IX

1051 Words
—Mi piel, mi aroma, mi corazón, todo es tuyo...— sonrió .— ¿Lu, me amas como hace diez años?— él miró hacia el horizonte antes de sonreír una vez más.— Eres tan sincero, apuesto y soñador, te amo tanto.— respiró profundo.— ¿Sabes? Dicen que estás muerto.— se rió.— Pero, ¿Cómo podrías estar muerto si te estoy viendo? Sigues siendo el mismo, sigues estando tal y como te recuerdo, en cambio yo, he envejecido.— derramó unas lágrimas, las doncellas que vivían en el palacio lo miraron preocupadas ya que el Príncipe estaba hablando con un árbol.— Nuestro bebé está grande, debes verlo...— él juntó sus brazos mientras los mecía.—Shh, no hagas ruido, él puede despertarse y es muy ruidoso, te extrañó tanto cómo yo pero ahora estás aquí y no te volverás a ir.— empezó a agitarse, su respiración se volvió inestable, mientras que su rostro se volvía muy rojo.— ¡Mataré a quién quiera alejarte otra vez de mí! ¡No dejaré que te vayas! ¡Lujan debes estar conmigo, soy tu esposo, no puedes volver a dejarme!— él se desesperó y las doncellas empezaron a gritar por los guardias pero tuvieron que agachar la cabeza cuando el Rey fué quién llegó a controlar a su hermano, Chan desvío sus golpes y patadas antes de llegar a él y llevárselo para que le den su medicina que era un somnífero hecho a base de Flor de Lúpulo.— ¡Suéltame! ¡Lujan se está yendo! ¡Luhaaaaaan!— lloraba a mares ya que el Lujan de su mente se estaba alejando. :::¥::: —¿Cuántos días se quedará en Goguryeo?— el capitán le preguntó para ver cuántas provisiones ordenaría a empacar. —Una semana, no me quedaré mucho, ese Rey es un ignorante, en definitiva, nunca debió ser quién llegase al trono. —Tras la muerte de Lujan todo cambio, todos supimos que Jin convertiría su Reino en un campo de bufones. —Sí, Lujan nunca debió ser quién muriese, lamentablemente, así es cómo una persona llega al poder, derrocando a su rival. "Promete que nunca dirás nada, p—promételo." — En fin, él ahora está en otro lugar, muy allá de lo que podríamos soñar a llegar. —Iré a ver a Minhyung cuando regrese partiremos.— Jong Dae asintió y Chan se dirigió hacia el largo pasadizo que lo conectaba con el otro lado del palacio, uno más alejado, un lugar dónde únicamente viven mujeres y niños, Chan creyó que aquello era lo mejor, tanto para Minhyung como para Min Seok, su sobrino no debía ver lo mal que estaba su "madre". —Rey Chan.— la más mayor de todas mencionó y las demás mujeres agacharon la cabeza hacia su rey haciendo que los niños también lo hicieran, Minhyung al ver aquello también lo hizo pero Chan se acercó a él antes de poner una mano sobre su cabeza. —No, tú no debes hacer eso, ¿De acuerdo?—mencionó con voz potente y el pequeño asintió.—¿Cómo estás?— le preguntó al niño de ocho años, él era un niño callado pero eso sí, muy observador y meticuloso. —El capitán Jong Dae dijo que no podía ver a mi "madre".— mencionó con los hombros caídos.— Sólo me deja verlo cuándo está durmiendo.— estaba triste pero aquello cambió cuando decidió pedírselo a su tío.— ¡¿Tío, me llevas a verlo?!— preguntó emocionado. —Él ha salido fuera de Palacio.— y así, poco a poco la expresión del pequeño volvió a hacerse sombría, por lo que Chan debió encontrar algo que levantara el ánimo de su sobrino.— ¿Quieres que te cuente una historia?— Minhyung negó.— Es una muy buena.— le sonrió llamando la atención de su sobrino.— Es la historia del Príncipe H y el Príncipe M.— el pequeño lo miró a la expectativa.— Hace mucho tiempo, unos Príncipes de diferentes reinos se conocieron, ambos eran muy solemnes, los dos amaban a sus pueblos, un día, el destino los puso en sus caminos, el príncipe H se enamoró inmediatamente de la penetrante e inusual mirada del Príncipe M, se quedó prendado de aquellos ojos color chocolate. —¡Mi "madre" también tiene los ojos color chocolate!— Chan asintió desordenando el cabello de su sobrino. —Exacto...— Y así, siguió contándole al pequeño la historia del príncipe H y el Príncipe M, tal y como alguna vez hace mucho Lujan se lo había contado. 》》—Ordenaré a mis tropas que vayan contigo.— Chan declaró antes de que Lujan partiera, el príncipe de Goguryeo besó a su hijo de tres añitos y lo abrazó fuertemente. —No, ésta es una batalla entre Jin y yo, sólo cuida de Min Seok y mi hijo, sólo haz eso por mí.— se lo pidió, Lujan habló con Min Seok para luego dejarlo en los brazos de Chan, se subió en Kazuma y se marchó tan sólo escuchando los gritos desesperados de su esposo. —Rey... —Síguelo.— Chan le ordenó a Jong Dae.》》 :::¥::: Reino de Goguryeo. —¡No quiero!— Baek arrojó la comida que le estaban dando. —El rey ordenó que se lo comiera todo.— habló una mujer de edad avanzada. —¡No me obligará, él no es el Rey, es un asesino!— salió pisoteando furioso de su alcoba hacia dónde estaba el Rey. Jin bufó y alzó la cabeza autoritario cuando vió al Príncipe llegar.— ¿Que quieres?— dijo altanero. —¡Que me dejes en paz!— Baek gritó rojo de la rabia antes de caminar hacia la enorme estatua que había en el lugar, un regalo muy preciado por Jin. —¡No te atrevas!— Baek lo ignoró y segundos más tarde únicamente quedaban los pedazos de la estatua en el suelo hecho trizas.— ¡Baeknnnn!— gritó exasperado, Jin se creía el todopoderoso pero para su infortunio, para su desgracia, al único que no podía controlar era a Baek, quién era intocable, por el simple hecho de ser un elegido.      
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