CAPÍTULO III Cuando Cynthia surgió de la sombra de los árboles y los arbustos, al jardín bañado de sol, vio de pie, en los escalones que conducían a la puerta del frente, la figura de un hombre. Por un momento titubeó. Desde que había llegado a la Casa Dower había rehuido a la gente. A propósito, evitó a muchos de sus viejos amigos y conocidos de los alrededores; dejó sin contestar cartas y notas, así como llamadas telefónicas, y se encerró en su habitación cuando vio acercarse a alguien a la casa. No lograba sobreponerse aún a su agotamiento nervioso y sentía que el ver viejos amigos resucitaría muchos de los recuerdos que pertenecían al pasado, a un pasado que por el momento no tenía valor para enfrentar. ¿Debía seguir adelante, o retroceder y ocultarse? Mientras trataba de decidirl