertos colores, texturas, pero comprendo que ella va ser la señora de esta casa, así que no puedo decirle si algo no es completamente de mi agrado.
La Marquesa le comento a mi padre que tomaba demasiadas clases, que debería darme algo mas de libertad, pues yo aun era pequeña, ya habría después tiempo de reforzar mis modales, mi educación, que era un gasto innecesario tantas clases, si al final de cuentas yo aun no tenia la madurez para aprender tantas cosas, que me permitiera disfrutar de mi poca infancia que aun me queda.
Aun que al principio mi padre se negó, pues para el la educación de una señorita es muy importante, así que la Marquesa continuo hablando con el sobre el tema y lo convenció, creo que ella es muy gentil por dejarme disfrutar mi infancia, aun que en realidad las clases no me molestaban, me gusta aprender cosas nuevas cada día, mis profesores son todos gentiles conmigo, pero comprendo lo que ella desea para mi, algo mas de libertad.
Una mañana cuando bajamos al comedor observe el gran espacio ausente de el retrato de mi madre, en el comedor había una pintura de mi madre que mi padre mando colocar ahí cuando ella murió, al notar que no estaba grite muy fuerte buscándolo, mi padre de inmediato corre en mi auxilio, al llegar observa que estoy ahí frente al lugar donde estaba la pintura.
- Pero que sucede hija, donde esta....
MI padre de inmediato llama al mayordomo, quien al llegar parece acongojado.
- Si señor.
- Podrías decirme donde esta la pintura de mi esposa, el gran cuadro que estaba aquí.
El mayordomo algo serio no sabe como explicarle a mi padre lo que sucedió.
- Donde esta? quien lo quito de su lugar?
- Marques, la Marquesa me pidió que lo removiera de su lugar, yo solo hice lo que ella me pidió.
Mi padre abre muy grandes sus ojos, el se queda serio, me observa sin saber que decir, y va en búsqueda de la Marquesa.
escucho sus pisadas con fuerza, jamas lo había visto tan molesto, el suele ser tan tranquilo siempre.
Cuando llega a la habitación de la Marquesa llama a la puerta, ella le indica que pase.
Escucho la voz de mi padre tras la puerta, quizá no debería estar aquí, debería irme, pero la curiosidad es mas fuerte que yo.
- Puedo saber por que has mandado retirar la pintura de la madre de Mar.
Ella se queda en silencio un momento y después habla.
- Bien pensé en colocar ahí una pintura nuestra, de la familia, creo que para Mariell debe ser difícil ver la pintura de su madre a diario, sabes no es algo sano.
- Te concedí hacer los cambios a la Mansión, lo que desees eres libre de hacerlo, pero esa pintura es especial para Mar y para mi, asi que por favor vuelve a colocarla donde estaba, mi hija se puso muy mal al no verla, así que colócala de nuevo.
- Bien, yo solo deseaba que ella superara la muerte de su madre, creo que no es algo sano verla a diario, pero haré lo que tu desees.
- Gracias, y discúlpame, yo se que tus intenciones son buenas hacia nosotros, pero ese cuadro por favor, no lo vuelvas a mover de su lugar.
- Si, claro, comprendo.
Mi padre sale de la habitación mas tranquilo, el al verme me abraza, y me sonríe.
- Ahora lo colocaremos en su lugar, no te preocupes, no se volverá a mover.
- Padre...
- Si dime pequeña.
- Yo no quise dar problemas.
El me envuelve en un abrazo y me lleva de la mano al jardin.
Caminamos en silencio, el observa a sus alrededores, y comienza a explicarme algo.
- Mi querida Mar, tu sabes que eres lo mas importante para mi...
Yo lo observo, pues aun que el no me lo dijera es algo que se con mi corazón.
- Si padre, lo se.
- Yo quiero que tu sepas que mi vida no tendría sentido sin ti, lo que a ti te lastime a mi también me hiere, siempre estarás tu primero antes que nada, que nadie, nada en esta vida tiene mas valor que tu vida misma para mi, ni el dinero, la riqueza, propiedades, en fin, lo que quiero decir es que siempre estarás tu primero que nadie, y por ello quiero hacerte una pregunta.
- Si padre dime.
- Tu estas comoda con que yo me una en matrimonio a la Marquesa Thearth?
Me deja pensando el por que de su pregunta, pero la realidad es que aun cuando ella removió el cuadro de mi madre se que no lo hizo con una mala intención, se que el desea hacerla su esposa y yo no debo ser mala y negarle que el sea feliz, ademas ella se preocupa por mi, así que no es una mala persona.
- Si padre, ella es agradable, se preocupa por mi, es amable, bondadosa, yo estoy bien.
- Bien, necesitaba saberlo.
El me lleva a caminar por los alrededores, vamos a ver a los animales, nació un nuevo borrego, son tan pequeños, el siempre me ha mostrado como mantenerlos alimentados, cuidados, como cepillar a los caballos, aun que solo puedo hacerlo hasta cierta altura, pues aun soy muy pequeña de estatura.
Regresamos a la Mansión, y al entrar la Marquesa se acerca a mi, me da un abrazo, se disculpa conmigo por lo que sucedió.
- Jamas haría algo que te lastimara Mariell, yo solo pensé que quizá para ti era doloroso ver a tu difunta madre todos los días, pero si tu estas comoda de esta manera así lo dejaremos.
- Yo estoy bien, no tiene que disculparse.
- Bien el desayuno ya esta listo, vamos.
Mi padre la toma del brazo y me adelanto al comedor, cuando llego veo la pintura de nuevo en su lugar, me siento tan feliz, pues pareciera que mi madre esta sonriéndome desde la pintura, Johan me ayuda a sentarme acomodando la silla, el me dice que mi madre era muy hermosa, que yo tengo su cabello.
- Si, madre era muy bella.
Después de tomar el desayuno, Johan va a su clases, yo solo tendré la de música, cuando termino voy al jardin a jugar con Reins, el y yo jugamos hasta que Johan termine con sus deberes, pues aun le quedan algunas clases.
Voy tras Reins, y veo que un carruaje se acerca, me doy cuenta de quien viene de visita, es la Condesa de Leons, me apresuro a llegar a la entrada de la mansión para recibirla, al llegar veo que la Marquesa y mi padre están ahí de pie.
Mi padre la ayuda a bajar del carruaje, la Condesa al verme me da un fuerte abrazo, me alegra verla, pues hace semanas que no lo hacia.
- Hola mi querida Mar, como has estado.
- Muy bien gracias por preguntar.
- Pase, Bienvenida.
- Marquesa, como se encuentra, usted siempre elegante.
- Muchas gracias condesa, pero pase.
La llevamos dentro y ella le informa a mi padre que su visita se debe a que tiene un obsequio para mi antes de irse.
- Que? pero a donde se ira Condesa?
- Mi querida Mar, mi esposo enfermo gravemente, así que se retira de los negocios, en su lugar uno de mis hijos se encargara de todo, pero nos iremos a vivir alejados de todo, por que el necesita descansar, reposo, pero no quería irme sin despedirme de ti mi querida, y entregarte algo.
Ella le pide al conductor que le entregue al caja que me tiende después, al tenerla entre mis manos observo a mi padre, que me sonríe y acepta que la abra.
- Pero ábrela pequeña.
Me quedo totalmente asombrada, es una gran collar y pendientes de una piedra roja muy bella.
- Pero Condesa, ese collar es de Rubíes?
La Marquesa esta asombrada y pregunta si son Rubíes.
- Así es Marquesa, en estos años le he tomado mucho cariño a esta pequeña niña, su dulzura, gentileza, amabilidad, me harán recordarla toda mi vida, pero al ver este collar, sus finos Rubíes, me recuerdan a los hermosos ojos de Mar, su brillo angelical, no hay manera de que esta vieja mujer te olvide pequeña, pero quiero dejarte algo para que tu no me olvides, no te imaginas cuanto voy a echarte de menos, pero se que algún día tendrás la edad para utilizarlo, se que aun eres pequeña, pero cuando seas una hermosa mujer, prométeme que lo cuidaras y usaras un día especial.
Me abrazo a ella, pues es triste pensar que quizá no volveré a verla, me agradaba ir a visitarle, charlar con ella, escuchar sus historias, me hacia muy feliz pasar el día en su hogar.
- Gracias, yo... voy a hecharla de menos, la extrañare.
- Lo se mi querida, pero espero algún día volver a verte.
Ella se despide de mi, me da un fuerte abrazo y me dice que espera que me valla bien siempre.
Mi padre la ayuda a subir a su carruaje y comienza su camino, me quedo ahí de pie en la entrada, viendo como su carruaje desaparece con el pasar de los minutos, sera una lastima que ella no este cerca, me agradaba mucho ir a verle cuando mi padre tenia negocios con su esposo.
Cuando llego a mi habitación saco de mi escondite especial, ese que mi padre me hizo para mis tesoros oculto tras el mueble al lado de mi cama, tomo el pequeño cofre, y guardo la hermosa caja que contiene el obsequio que me dio la Condesa.
Lo vuelvo a ocultar, y voy al balcón, veo fuera a la aves volar, siento algo de nostalgia, pues siento como si me hubiesen abandonado, comprendo que el esposo de la Condesa de Leons esta enfermo, y necesita descansar lejos del trabajo, pero de verdad la hechare de menos.
no se cuanto tiempo llevo aquí, viendo hacia la nada, envuelta en mis propios pensamientos cuando siento una mano en mi hombro.
Me asusto y doy un brinco, pero me doy cuenta de que es John, el se disculpa.
- Discúlpame, no era mi intención asustarte, es solo que tu padre me dijo que estarías aquí, que quizá estarías triste, que sucedió?
Yo lo observo, y me siento algo triste.
- Si es que lo que sucede, la Condesa de Leons, ella se ira del pueblo, yo... la hechare de menos, ella era mi amiga, una mujer muy noble...
Las lagrimas comienzan a correr por mis mejillas, ahora mismo siento que no puedo pronunciar palabra alguna, el nudo que se ha formado en mi garganta me lo impide, Johan me abraza muy fuerte y me dice que todo estará bien.
Yo me abrazo a el, he aprendido a quererlo mucho, para mi es mi hermano, el me hace sentir tan protegida.
- No te preocupes, estoy aquí, no sufras, todo estará bien.
Llaman a la puerta y veo que la Marquesa entra en la habitación, ella al vernos reprende a Johan.
- Ve a tu habitación, no debes estar aquí molestando a Mariell.
- No el no me molesta, yo estaba triste, el solo me consolaba.
- Vine para que me des tus joyas, para guardarlas bien, no querrás que las roben.
-Ah, yo ya las he guardado muy bien, están a salvo.
Ella me dedica una media sonrisa y me dice que esta bien.
- Si tu crees que están a salvo, bien.
La Marquesa se va, dejándome sola, pues envió a Johan fuera, el no me molestaba, pero quizá ella deseaba que el no estuviese aquí, no lo se.