—¡Responde, Mackenzie! ¿A dónde ibas?
—¡Al concierto! Bien, voy al concierto y no vas a detenerme — intentó irse, pero Andrew la detuvo, tomando su mano con fuerza
—¡Estás loca! No irás, lo deje claro.
—¡No me dices que hacer! Puede ser que haya aceptado ser tu esposa, pero no tu esclava, tengo vida propia, haré lo que me plazca, o si no…
—¿O si no qué?
—O si no, le diré a todo el mundo sobre la farsa.
—¡No te atreverías! —aseveró casi riendo
—Le diré a tu abuela que tienes a tu amante en casa, y que yo creí en tu amor, puedes decir lo que quieras, pero ella me creerá a mí y lo sabes —Andrew arrugó el gesto, consternado, ahora la pequeña Mackenzie le parecía demasiado astuta, alzó las cejas incrédulo
—¿Serías capaz de algo tan bajo?
—¡Estoy cansada! Tú obtienes la diversión, tiene
