CAPÍTULO 2

2042 Words
MALAS DECISIONES II” Mi piel se eriza, me volteo para descubrir que no era el rubio de hace rato. Era un chico de unos 24 o 25 años, de pelo n***o azabache y ojos verde oliva. Tenía barba de unos días y su sonrisa torcida hizo que moje mi braga. Era un adonis, parecía un modelo de revista, de esas donde aparecen modelando solo unos boxer ajustados, sin darme cuenta bajo mi vista a su entrepierna imaginándomelo así, solo para mi. El parece darse cuenta de lo que pienso porque enseguida habla —Puedo mostrarte lo qué hay ahí abajo—. Dice De pronto, cómo si un demonio se apoderada de mi, salto a su cuello. La necesidad de sentir sus carnoso y apetecibles labios me ganaron. El posa una de sus manos en mi espalda baja y la otra en mi nuca profundizando el beso. . . [Narra el desconocido] Estoy controlando que todo esté bajo control, era la inauguración de mi nuevo club en Los Ángeles. Voy a la sala de control, uno de los guardias me llamo para avisarme que detuvieron a un fulano que intento vender cocaina en mi propiedad. Hay que estar loco si creen que puede entrar a uno de mis clubes a vender esa porquería. Luego de desechar al muchachito, le exijo a Carlos, el jefe de seguridad, que le advierta a los gorilas que si vuelvo a ver que alguien entra con cualquier tipo de sustancia estará despedido. Me quedo observando las cámaras por un rato mientras Carlos va a hacer lo que le pedí y de pronto me quedo hipnotizado al ver a dos chicas bailando, parecen de 20/22 años. Ambas son muy bellas pero la de vestido n***o me llama demasiado la atención. Estoy un rato mirándola hasta que veo que un rubio idiota se acerca a ella, le habla al oído y no se porque motivo siento que la sangre me hierve. Después de hablar el la besa —¡maldita sea! Tiene novio.- pienso molesto. Pero me alegro al ver que otro muchachito se acerca a ellos y se lleva al rubio insulso. No pierdo más tiempo y voy a buscarla. La necesito en mi cama. Camino entre la gente hasta encontrarla en el mismo lugar donde la divise en las cámaras y debo admitir que no le hace justicia. Su pequeño cuerpo, su estrecha cintura y esas piernas largas y esbeltas. No aguanto más y la abrazo desde atrás y no se queja, al contrario, empieza a mover su redondo y perfecto culo sobre mi m*****o provocando que se altere. Corro su cabello y empiezo a besar su cuello, llego a si oreja y muerdo sensualmente su lóbulo. —decime por favor que el rubio insulso de hace rato no era tu novio Ella voltea alarmada y me mira fijo. Definitivamente creyó que era ese idiota ¿Acaso no noto la diferencia de nuestros cuerpos? Sigue mirándome de arriba a bajo hasta que se detiene en mi entrepierna y noto deseo en sus ojos. —Puedo mostrarte lo qué hay ahí abajo—. Digo algo excitado. Sin preverlo, se lanza encima mío y empieza a besarme. ¡Dios! Sus labios son tan suaves. Sigo con el beso algo desesperado, realmente la quiero en mi cama —Si quieres podemos ir a un lugar más privado— sugiero sin apartar mis labios de los suyos. Se separa de mi y asiente levemente confirmando que también lo quiere. La tomo de la mano para llevarla a la salida y me frena, cuando pienso que se arrepintió me dice que irá a buscar sus cosas. Minutos después estamos en mi auto, la subo al asiento de copiloto y le abrochó el cinturón de seguridad, ella aprovecha y me besa. Rápidamente subo frente al volante y conduzco a mi departamento. Prende la radio y empieza a cantar la canción que suena, es una mujer sensual. Es lo único que puedo pensar. Llegamos a mi casa y subimos hasta mi piso. Seguimos besándonos mientras camino con ella pegada a mi cuerpo hasta mi habitación, comienzo a bajar el cierre de su vestido y ella comienza a desabotonar mi camisa. Su vestido cae suavemente por sus piernas dejando al descubierto su perfecto cuerpo, cubierto solo por un sostén de encaje n***o y una pequeña tanga a juego. Termino de sacar mi camisa y la tiro por algún lado de la habitación, se acerca y acaricia mi torso desnudo, la recuesto en la cama y voy dejando un camino de besos desde su cuello hasta sus pechos, los muerdo sobre la tela y ella arquea su cuerpo pegándose más a mi, termino por sacar el sostén que me estorba y comienzo mi batalla con uno de sus pechos, muerdo chupo y lamo uno de sus pezones mientras masajeo el otro con mi mano libre, la escucho jadear, lo que me excita mas. bajo por su abdomen y sacó la única pieza que tiene sobre su perfecto cuerpo, me acerco a su monte de Venus perfectamente depilado y dejo besos húmedos hasta llegar a su entrada, está tan húmeda y lista para recibirme. Con ayuda de mis dedos separo sus pliegues e introduzco mi lengua probando su jugo y dios, podría acostumbrarme a esto, es deliciosa y sus gemidos son música para mis oídos. Subo a su c******s, lo lamo, chupo y succiono haciendo que gima con mas fuerza. Introduzco un dedo en su v****a haciendo que rápidamente llegue a un orgasmo. Me pongo de pie y saco mis pantalones haciendo que mis bóxer se vayan con el. Busco en la mesa de luz un condon y me lo coloco. Me trepo sobre ella y la beso, estoy tan excitado que no espero más para hundirme en ella y lo hago, haciendo que grite y cierre sus ojos mientras aprieta sus labios. —¡mierda! ¿Eres Virgen? — preguntó jadeando —lo..lo e.era —dice con la respiración acelerada —¿quieres que pare? —n.no. Si.sigue por favor. Y sin más término de introducir mi m*****o erecto completamente en ella, me quedo por unos segundo quieto para que se acostumbre a mi. Una vez siento que se acostumbra empiezo lentamente con el vaivén del placer, entro y salgo de ella y joder, se siente tan bien. La escucho gemir de placer y su cara de dolor fue remplazada por una de satisfacción y placer. Está tan apretada que no aguanto más y me vengo dentro de ella. —ahhh dios, esto.. es delicioso.. —dice cuando salgo de su v****a. Tiro el condon usado y me acomodo a su lado. Ella se sube sobre mi y comienza a besarme mientras se friega sobre mi pene que rápidamente vuelve a quedar duro como una piedra. con su mano lo acomoda nuevamente en su entrada y lentamente lo introduce empezando así otra ronda de jadeos y gemidos. Quien diría que una Virgen supiese como dar tanto placer en su primera vez. La ayudó con los movimientos hasta quedar extasiados. . . [en la mañana] [Sarah] me despierto con un dolor de cabeza infernal y todo mi cuerpo duele, abro lentamente los ojos tratando de acostumbrarme a la luz del día. «Es la última vez que tomo» pienso. Cuando por fin abro mis ojos noto que no estoy en mi casa ni en la de Laura, volteo a mi lado y veo el cuerpo de un hombre desnudo «mierda mierda y más mierda» maldigo en mi interior. Levantó las sábanas para confirmar algo que ya sabia, pero aún así necesitaba comprobarlo con mis propios ojos. —¡joder!— susurró desesperada. Me levanto con cuidado para no despertar al tipo que tengo alado, busco mi ropa, me pongo mi vestido, busco mi teléfono y mi cartera y salgo como alma que lleva el diablo. Salgo del edificio y paro un taxi. —A donde señorita— pregunta el taxista «mierda, no puedo ir a mi casa así, mis padres me mataran»— al parque central, por favor. Decido ir al parque mientras me comunico con Laura. Su casa queda cerca del parque, si esta allí solo voy caminando. —amiga ¿donde estás? — me contesta al segundo tono —Laura ¿estas en tu casa? — preguntó ansiosa —si, estoy aquí. —de acuerdo. Voy para allá. —constató y cuelgo la llamada. Le doy la dirección de la casa de mi amiga al taxista ya que prefiero ir directo a su casa, no puedo andar por la calle a plana luz del día con este aspecto. Además apenas puedo caminar del dolor que siento en mi entrepierna. 10 minutos después llegó, le pagó la tarifa y me bajo. Antes de golpear la puerta, está se abre dejando ver a una Laura muy preocupada —donde carajo te has metido— pregunta alterada — primero déjame pasar y luego te cuento. —claro— se hace a un lado y me deja pasar.— amiga, me tenías muy preocupada, volví con las bebida y ya no estabas ¡te busque por todos lados! —lamentó eso. Realmente no sabía lo que hacía! —bueno, cuéntame ¿donde te metiste? Porque pregunte y me dijeron que te vieron saliendo con un hombre, pero no era con el rubio guapo, porque el también te estaba buscando.—no para de hablar. —te contaré todo, pero primero déjame dar una ducha, apesto a alcohol. El taxista casi muere con las arcadas que le producía — digo avergonzada mientras mi amiga se ríe. —claro, ve al baño y yo te busco algo de ropa, porque la verdad si apestas— la golpeo en el brazo suavemente y me dirijo al baño. El agua caliente recorre mi cuerpo mientras estoy sentada en la bañera con las rodillas en mi pecho. Pequeños fragmentos de la noche anterior llegan a mi mente. «dios mío, cómo es que hice todas esas cosas» me avergüenzo por mis actos. Le entregue mi virginidad a un hombre que no conocía y no solo eso, sino que tuvimos sexo cuatro veces. Mi cuerpo y mi entrepierna duele, aunque no voy a negar que me gusto, lo disfrute. Termino de bañarme y me pongo un jean y una camiseta que me presto mi amiga, con unas converse, salgo del baño y Laura me mira de arriba a bajo, lo que me pone muy nerviosa. —¿que te pasa?— pregunta curiosa —na.nada— respondo nerviosa —pues déjame decirte que caminas raro parece que..—se calla en medio de la oración— ¡OH POR DIOS! —grita — TUVISTE SEXO —shhhh baja la voz que te escucharán los vecinos. —cuéntame todo YA — dice eufórica —¿que quieres que te diga? Tuve mi primera vez con un desconocido, que realmente está como quiere y seguramente no lo voy a volver a ver en mi vida. —¿y como fue? ¿Te gusto? ¿Te trato bien? ¿Como lo hace? — ataca con una llovía de preguntas —increíble. Me encanto. La primera vez fue delicado aunque me dolió bastante. Y lo hace delicioso. Aunque no tengo con qué compararlo — respondo a cada una de sus preguntas y siento mis mejillas arder. —¿la primera vez? ¿Cuantas veces lo hicieron?—pregunta ahora sorprendida —no lo sé, no lo recuerdo. Cuatro… cinco tal vez. —¡oh por Dios! Mi amiga resultó ser toda una ninfomana— se ríe —¡Laura! — la regaño. —¿y como se llama? Así lo buscamos por redes, quiero saber quien es el galán que se quedo con la virginidad de mi amiga. —ese es el problema, no lo conozco ni se su nombre. —no importa, el próximo fin de semana iremos de nuevo al club y si lo vemos me lo presentas. —¡estás loca! No pienso pisar otra vez ese club. Luego de hablar por un rato, desayunamos y yo me dirigí a mi casa. Genial, tendré que ver a mi hermana llorando y pidiéndome perdón por ser una maldita zorra que se burló de mi a mis espaldas.
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