A primera vista, parecía una casa de campo cualquiera. Sin embargo, al pararse en la puerta y observarla, Salmon pudo ver que era más bien una escena de un mundo olvidado, congelada. A través de la puerta, una habitación sencilla dominada por una gran mesa con sillas de respaldo roto dispuestas desordenadamente por todos lados. Una chimenea fría y vacía, armarios abiertos que se colgaban de bisagras oxidadas, suelo de tierra barrido con paja, ventanas diminutas, las paredes agrietadas y desmoronadas, grandes trozos de mazorca al d*********o. Y, por encima de todo, el olor a humedad. En otro tiempo podría haber sido acogedora, pero en este estado deplorable, abandonada con el viento gimiendo a través de las grietas, y las gotas de lluvia filtrándose desde el techo, no era un lugar para qued