El come un trozo de la torta y ella lo mira con una sonrisa en su rostro.
– ¿Esta rico?
–Muy. –Comiendo.
–Me alegro que le haya gustado padre. –Sonriendo. –La hice yo.
–Lo se, esta muy rica.
Después de un rato, el se sentía mareado.
– ¿Le pasa algo? –Le pregunto.
–Me siento un poco mareado.
– ¿Quiere que lo lleve a su cama? –Se levanta y lo agarra del brazo para levantarlo.
Ella lo acostó en la cama y el se durmió en un segundo, se río y lo miro durmiendo.
–Ay padre, usted tan bondadoso en perdonarme. –Le da un beso en la mejilla.
Mientras Gimena entro a la casa y vio que todo estaba apagado.
–Que raro, pensé que había dejado todo prendido.
Ella prendió la luz y se encontró con Fernando sentado en la silla de la cocina.
– ¿Qué haces acá? ¿Cómo entraste? –Seria.
– ¿Cómo pasas
