—BRAIS— No tenía la menor idea de lo que me haría Lucero, pero una parte de mi tenía miedo de ella, estaba enojada, la sentía un poco loca, celosa y ¡era una loba! Muy malas combinaciones. Si ya Lucero era difícil de tratar antes, no me imaginaba ahora. Me llenaba la cabeza con pensamientos locos que ella misma se encargaba de dirigir a mi, a punto de enloquecerme, tenía muchas preguntas y no me las ocultaba, me daba todo a propósito. Después de anoche la unión era mas fuerte y ambos éramos consciente de eso. Lucero, celosa, solo dictaba problema. Cuando llegamos a la puerta trasera de casa, se cruzó de brazos frente a mi, a esperas de que yo me transformara. Estaba nervioso. ¿Qué iba hacer ella? Sus brazos cruzados debajo de sus senos y su pierna izquierda tomando el peso de