CAPÍTULO TRECE
Cenaron temprano, pero Avery no pudo tragarse la mayor parte de su sándwich, debido a los nervios que aún parecían caóticos por el susto que había pasado detrás del contenedor de basura. Mientras comían le dijo a Rose lo que había sucedido, pero solo porque ella sabía que tendría que contárselo a Connelly. Dudaba que eso lo convencería y también sabía que estaría muy molesto por dejarlo ir. Sin embargo, supuso que podría disfrazar la verdad un poco.
“Mamá, no estás a salvo”, dijo Rose después de que Avery describió los acontecimientos detrás de su edificio. “Él sabía dónde estabas. Te estaba siguiendo. Todo se está yendo de las manos”.
Aunque Rose estaba exagerando las cosas un poco, Avery sabía que no estaba muy alejada de la realidad. Tenía la atención dividida entre es
