Al otro día, ella se despertó y vio que todavía era temprano, se acurruco entre los brazos de el y le dio un beso en la mejilla. Se levanto de la cama, se puso su bata de seda blanca, volteo para mirarlo, sonreía como una tonta y bajo las escaleras para hacer el desayuno.
Después de unos minutos, el se despertó y vio que Gimena no estaba en la cama, se levanto y se vistió. Bajo las escaleras y la encontró haciendo el desayuno, ella estaba de espaldas y preparando los cafés. El se movió lentamente y la abrazo por detrás.
-Buenos días amor. -Dice Lucas.
-Buenos días cariño. -Sonríen.
- ¿Cómo dormiste?
-Excelente, ¿Y tú? -Lo besa.
-También.
- ¿A que hora tienes que estar? -Le pregunta.
-La iglesia esta cerrada, podemos estar solos por un tiempo. -Ella asiente.
-Esta bien.
El la vio
