Capítulo 1

2229 Words
Bridget observó cómo su esposo se marchaba al trabajo. Hoy cumplían tres años de casados, y la mañana había sido un poco más movida de lo habitual. Andrew se había mostrado más proactivo que de costumbre, lo que hizo que la rubia pensará que finalmente él comenzaba a sentir algo más por ella, aparte de la simple obligación de ser su esposo. La sonrisa de felicidad no se borraba de su rostro. Aunque ciertas partes de su cuerpo se sentían incómodas, ya que el encuentro con su esposo había sido un tanto rudo, más de lo usual. Aun así, Bridget no dejaba de pensar en lo positivo. Andrew se estaba interesando más ella, lo podía sentir. Finalmente, luego de varios minutos, cuando ya no fue capaz de ver el auto plateado de su esposo desaparecer en el horizonte, se apartó de la ventana de cristal, la cual dejaba a la vista el increíble jardín que adornaba la casa. "Hoy será un gran día," pensó, alejando cualquier pensamiento negativo de su cabeza. Con esa convicción, se dirigió a la cocina, con la intención de prepararle una comida especial a Andrew y llevarla a su oficina para poder pasar más tiempo con él. Normalmente no se atrevía a importunar en el trabajo de su esposo, pero debido a que era una fecha especial, sabía que él no se irritaría por una visita sorpresa, y menos después de que se hubiera mostrado tan cercano e íntimo esa mañana. Bridget se ató el pelo en una coleta para que no le estorbara al momento de cocinar, y luego se colocó el mandil sobre su ropa. Sacó todo lo que necesitaba de la nevera y buscó un cuchillo antes de comenzar a picar en trozos pequeños los vegetales y la carne. Haría el plato favorito de Andrew, y una sonrisa se dibujó en su rostro al pensar en la posibilidad de que, finalmente, él se hubiera dado cuenta de los sentimientos que ella tenía por él. “Al fin,” pensó con esperanza. “Al fin podré tener el cariño y afecto de mi esposo.” Pasó gran parte de la mañana cocinando, preocupada por cada detalle. Quería que todo saliera perfecto. No quería que su día especial se arruinara. “Todo saldrá bien,” se repetía, como si fuera un mantra, mientras revisaba una y otra vez los ingredientes. Después de terminar de cocinar, Bridget decidió subir a su habitación para tomar una ducha. Al entrar, una leve tristeza la invadió al pensar en el tiempo que había estado conviviendo con su esposo y cómo aún no compartían la misma habitación. Suspiró, tratando de alejar ese sentimiento de desánimo, y paseó sus ojos azules por la habitación en un intento de animarse. —No puedo apresurarme… —susurró para sí misma. Se despojó de su ropa y se sumergió bajo el agua caliente de la ducha, permitiendo que el calor relajara sus músculos tensos. Cerró los ojos y dejó que sus pensamientos se sumergieran en los recuerdos de la mañana. La firmeza de Andrew, sus manos en su cuerpo… había sido más intenso de lo habitual, pero Bridget lo interpretó como una señal de que algo estaba cambiando. Él había sido más apasionado, menos distante. “Quizá…” Bridget dejó que el pensamiento flotará sin completarlo, temerosa de que si lo decía en voz alta, lo rompería. Salió de la ducha, se secó rápidamente y se vistió con un vestido sencillo pero elegante. Quería verse bien, pero no demasiado arreglada. No quería que Andrew pensara que había hecho un esfuerzo desmedido solo para verlo. Aunque deseaba tener la atención de su esposo, debía mantener su dignidad. "Tranquila y hermosa," se dijo a sí misma, observando su reflejo en el espejo mientras se aplicaba un toque de perfume. Con todo listo, Bridget empacó la comida cuidadosamente en una cesta de mimbre. Cada detalle era importante, desde la forma en que había doblado las servilletas hasta la pequeña botella de vino que había elegido para acompañar la comida. Siempre se había esforzado por hacer que su aniversario fuera algo memorable, sin embargo, en el fondo de su corazón había una intranquilidad que estremecía su alma. Antes de salir de la casa, se detuvo frente a la puerta, tomando una profunda respiración. Había algo en el aire, una mezcla de anticipación y miedo que no podía sacudirse. Pero no iba a dejar que esos pensamientos la detuvieran. Hoy era su aniversario, y no iba a dejar que nada arruinara el día. Hoy era un día único y haría que fuera inolvidable. Haría que su relación con su esposo avanzará. Sin embargo su mente apartó el hecho, de que para que eso fuera posible se necesitaba que los dos así lo desearan. *** El trayecto a la oficina de Andrew no fue largo, pero a Bridget le pareció una eternidad. Las calles de la ciudad pasaban como un borrón a través de la ventana del coche, mientras su mente navegaba por un mar de emociones y pensamientos. Cuando el coche se detuvo frente al imponente edificio de la empresa, Bridget sintió un nudo en el estómago. Aun así, se armó de valor, tomó la cesta y salió del coche. —¿La espero?—preguntó el chófer bajando el cristal de la puerta. —No es necesario.—Bridget le ofreció una sonrisa amable para luego girarse y caminar hacia la entrada de la empresa. Al entrar en la recepción, la secretaria la reconoció de inmediato. —Señora Stevenson, —la saludó con una sonrisa amable—. ¿Está aquí para ver al señor Stevenson? —Sí, es una sorpresa —respondió Bridget, tratando de que su voz no revelara la mezcla de nervios y emoción que sentía—Hoy es nuestro aniversario. La secretaria sonrió aún más ampliamente, y Bridget sintió una pequeña chispa de alivio. "Esto es una buena señal," pensó. —Permítame un momento —dijo la secretaria mientras tomaba el teléfono y marcaba la extensión de Andrew. Bridget esperó, ajustando la cesta en sus manos, mientras observaba a los empleados caminar de un lado a otro en la oficina. Todos parecían tan ocupados, tan enfocados en sus tareas. Era un mundo tan diferente del suyo, un mundo al que nunca había sentido que realmente pertenecía. Pero hoy quería formar parte de él, aunque solo fuera por un momento. La voz de la secretaria la sacó de sus pensamientos. —El señor Stevenson la recibirá en unos minutos. Puede esperar aquí o si prefiere, puedo acompañarla hasta su oficina.—musito la chica, mostrándole una expresión amable, con un toque de tristeza que Bridget no logró entender. Bridget sonrió, agradecida. Olvidándose de lo que había visto. —Prefiero esperar aquí, gracias.—Ya era un reto para ella interrumpir el trabajo de su esposo, así que no quería sobrepasar sus límites.— No quiero interrumpir más de lo necesario. La secretaria asintió, y Bridget se sentó en una de las sillas de la recepción, colocándose la cesta sobre las piernas. Sintió cómo el tiempo pasaba lentamente, y los minutos se sintieron como horas. Sus nervios estaban haciéndose presentes. No sabía cómo iba a reaccionar su esposo al verla en la empresa, aunque sabía que no la haría quedar mal públicamente, aún así no podía evitar sentirse un poco ansiosa. Finalmente, una puerta se abrió y Andrew apareció en el umbral. Su expresión era impasible, como siempre, pero había una sombra de curiosidad en sus ojos. Curiosidad que no paso desapercibida ante los ojos de Bridget, lo cual logro que su malestar se calmara. —Bridget, no esperaba verte aquí. —Su voz era baja, controlada, y esa pequeña chispa de esperanza en el corazón de Bridget se encendió un poco más. —Hola, Andrew, —dijo, levantándose—. Quería sorprenderte. Hoy es nuestro aniversario y pensé que podríamos almorzar juntos. Andrew la miró en silencio por un momento, sus ojos recorriendo la cesta que ella sostenía. Parecía estar considerando la propuesta, evaluando cada aspecto antes de responder. —Está bien —dijo finalmente—. Vamos a mi oficina. Bridget sintió una oleada de alivio y lo siguió, caminando a su lado mientras recorrían el pasillo hacia su oficina. Una vez dentro, Andrew cerró la puerta detrás de ellos, y Bridget se apresuró a colocar la comida en la mesa. Quería que todo fuera perfecto. —Preparé tu plato favorito, —dijo con una sonrisa mientras desplegaba la comida—. Pensé que podríamos celebrarlo aquí, en un lugar donde te sientes cómodo. Andrew se acercó, observando todo en silencio. Luego, miró a Bridget, sus ojos oscuros fijos en los de ella. —Gracias, Bridget —dijo finalmente, su voz neutral, sin mostrar ni entusiasmo ni rechazo. Bridget sintió que el aire se volvía denso, cargado de una tensión que no podía identificar. Pero decidió ignorarla, enfocándose en disfrutar ese momento especial con su esposo. Mientras se sentaban a comer, no podía dejar de preguntarse si hoy sería el día en que todo cambiaría. —Bridget…—habló Andrew mientras dejaba a un lado el cuchillo y el tenedor. La aludida alzo la mirada, posando sus ojos en el rostro de su esposo, sin ser capaz de descifrar la expresión estoica de este. —¿Qué sucede?— indagó la chica sintiéndose un poco insegura, preguntándose si algo en la comida había salido mal. Está se sentó recta, de forma inconsciente sintiendo el peso de la mirada de su esposo sobre ella. —No es necesario que hagas este tipo de visitas.—empezó el hombre en su tono de siempre.—No tienes que venir a la empresa a hacer esto…es molesto. —¿Hice algo mal?—interrumpió la mujer, sintiendo las lágrimas picar detrás de sus párpados. Viendo la cara sin emociones de su esposo, sin entender porque este había dicho esas palabras tan frías. —Hablemos en otro momento— respondió él, con una frialdad que le heló el corazón. Evadiendo su pregunta y dejándola con el corazón consternado—Tengo una reunión importante en unos minutos y no puedo perder más tiempo. Bridget sintió como si el mundo se detuviera por un segundo. Su mente viajo por todos los minutos invertidos en la comida que le había preparado a su esposo para celebrar su aniversario, sin poder asimilar lo fácil que este la había descartado. Había sido una perdida de tiempo para el… —Pero… es nuestro aniversario.—susurró, apenas audiblemente. Andrew suspiró, como si la situación fuera una carga para él. Acción que torturó más a Bridget, ya que su mente se había convertido en un caos luego de las constantes palabras sin escrúpulos de Andrew. —Lo sé, pero ya celebramos esta mañana, ¿no es así?—dijo este tomando una servilleta, limpiándose la comisura de la boca.—Te veré en casa esta noche. El chófer te llevará. Ella asintió lentamente, bajando la mirada para ocultar las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos. Está se levantó sintiendo una frialdad inusual dentro de su pecho. Hace varias horas había estado fantaseando con una mejora en su matrimonio. Sin embargo, todo el esfuerzo que había invertido no fue valorado por su esposo. Realmente había actuado un poco ingenua. La sensación de vacío en su pecho se hizo más profunda mientras iba pensando en todo lo que había hecho, pero Bridget se obligó a mantener la compostura. "Todo estará bien," se dijo así misma mientras salía de la oficina bajo la mirada atenta de su esposo, aunque cada paso que daba la hacía sentir más frágil, como si en cualquier momento pudiera romperse. Trató de avanzar con firmeza y aparentar una tranquilidad que no sentía. Al llegar a casa, Bridget se dejó caer en el sillón, sintiendo el peso de la soledad aplastándola. Sabía que no debía perder la esperanza, pero el frío en su corazón comenzaba a ser demasiado para soportar. El tiempo pasó tan rápido que la mujer no se dio cuenta que había pasado mayor parte del día sentada en el mismo sofá en el cual se sentó cuando había llegado. Cuando reaccionó la noche ya había caído. Esta con el cuerpo entumecido se levantó del asiento y se dirigió escaleras arriba hacía su habitación. Cuando llegó al pasillo, miró la puerta de la habitación de su esposo, un lugar que está prohibido para ella. La mujer entró a su habitación y se refresco. Para luego acostarse sola en su cama hasta que Andrew volviera. Esa noche, cuando Andrew regresó, y fue a la habitación de ella, Bridget lo recibió con una sonrisa, ocultando su dolor una vez más. Pero algo en ella había cambiado. Las grietas en su corazón eran más profundas, y aunque Andrew no lo notara, Bridget sabía que algo se había roto dentro de ella. Más despues de ver como su esposo solo la utilizaba para satisfacer sus necesidades sexuales. Esa noche Andrew la volvió a tocar como lo había hecho en la mañana, de manera ruda y fuerte. Bridget solo podía jadear por un poco de aire, mientras se sentía totalmente fuera de si. Este acto que había considerado un acercamiento intimo entre ella y su esposo, se volvió una tortura para ella. Estaba atrapada entre el deseo y el dolor que Andrew le causaba.
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