Entrando en su habitación, John contempló a su pareja sentándose en el medio de la cama con sus manos sobre su rostro.
—Oye... ¿Estás bien? —pregunto acercándose y sentándose frente a él.
Con delicadeza, apartó las pequeñas manos que cubrían su rostro, ocultándolo
Sam suspiró y siendo honesto, negó con su cabeza.
—No. Esto... Esto es mucho para mí —respondió cerrando sus ojos, disfrutando como aquellas grandes manos ahuecaban sus mejillas con ternura.
—Lo sé, eres alguien grandioso —halago acercando su rostro al de su pareja, moviendo su nariz tiernamente sobre la contraria, logrando una pequeña sonrisa entre dientes en su pareja.
—No soy grandioso —respondió abriendo sus ojos, observando a su pareja.
—Claro que sí —aseguró besando suavemente aquellos belfos, solo una ligera presión
