Miro mi cuello en el baño del aeropuerto y está pintado con los dedos de Maximiliano, en mi maleta no traje un pañuelo, pero afortunadamente traje maquillaje, lo sacó y lo maquillo no quiero que Alberto me vea así.
Bien creo que está cubierto, pongo la cosmetiquera en la maleta y la cierro, la levanto y salgo del baño, Lucia me dijo que vendría por mí y sinceramente aquí el ambiente está más tranquilo no hay muchas personas interesadas en mí.
Me fijo en las personas y alcanzó a mirar unos ojitos que reconocería en cualquier parte, parece mentira, pero lo estoy mirando y veo a mi esposa.
Su sonrisa se hace más grande cuando me mira, cuánto creció, está tan alto y solo tiene 8 años, sale corriendo y yo apresuro el paso para llegar con él cuanto antes, salta a mis brazos como si fuera un bebe, aún es un bebe para mí y para mi esposa aunque este gigante siempre será nuestro bebe.
—¡Mami, mami, mami!— me dice llorando
—Mi niño, mi bebe como te extrañe— Lucia agarra mi maleta
—Yo me la llevo, tú cárgalo— me dice Lucia
—Si— avanzamos y él está pegado a mí, no se despega —Estás tan grande mi niño.
—Y pesado— dice Lucia
—Tía— se queja —Mama dijo que debía de comer bien y es lo que hago además me encuentro en mi peso normal.
—Mama tiene razón— le digo
Aún no sabe, mi niño aún no sabe de su mamá murió y el hecho de que tengamos que decirle me mata, ¿cómo le diremos que su abuelita mató a su madre? No podemos dañar la imagen de su abuelita, aunque sea que lo haya hecho.
—Mami— me habla Alberto sacándome de mis pensamientos
—Si mi niño.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué te olvidamos?.
—Mmm digamos que ami me paso algo malo y tu mami me ayudo, pero a cambio el universo borró todo rastro de nosotras, haciendo que olvidáramos todo.
—¿También acabas de recordar?.
—No, tengo tiempo recordando.
—¿Entonces porque no viniste antes?.
—Pasaron muchas cosas, pero al final aquí estamos.
—La tía Atenea dijo que te casaste con mamá.
—Sí, ahora en la mañana me case con mama.
—¿Dónde está ella? ¿Por qué no vino a recogerte?.
—Alberto ya te dije que te diríamos cuando lleguemos a casa— dice Lucia
—Ok tía.
—¿Dónde está el pequeño Adán?— le preguntó a Lucía tratando de cambiar el tema
—Mis papás lo tienen, les dije que lo cuidaran y pues ellos encantados.
—¿Cuánto tiene ya?.
—Un año, pero es tremendo.
—Suelen ser así, bueno además los tiene en los genes.
Solo sonríe y conduce en silencio, cada vez que nos acercamos mi corazón duele y me siento nerviosa, temerosa , realmente no se como seguir el solo pisar la entrada me provocan ganas de llorar y desmoronarme.
No quiero ser fuerte quiero ser débil y vivir este duelo, pero el hombrecito que no me suelta me hace querer ser más fuerte, ella era fuerte yo tengo que serlo, tengo que serlo Matu tienes que ser fuerte.
Las miradas se postran inmediatamente y con solo verlas me dicen que es hora, hora de decirle todo, me siento con él en la sala donde todos se encuentran, Lucia toma lugar al lado de Morningstar y el lugar de Lilith queda vacío en la cabecera de la sala con un sillón rojo.
—Alberto, debemos hablar— le dice Morningstar serio
—Escucho— contestó igual de serio
—Tu mamá se casó— le dice Atenea
—Eso ya me lo dijiste— voltea a verme
—Sí, mama se casó— le digo sonriendo, una sonrisa que duele, pero necesito confirmarlo otra vez.
—Entonces es algo bueno, ¿Dónde está ella? Debemos de festejar.
—Alberto, el problema es que pasaron cosas, cosas que…
Atenea calla cuando siente que el llanto viene y mira a su madre con rencor.
—¿¡Cosas que!? ¿¡Que le paso a mamá!?— dice alterado y me mira —¿¡Que le paso!?.
—Mi niño— le digo y me quito los lentes dejando ver mis ojos llenos de lágrimas
—¿Mama murió?— tomo su carita —Dime ¿Mami murió?.
—Si— le digo ahogando las ganas de llorar.
Sus ojos se llenan de lágrimas y después se las limpia.
—Está bien, ya lo ha hecho varias veces, regresará— nos mira y Camila llora de golpe —¿Lo hará verdad?.
Como le digo que quiero decirle que si, para evitarle ese dolor, como quiero mentir mentirme con esa creencia que va a regresar, ni siquiera lo sé yo misma, pero sus ojos llenos de esperanza me miran y es algo que no quiero arruinar diciendo la verdad, pero tengo que hacerlo y la verdad es que no sabemos.
—No lo se, su cuerpo desapareció—le digo
—¿Cómo murió?— todos callamos nadie tiene el valor de decirle —Mami— me mira —Abuelos— mira a todos mirándolos mientras dice su nombre
—Lo siento mucho— le dice su padre
—¿Quién de ustedes fue?— mira a sus abuelos fijamente — ¿¡Quién fue la abuela o abuelo!?— grita con fuerza
—Alberto ellos…
—No soy tonto, tía— calla a Atenea —Pequeño si, tonto no, mi IQ es muy alto, además mama y yo leíamos todo juntos y el libro que leímos lo decía todo, quien puede matar a una diosa más que sus propios sus padres ¿Quién fue?— repite autoritario digno hijo de mi esposa
—Fui yo, fue un accidente puedo explicarlo— le dice Camila
—¿¡Por qué!? Todos sabemos que con nuestro entrenamiento no se mata por error, incluso mis hermanos saben y llevan poco entrenando ¿Por qué abuela? — pregunta, serio
—Alberto mi niño, no…— le digo
—Quiero saber— repite.
—La boda a la que tu mami iba fue a la mía y lo que paso fue la locura más necesaria que hemos hecho, yo iba a huir, al mismo tiempo ella interrumpió la boda y escapamos me convertí en una novia fugitiva.
Mama me trajo a casa, hoy registramos nuestro matrimonio y por eso hubo una discusión con tus abuelos, esa discusión llegó a mayores, tu abuelita me apunto con el arma, pero nunca se imaginó que estuviera cargada.
Tu mami miró y cuando tu abuelita disparo ella se atravesó, para protegerme, tu tío Mor trato de sacar la bala, pero estaba profunda perdía sangre y no alcanzaría ir al hospital, tu papá no estaba para sacarla, antes de morir me dio su ser, sus cualidades su esencia, pero escucha todo fue un error— le digo entre lágrimas
—Su peso, su balance con eso se puede saber que está cargada, además todos saben que las armas de aquí están cargadas, abuela tú sabías, tú me enseñaste eso— la mira con dolor y después baja la cabeza —Mama sabia desde que miro a la abuela apuntando a mama que iba a morir y aun asi lo hizo.
—Alberto— le digo
—No te culpo mami, no fue tu culpa, nuestras acciones y decisiones las hace uno, nadie más que uno mismo— mira a Camila —¿Querías matar a mami? ¿Por qué?.
—Porque hizo que mi hija cometiera locuras y se casó sin decirnos a nadie y no entendía asi quería usar algo que si le hiciera entender, pero la bala salió sin más.
—No entiendo sabes, a nadie le importa si es hombre o mujer, tú no los enseñaste abuela, no pensé que fueras homofóbica.
—Alberto respétala— le dice Abram
—Ella no respeto a mis madres, porque…
—¡Basta!— dice Abram golpeando la mesa callando de inmediato a Alberto
—¿Qué es eso del libro?— le pregunto
—Mama compro un libro antiguo y decía que si un padre atenta contra la vida de su hijo ocasiona su muerte sea poderoso o no, su cuerpo termina desapareciendo y extinguiéndose, tal vez no sabía que era verdad, pero sabía que si se atravesaba su muerte era segura y aun asi lo hizo.
—¿Dónde está el libro Alberto?— pregunta Samuel
—En la biblioteca de mama, iré a dormir— se levanta y se va
Es un niño y aun asi lo soporto mejor que yo, si al principio lloró, pero después se quedó callado, frío como si no tuviera ocho años, como si un adulto estuviera dentro de su cuerpo, uno que supo al instante que alguno de sus abuelos era culpable de la muerte de su madre.
Me mata verlo así, me recuerda a Lilith en su momento más duro, fría y enfrentando la situación aunque por dentro se esté muriendo, mi hijo está sufriendo, si siento que su mundo se derrumbó y lo está ocultando y el temor que algo le pase.