Capaz de dejar todo por ella

2102 Words
Cuatro años atrás: Chloe creyó que con esa noticia que George acababa de darle a sus padres, se abría el compás de tiempo entre ellos. La joven pensó que pese a lo apretada de la agenda de ambos, al hacer pública su relación, imaginó que no tendrían obstáculo para poder estar juntos a partir de esa noche; sin embargo, terminó por comprobar que las circunstancias no le serían tan favorables. Anne de Gautier se lo hizo ver abiertamente al imponer de manera inteligente y elegante su presencia y la importancia del proceso que debían cuidar, no opinó sobre la noticia ni la venidera ceremonía que tenían encima. Solo el ministro Friedrich, se vio verdaderamente complacido con la noticia. —¡Wow! Hijo, ¡Qué noticia! —adujo el ministro poniéndose de pie—. Has hecho una elección estupenda, siempre supe que eras brillante. Ahora terminas de confirmarme que formé a un gran hombre. Siempre he pensado que el éxito de un hombre se mide por la mujer que tenga a su lado, y con esta decisión te acabas de hacer de un buen activo, hijo —lo abrazó emocionado—. La Licenciada Campbell es una excelente profesional. No podía esperar menos de ti. Estás arrancando con buen pie esta nueva etapa, serás un excelente mandatario. Tantas flores hincharon el ego magullado de una Chloe que solo estaba viendo nubarrones en su horizonte. Se sentía tan abrumada que no era capaz de dejar que un pensamiento positivo le ayudara a ver la luz en su camino. Las palabras del ministro hicieron lo suyo en su autoestima algo tambaleante. La sorprendió también en un abrazo inesperado, no le dio tiempo a reaccionar, y así como la abrazó llegaron los dos asesores de campaña que no les dieron tiempo a notificar la gran noticia. —Buenas tardes —saludó un hombre moreno vestido de manera formal. —Disculpen que irrumpamos de este modo, necesitamos reunirnos con el candidato —informó la mujer a su lado, sus cabellos largos, ondulados y color cobrizo, aunado a los lentes de corrección que llevaba puesto en su rostro cuya montura hacía juego con su cabello, la hacía ver llamativa—. Acaban de llegarnos el rumor de un adelanto en las fechas del proceso de elección, lo que nos toma por sorpresa pues estábamos trabajando sobre la base del cronograma que nos hicieron llegar en principio. Es preocupante la situación. —Por supuesto que es de observar, ¿Qué proponen hacer? —intervino Anne, quien parecía querer llevar el control de todo. —Nathan y yo hicimos una reconfiguración de todo el esquema de trabajo, por eso debemos reunirnos con todo el equipo y el candidato —explicó la mujer—. Disculpe senador, sé que aquí adentro trabajo es lo que sobra, pero afuera también se le necesita. —Pierde cuidado Fabiola, aquí su asistente estrella se encargará de todo lo que sea del despacho —dijo Anne en un tono de voz un tanto amargo que tal vez los dos invitados no pudieron percibir por no conocer el escenario que había antes de su llegada pero sí era bien percibido por George, su padre y la misma Chloe—. ¿Verdad que te encargarás de escudar a mi hijo? —le preguntó a Chloe moderando un poco el tono de su voz pues se dio cuenta que sin querer se le escapó el veneno. —Sí, Ministra, no se preocupen, yo me encargo de la dirección del despacho mientras resuelven —dijo Chloe haciendo valer la diplomacia que sabe debe anteponer en ese caso. Chloe entendió que eso, aunado a que al George sacar a la luz la relación de ambos, de su parte queda tratar de mantener una relación cordial con Anne, a fin de cuentas serán familia. —Bueno, ahora si me retiro, debo ir al ministerio y luego a una reunión —anunció Friedrich—. Quedamos al pendiente de finiquitar los detalles —le dijo a Chloe y a George. —No hay detalle que cuidar, padre, ya todo está listo, solo faltan dos días, será algo discreto —le respondió George en un tono de voz tajante—, después celebramos si es necesario. Para mí no es importante hacer hacer alboroto, como si lo es tomar decisiones acertadas y que me llenen de confianza —le dijo George a su padre hablando serio y en palabras que le demostraban que no quería que nadie más supiera lo que fue bien captado por su padre, Anne y Chloe. —Bueno, lo esperamos afuera —dijo la mujer al ver que la conversación pareció tornarse más personal. Inmediatamente la pareja abandonó la oficina de George, Anne, como siempre, tomó el control de la situación. —Bueno salgamos, el tiempo pasa rápido, George vamos —adujo la mujer. —Espérame un momento afuera mientras hablo con Chloe sobre unos asuntos importantes —le pidió él. —George, ¿No escuchaste lo que dijo Fabiola? —cuestionó de manera tajante—. No hay tiempo que perder, ella que resuelva. —¡Por Dios, madre! —reclamó George—. Deja de inmiscuirse, por favor. —Ya basta, sé responsable, haz honor a la elección que hicieron los miembros del partido, un matrimonio no puede distraerte de tus obligaciones principales, tienes un compromiso con el partido y todas las personas que han puesto su confianza en tí, vamos —le dijo restándole importancia a lo que George pudiera desear en ese instante. George respiró profundo, sabía que no iba a tener éxito en ese instante, estaban en el centro de la tormenta de todo lo que le esperaba para llevar a feliz término la campaña. Al final decidió que luego de que ella se fuera a casa tendría oportunidad de escaparse de ir al departamento de Chloe. —En cualquier momento en la noche iré a tu departamento, amor —le dijo a Chloe al rendirse—. Te explicaré los detalles de la boda, no te angusties que ya tengo todo planificado y contratado, incluso tu vestido y el resto de esas cosas. —Está bien —le respondió Chloe accediendo al aceptar que el tiempo no era el mejor aliado de ninguno de los dos—. Hablamos en la noche. Desde la distancia le hizo gestos con la mano para retirarse, y Chloe quedó en la oficina de George con expresión confusa. No entendía bien cómo debía sentirse. Al parecer había logrado llegar a la meta que tanto ella como George habían planificado alcanzar en el pasado. En el parqueadero, George abordó su automóvil, le gustaba trasladarse solo, así fuera a reunirse luego con un montón de personas, pero ese momento sí que era para él importante, y más en ese momento donde se le estaban conjugando la vida personal y la profesional. Dos escenarios donde debía demostrar ser digno representante. Le sorprendió cuando la puerta del lado del copiloto de su automóvil se abrió de golpe y a su lado se deslizó su madre. —Me voy contigo —le dijo la mujer con firmeza. —¿Qué sucedió con tu chofer? —le preguntó extrañado. —Tuvo una emergencia, me dejó aquí y tuve que darle el día —explicó valiéndose de la mentira. Anne necesitaba indagar qué tan profunda era esa sorpresiva relación que él acababa de anunciar. Por nada del mundo le caía bien Chloe, no era de su clase, y le parecía tan poquitica que solo servía para organizar una oficina. Así la veía ella, aunque para el resto de las personas Chlo era un ser sin igual, su esposo Friedrich, era uno de los que sin saber que su hijo tenía inclinación por ella, cada vez que podía la alababa. Para ella ese detalle no representó mayor problema sino hasta ahora, hasta ese momento presente en el que George parecía estar tomando una decisión bastante errada. Para Anne la primera dama debía ser una mujer criada bajo una familia honorable, que dominara varios idiomas que fuera bonita y habilidosa. Para su mala suerte Chloe era bonita y conocedora d evaristo idiomas, su puesto de trabajo se lo exigía, pero no con las habilidades que ella busca en la futura esposa de George, soloe s inteligente, y según su criterio, para llegar al nivel de aceptación del perfil de la mujer que ella desea para su hijo su futura yerna debe ser más elocuente, pero prudente, y con más aspiraciones que ser la asistente del senador. —No veo problema irme contigo si vamos al mismo lugar —resolvió la mujer y se giró para tomar el cinturón de seguridad. George no vio nada malo en eso, su madre tenía razón , y porque no vio nada extraño en su justificación puso en marcha el automóvil para salir del parqueadero del Palacio Legislativo. —Dime algo, hijo —Anne llamó su atención. George estaba pensativo, pese a todo lo que tiene encima y por delante con el trabajo del despacho más la campaña, la idea de poder casarse finalmente con Chloe lo llevaba en una nube, soñando con el momento en el que no dividieran más sus vidas como les ha tocado en esos últimos días. Le estaba resultando agobiante la distancia, y al contarle a sus padres sobre su relación se sintió aliviado porque no quería seguir ocultando lo que tenían. Amaba demasiado a Chloe. No le respondió a Anne, pero aun así su silencio fue la prueba de que estaba atento a lo que fuera a preguntarle. —¿En serio vas a unir tu vida con esa chica? —No creo haber sonreído después de decirlo madre —le dijo distraído—. Por supuesto, es mi pareja desde hace un tiempo, y es justo que llevemos la relación al siguiente nivel. —El siguiente nivel —repitió Anne—. ¿Ese siguiente nivel incluye haber conocido a fondo la vida de la mujer que va a ocupar contigo a tu lado los próximos cinco años la silla de la primera dama? —Sí madre, claro que conozco todo de Chloe, no tengo nada de qué quejarme de ella —le dijo serio—. Es la adecuada. —Adecuada ¿Para qué? —preguntó Anne en tono de voz despectivo—. ¿Para ocupar la silla de la primera dama presidencial o tu cama? Sin poderse creer lo que estaba escuchando George frenó de golpe su automóvil, primera vez que escuchaba a su madre expresarse de ese modo, le molestó. —¿Cómo te atreves a expresarte de ella de ese modo? —reclamó mirando a su madre con coraje. —No, ¿Cómo te atreves tú a pretender manchar el apellido Gautier al incluir en la familia a una mujer de la cual no conoces más que su cuerpo? —reclamó Anne con total desprecio—. ¿Crees que ella es digna del lugar que pretendes darle? —inquirió—. Yo no. —Es que quien se va a casar con Chloe soy yo madre, a ti no tienen que incomodarte mis decisiones, quien va sufrirlas soy yo —le dijo en total reticencia. —Te equivocas, sabes bien que al ser figuras públicas, todo lo que hagas tiene repercusión para la familia, y esa estúpida decisión no es la adecuada. Esa niña no está ni estará a la altura de los Gautier menos de la mujer que va a exaltarte en el puesto que vas a ocupar. —Madre, no sigas, guarda silencio, sino vas a provocar que no llegue al comando de campaña —amenazó George al sentirse muy enfadado. —¿Serías capaz de abandonar tus compromisos por esa mujer? —inquirió sorprendida. —Sería capaz de dejar todo por ella —declaró George sin dejarle ninguna duda a Anne del terreno que Chloe había ganado en la vida de su hijo. Esa respuesta provocó un silencio forzado entre ambos, y al llegar al comando se separaron. —Necesito que me consigas toda la información que puedas de la mujer cuyos datos te enviaré en seguida —dijo Anne al teléfono mientras desde una esquina del comando miraba desde la distancia a su hijo conversar con varias personas. Suspiró al colgar y enviarle a la misma persona con la que acababa de hablar un resumen que Mell le envió del historial de Chloe. —Sobre mi cadáver esa chica entrará a mi familia —adujo en silencio mientras jugaba con su movil en su mentón al tiempo que observaba pensativa a George.
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