Al llegar a Lorf iban a hospedarse en la villa que Lady Agatha poseía justo frente al mar, para esos momentos Mackenzie se había dormido, recargándose en el hombro del Lord, quien con amabilidad había pasado su brazo para permitir que se recostara sobre sus piernas, no era la mejor postura para una dama, pero evitaba golpear su cabeza en cada bache del camino. Andrew tenía una vista privilegiada del rostro de la chica, sus rasgos eran delicados, afilados, con pómulos sobresalientes, era bonita, pero más que eso, sabía de mujer bellísimas, Mackenzie tenía la belleza de la juventud y de la inocencia, de la libertad y la naturalidad. Por un segundo miró sus labios, se acercó despacio, guiándose por un impulso desconocido que lo arrastraba, pero el auto se detuvo, deteniendo también su actua