Elon conducía el auto, y se detuvo al encontrar a sus hombres en el camino, sonrió, también eran hombres de Gilbert Burton, ahora ese tipo debía estar en shock revelada su traición.
—¡¿Dónde está mi hija?! —dijo bajando con rapidez del auto.
—Señor… —los hombres se miraron entre sí—. Buscamos en toda la mansión, ninguna niña estaba ahí.
Los ojos de Elon los miraron, horrorizados.
—¡¿Qué?! Los apuntó comuna pistola, los hombres chillaron, arrodillándose
—¡Señor, lo sentimos mucho! Pero, tenemos algo, algo que le puede servir.
Elon se detuvo.
—¿Algo que me puede servir? ¡Perdí a mi hija! ¿Qué me puede servir?
Uno de los hombres se levantó
—Venga a verlo, señor.
Elon se acercó a ellos, lentamente, abrieron la cajuela, y lo que sus ojos vieron fue tan impactante que los ojos de Elon
