CAPÍTULO VI Sara caminó a toda prisa, con cierta actitud desafiante, por el ser-clero de la Casa Dower que conducía al camino principal. Había tenido otra de las prolongadas y desagradables discusiones con Cynthia, sobre un tema que se había convertido en motivo diario de disgusto para ambas, Sara insistía en conocer Birch Vale y ser presentada a Robert Shelford, mientras que Cynthia se negaba con obstinación a complacerla. Todos los argumentos de Sara no habían logrado convencerla y sus diferencias de opiniones al respecto habían terminado por crear una desagradable atmósfera de tensión. La verdad era que Sara empezaba a aburrirse de la vida tranquila y comprendía que, si las cosas seguían así, tendría que regresar a Londres, lo que significaba vender sus joyas para sobrevivir. Y, c