CAPÍTULO II Cynthia echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. El sol le daba de lleno en la cara. Era un sol aún tibio que penetraba Cynthia través de la ventana con vidrios en forma de diamante. Se sentía cansada, pero era un cansancio muy diferente al agotamiento abrumador y total que la había asediado en los últimos seis meses. En ocasiones se sentía tan fatigada, Que con frecuencia deseaba morir para encontrar alivio de su propia carga. A pesar del cansancio, no le había sido fácil conciliar el sueño en esos días y permanecía despierta largas horas, torturada por sus recuerdos, o por sueños en que se mezclaban la realidad y la fantasía. Ahora, en la Casa Dower, sus noches eran distintas, dormía desde el momento en que apoyaba la cabeza en la almohada, hasta ser despertada por Gr