AMANDA
No puedo creerlo. Después de tanto tiempo, mi… no sé si llamarlo padre o el señor Green, me está llamando.
—¿Qué quieres? —le contesto de la mejor forma, sin parecer sentimental, aunque en el fondo podía sentir cómo mi corazón latía más fuerte.
—Hija, sé que debes tener odio hacia mí, pero entiéndeme, no tenía otra alternativa. Lo he pensado bien y necesito que volvamos a construir la relación que perdimos hace muchos años —tosí. Esas palabras siempre quise escucharlas, pero el tiempo se encargó de hacerme fuerte, más de lo que ellos pensaban.
—Creo que es demasiado tarde, señor Green, tuvo su oportunidad, pero no la aprovechó, lo siento —mi padre sollozó un poco. ¿Estaba triste?
—No me digas eso, Amanda, eres mi última esperanza. Incluso los doctores me dijeron que no me qued
