Athina tenía la mirada cabizbaja, observó al hombre con preocupación.
—¿Estás muy molesto?
Phoenix no respondió nada, con el rostro severo, y los labios bien apretados. Condujo el auto, mientras Miry más tranquila veía caricaturas en la Tablet.
—Como pudiste arrastrar a esa mujer por la tierra, hasta llevarla al lago y empujarla, ¿Qué ejemplo le das a mi hija?
—¡Papi, ya no regañes a mami!
Phoenix se quedó callado. Era de noche, y Athina recordó que habían expulsado a Miry del colegio.
Dayne los seguía muy de cerca.
—Está bien, mira el lado positivo de las cosas.
Phoenix la miró de reojo.
—¿Qué?
—Podemos elegir un nuevo colegio para Miry, donde comience de nuevo, con mejores alumnos.
—¡Sí, papi! Yo quiero ir a cualquier lugar que mamita escoja.
Phoenix respiró profundo.
—¡De
