CAPÍTULO XVII Cynthia recordaría siempre como el “terrible agosto” al mes que se siguió. Toda su vida iba a recordar la desventura y las dificultades de ese mes, en que hasta el sol parecía opacarse por un velo y una nube casi tangible pendía sobre Birch Vale. Desde el momento en que Robert y Micaela la recogieron en el automóvil, comprendió que las cosas iban a ser difíciles hasta la desesperación. No supo lo que se habían dicho padre e hija, pero el rostro de Micaela no tenía un ápice de color y sus ojos eran pozos profundos de sufrimiento. Robert mostraba una expresión reveladora del esfuerzo casi sobrehumano que hacía para controlar sus sentimientos. Todo el recorrido hasta Birch Vale fue en silencio y más de una vez Cynthia sintió el loco impulso de pedir a Robert que detuviera el