AMANDA
—Nos vemos por la tarde —le digo a Liam, bajándome del coche.
—Espera, quiero acompañarte —me dice, también bajándose. Lo miro como si se hubiera vuelto loco. Liam no me deja ni a sol ni a sombra. Es increíble.
—Liam, por favor... me tratas como si fuera una niña chiquita.
—Por favor, Amanda, sé cómo te miraba Andrew ese día en el hospital. Lo conozco y sé que le gustaste.
—¿Y eso qué?
—Necesito asegurarme de que no estará acosándote todo el tiempo. Le haré saber que estás conmigo.
—¿Que estoy contigo? —me crucé de brazos, escaneándolo—. ¿De qué forma? Porque, que yo sepa, solo tendré un bebé tuyo, más nada.
Liam se acercó peligrosamente a mí, me tomó de la cara y me analizó. Sentí nervios cuando su piel rozó la mía. Mi corazón empezó a acelerarse. ¿Qué está pasando?
—¿De q
