CAPÍTULO DOCE
Sentía pánico, pero logró mantenerlo a raya.
“Buena chica, Avery”, dijo Howard.
Sus narices estaban prácticamente tocándose y cuando lo miró a los ojos, vio amor y afecto en ellos.
“Discúlpame por haber sido tan escurridizo”, dijo. “Y rudo. Pero creo que entiendes por qué tuve que hacerlo. Ahora... antes de que quite la mano de tu boca y la rodilla de tu pecho, quiero hacerte dos preguntas. En primer lugar... ¿Temes que vaya a matarte ahora mismo?”.
Ella se sorprendió al descubrir que podía responder “no” sin dificultad. Negó con la cabeza despacito.
“Eso es correcto”, dijo. “¿Crees que te violaré?”.
Una vez más, ella negó con la cabeza. La idea de que Howard Randall pudiera tener un interés s****l en ella o en cualquier otra persona era extraña dado lo que sabía.
“Ex
