Seis meses después...
Tan solo eran ellos dos, Min Seok traía sobre su cabello una corona de flores hechas para él por las mujeres que vivían en aquel templo, llevaba una túnica sencilla con diversos diseños de peonias y fénix bordados simbolizando sus deseos tradicionales de prosperidad y descendencia, no le importaba casarse vistiendo prendas muy ajenas a las de un príncipe, lo único que él buscaba era un futuro lleno de dicha al lado de Lujan, Jong Dae le había dicho que no lo hiciera cuando se lo consultó, que esperara a que las cosas se solucionaran en Bakje para hacerlo pero él no lo escuchó, por lo que en estos momentos, estaba a punto de dar un paso importante dentro de su vida, porque sabe y está seguro que Lujan es el indicado, porque sabe que Lujan es único, lo ama tanto que le entregará su vida entera, ya que, una vez que lo hagan, una vez que se casen, no habrá vuelta atrás y no es cómo si quisieran que lo haya.
Los tambores resonaron en todo su esplendor anunciando la entrada de los novios, ambos por cada lado de la sala, tratando de seguir en lo posible los tradicionales rituales de su cultura, sin embargo, no podían hacer mucho, ya que no tenían la bendición de sus padres o pueblo en el caso de Min Seok, pero para ambos, lo único que importa en este momento es el gran amor que se tienen, el monje que los casaría les pidió que se miraran y cuando sus miradas se cruzaron, los dos sabían que lo que hacían estaba bien, que era lo correcto, las mujeres rápidamente pusieron dos cuencos con agua frente suyo para que se lavasen las manos ya que aquello simbolizaba que estaban limpios en cuerpo y mente, que eran sinceros, hicieron sus votos siguiendo el Kunbere antes de hacer una reverencia mutuamente frente al altar cómo símbolo de respeto, ambos eran Príncipes, Lujan también lo era aunque aún no se lo dijera a su futuro esposo ya que decidió ser discreto en aquello al fin y al cabo, nadie de su Reino lo ha buscado por lo que en estos momentos, más parece un desterrado que un príncipe pero y a pesar de ello, sus tradiciones siempre estarán primero ya que si no los siguen, temen no obtener bendiciones para su futura vida de casados.
Los tambores y cánticos de las mujeres continuaron acompañándolos, acompañando a dos jóvenes que acababan de casarse y ahora sellaban su amor con un profundo beso, porque tan sólo, en aquel momento, importaban ellos dos, porque sabían que era lo correcto, porque se amaban con mucha intensidad, porque querían estar juntos para siempre.
En el lado este de Silau...
—El Príncipe Chan ha crecido mucho.— Minho lo miró e inclusive se midió con el pequeño, no tan pequeño, hace dos meses cumplió nueve y con las enseñanzas de Lujan así como las de Jong Dae se ha convertido en un pequeño guerrero aunque ante los ojos de Min Seok siempre será su pequeño hermano.
—Y no sólo de altura, sino también de aquí...— dió tres toques a su cabeza.— Es inteligente.
—No hay duda que es el futuro rey.— Jong Dae asintió mientras sonreía.—¿Y Min Seok?
—Príncipe...— Lo miró duramente, a pesar de su situación, Minho debía saber su posición.—No olvides que él es un príncipe.
—Lo siento.— agachó la mirada.
—¿Cómo andan las cosas en Bakje? ¿Hiciste lo que te pedí?— Minho asintió antes de sacar un pergamino muy bien enrollado.
—Logré sobornar a la cuarta parte de los ministros y allí está la prueba.— Jong Dae abrió el pergamino que tenía diez nombres, cada uno con su respectivo sello al lado.— ellos han dado su palabra de estar junto a los Príncipes cuando el momento llegue, no te preocupes, que los demás también lo estarán ya que todos tienen un pasado oscuro y lo sabré por lo que en menos de lo que te imagines, los tendremos a todos de nuestro lado, sólo dame un poco más de tiempo.— él miró a ambos lados para verificar de que no hubiera nadie sospechoso y que no lo estuvieran siguiendo si aquello era el caso.
—Debes hacerlo rápido, estoy seguro que el primer Ministro ya mandó a cambiar todo el Palacio, es un maldito, luego de todo el apoyo que le dió el Rey, se atreve a darle tremendo puñal en la espalda.
—Pero pronto lo pagará, nada dura para siempre capitán, sólo tenemos que esperar.
—Lo haremos.
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—Te amo.— aspiró el aroma de su cabello, Lujan acarició el contorno del cuerpo de Min Seok antes de besarlo.— Gracias por estar conmigo, ahora y por aceptar estarlo para siempre.
—También te amo, mi amor.— se besaron y abrazaron por debajo de los cobertores que por esa noche pidieron prestado, Jong Dae había llevado a Chan al pueblo que estaba a unas dos horas del lugar dónde se encontraban y dijo que regresaría al día siguiente por lo que ellos aprovecharon aquel momento para cometer la mejor locura de todas, para casarse como lo hicieron.— Soy muy feliz.— juntó sus frentes.
—Ahora eres mío por siempre, cuándo Jong Dae regrese se lo diré y espero que no me corte el cuello por quitarle al príncipe de Bakje.— se rió un tanto.
—Ya te dije que para ti no soy un príncipe, para ti soy simplemente Min Seok.— mencionó alzando su mano y acariciando el cabello de Lujan mientras se miraban fijamente a los ojos.— A veces no quisiera volver, a veces me gustaría vivir una vida tranquila de campesino junto a Chan y a ti, sembrando arroz.—se rieron a pesar de saber que aquello era verdad, que así las cosas serían más fáciles.
— Lo sé pero, debemos llevar a Chan a ocupar el lugar que le corresponde, ¿De acuerdo?,Ya después, nos iremos juntos de este lugar.— sujetó la mano de su ahora esposo y lo besó pasando su lengua por aquellos colorados nudillos.— Te amo.— mencionó una última vez antes de atacar sus labios y subirse sobre el cuerpo del más bajo, besó todo su rostro con amor y delicadeza, le encantaba sentirlo, amaba cuando lograba sonrojar sus mejillas con su simple tacto, amaba todo de Min Seok, amaba sus rabietas y etapas de "luna", es como había denominado a sus enojos ya que él consideraba a los elegidos como soles felices así como hermosas flores y como cuando el más bajo se ponía a gritar nadie lo paraba, pues aquello era lo opuesto a un tierno sol por lo que empezó a llamarlo "Luna Crispada" de vez en cuando.
Sus ropas fueron desapareciendo de sus pieles mientras la temperatura aumentaba en aquel estrecho espacio, Lujan era suave en sus roces, era suave en sus movimientos, incluso cuando tomó cuidado al rociar una gran cantidad de aceite aromático en su ya muy endurecido m*****o así como en la entrada de su ahora esposo sin atreverse a meter sus dedos ya que aquello era considerado una falta de respeto, por lo que lo besó mientras lentamente lo penetraba, Min Seok se quejó, incluso gritó del dolor pero aquellos sollozos fueron cesando al acostumbrarse, Lujan empezó un lento vaivén con sus caderas viendo todas las expresiones en el rostro de Min Seok, el cual estaba muy rojo por las múltiples sensaciones nuevas que sentía, era su primera vez, la primera vez que sentía aquella clase de atención, la cual, poco a poco se fué convirtiendo en un deseo ardiente y fogoso, en un deseo que le hacía pedir por más y enredar las piernas por detrás de la cintura del más alto quién empujó con mucha fuerza en su interior encontrando en primera instancia aquel punto enloquecedor, Lujan besó su marca dejando una nueva sobre ella mientras Min Seok besaba las marcas de batalla que el ciervo tenía en su piel, y así, en medio de besos y embestidas apasionadas, Min Seok alcanzó el máximo clímax mientras que Lujan sintió su orgasmo cegar su cordura al c******e en el interior de Min Seok, al c******e en el interior de su esposo, al c******e en el interior de un elegido, Lujan sabía muy bien lo que aquello significaba, sabía que Min Seok se volvería dependiente de él porque cuando un elegido es tomado, aquel hombre que lo toma, se vuelve el agua de aquellos seres que han nacido para albergar vidas brillantes en sus vientres, era como una necesidad, una necesidad que no les permitiría vivir separados, al menos no, para el pequeño hijo del sol, al menos no, para Min Seok.