CAPÍTULO XVIII Como si no fueran suficientes los problemas que planteaban para Cynthia el desafío de Micaela, la actitud triunfante de Arthur y la reprimida de Robert, que parecía ser otro hombre, Sara regresó. Al recibir su telegrama, sólo media hora antes de su llegada a la estación, Cynthia exclamó, sin meditar sus palabras: —¡Esto es demasiado... no puede venir en estos momentos! —¿Quién no puede venir, señorita?— preguntó Grace, que le había entregado el telegrama. Cynthia se dio cuenta de su indiscreción involuntaria, pero era demasiado tarde para retirar sus palabras. —La señora Eastwood viene a quedarse— explicó, extendiendo el telegrama a Grace. Grace lo leyó con lentitud, acercándoselo a sus ojos ya cortos de vista. “Llego a las tres esta tarde. Espero te alegres de verme.