El milagro ocurrió, como predijo el doctor Ferreiro. La agitación emocional hizo que el cerebro del enfermo se moviera, los impulsos salieron y se despertó. Yo era la única, que sabía por qué había pasado este milagro. Porque encontré mi Príncipe. Y fue Svyatoslav, no Iván. No entendía nada de lo que estaba pasando en mi corazón. Sabía que era mi Príncipe, pero no sentía por él lo que tenía que sentir. Yo estaba completamente tranquila, o, mejor dicho, estaba alegre y mucho, porque se despertó, pero no sentía ni amor, ni pasión. Incluso, cuando le besé, solo sentí ternura y cariño.
Después de que Slav abriera los ojos, Tatiana llamó directamente al doctor Ferreiro y un médico de turno y dos enfermeras llevaron al enfermo al escáner.
Me quedé sola en la habitación y no estaba bien. En pri
