LIAM
Amanda es demasiado testaruda. No puedo creer que siga con la tonta idea de que quiere trabajar. Tengo que hacer algo para que eso no pase. Mientras ella desayuna tranquilamente, le mando un mensaje a Andrew.
"Vamos a tomarnos un trago por la noche."
Pasaron unos segundos hasta que me respondió:
"Perfecto, me mandas la dirección."
—Terminé, nos podemos ir —anunció Amanda.
—¿Te tomaste todo el jugo? —quise saber, solo se había tomado la mitad—. Anda, todavía tienes.
—Liam, no soy una niña chiquita a la que puedes mangonear así. Estoy muy llena. Ya no me cabe más —dijo ella en tono de reproche.
—Es por el bebé, Amanda; si no fuera por eso no estaría insistiendo tanto, se supone que estás aquí por una razón, ¿no? Parece que ya lo olvidaste.
—Ya lo sé, créeme que no es necesario
