Continuación del Flashback:
—No pienso hacer tal cosa —dijo Chloe mostrándose firme—. Hice lo que me pidió que era que me alejara de su familia, no pienso separarme de lo único bonito que tengo porque a usted se le dio por venir a fastidiarme la vida. Si George necesita un hijo que se lo pida a su esposa.
Anne la miró y luego giró sobre sus pies para ver a los escoltas.
—Déjenme sola con la señorita —le pidió a los dos hombres que habían ingresado con ella.
Tal cuál a ella le agrada, los hombres obedecieron sin decir nada, cerraron la puerta del departamento al salir al pasillo, y solo cuando vio segura la puerta volvió su atención a Chloe. Hizo un movimiento de cabeza que demostraba seguridad de sí misma y suspiró antes de vomitar todo el veneno que llevaba por dentro.
—Aquí no estás en posición de decidir nada, solo debes obedecerme niña —hizo una pausa—, creo que no has entendido del todo la distribución de los papeles. Simplemente debes entregarme a uno de los dos al nacer, y obviamente olvidarte que lo tuviste a partir de ese momento. No tengo que decirte que ese mismo día que nazca habrá alguien contactando para que firmes los documentos de adopción. Ya todo está preparado, solo vine a notificarte que ese día no debes oponer resistencia alguna ni pretender dar aviso a alguna autoridad. Quien sea que contactes no procesara la queja que expongas, en seguida estarán desviando las comunicaciones a mi persona, y no creo que desees averiguar cuáles serán las consecuencias.
Al escuchar una a una sus palabras y la frialdad en torno a cada expresión fue para Chloe un verdadero baño, no de agua helada, sino de lava hirviendo al recorrer su cuerpo a paso lento, matando una a una todas sus esperanzas y acrecentando un odio que no había tenido nunca antes por nadie.
Anne la miraba con desprecio y al mismo tiempo con ese aire de autoridad y suficiencia del que sabe que había hecho bien su trabajo de mostrarse como una mujer con poder. Y lo tenía, claro que tenía poder, estaba ubicada en el único lugar donde podía transmitirlo e intimidar con su sola presencia. En ese momento se estaba mostrando ante Chloe con toda la disposición de acabar con su vida, y aun así, Chloe no estaba dispuesta a dejarse doblegar por esa malvada mujer. Sus bebés eran lo único que le había quedado de su bonita historia de amor con George, y hacer lo que ella le estaba exigiendo de manera tajante y despiadada sin importarle su dolor era ponerse a su nivel, dejarse ver como una mujer apática de la suerte de quien viene de ella, y no, no estaba dispuesta a ceder.
—No, no voy a caer en su juego, ya obtuvo lo que quería, pretender que ponga mi vida en sus manos es demasiada presunción de su parte, señora Gautier salga de mi departamento, por favor —le exigió Chloe armándose de valor.
—No crees porque he sido demasiado sutil contigo, pues ya vas a ver el peso de los Gautier —le dijo Anne en tranquilidad—. Ya sabrás de mí —adujo y avanzó hacia la puerta, la abrió de golpe y salió del departamento dejando la puerta abierta de par en par dejando detrás de sí la estela de la maldad y con ello un frío extraño en la sala de estar y en Chloe.
Tanta fue la afección que esa visita causó en ella, que sintió un leve dolor en la parte baja de su vientre, tuvo que sentarse en el sillón que tenía más cerca por un buen rato mientras pasaba el malestar, tomó varias respiraciones profundas, mientras en su mente reproducía la orden que Anne pretendía que ella cumpliera, una aberración, una propuesta que nada benévolo tenía, sino al contrario solo buscaba tapar las apariencias, sacrificarla a ella y su bebé, ponerlos en sufrimiento al separarlos, obligarla a vivir una vida a medias a costa de una realidad donde solo ella sería completamente feliz.
Para Chloe era evidente que Anne de Gautier veneraba el dolor ajeno para sentirse satisfecha y con ello vivir una felicidad enfermiza. No sabe qué pudo haber sido peor de su separación con George, sí haberse ido sin intentar verlo y contarle de la existencia de su embarazo y advertirles del monstruo que es su madre, de las amenazas que Anne se encargó de usar para intimidarla e influir en su decisión de no luchar, o en lugar de agotarse al hacer todo eso, si sentirse completamente afortunada de no haber entrado en esa familia. Se le cayó por completo la imagen de la familia ejemplar que ella tenía de los Gautier.
—¿Qué sucedió? ¿Qué tienes? —le preguntó Samantha tomándola por sorpresa al hacer acto de presencia.
Se sorprendió al verla, pasaron muchos minutos desde que Anne se fue y ella quedó postrada en ese sillón, perdió la noción del tiempo y del vuelo de sus emociones.
No le respondió a Samantha de inmediato, se sentía aturdida, sacudió la cabeza para darse un reinició neuronal y hasta emocional. Miró alrededor como si hubiera estado en un viaje astral que desconectó su espíritu de su cuerpo y solo hasta ahora regresaba a su presente.
—Chloe, hermanita ¿Qué te pasó? Cuéntame, ¿Por qué la puerta estaba abierta y tú con esta expresión? —le inquirió preocupada.
La imagen que Chloe le estaba dando no era la más normal, tomando en consideración su condición, y las secuelas que desencadenó el pasado que recién vivió. Samantha no estaba al cabo de imaginar que ese pasado acababa de venírsele encima pretendiendo volver a modificar su futuro, y desviar el destino a conveniencia de la mujer que quiere convertirla en su muñeca moldeable.
—Habla Chloe —le pidió Samantha dejando sobre la alfombra, a sus pies su bolso para tomar asiento a su lado y tomar las manos de su hermana para alentarla a responderle—. ¿Recibiste alguna visita, una llamada? —hizo una pausa esperando que le contestara mientras buscaba su mirada—. ¿Hablaste con George?
Escuchar su nombre fue lo que la hizo mirar en los ojos de Samantha para terminar de comprender que debían irse lejos. Pensó que solo así podría deshacerse del fantasma del amor que vivió con George y se convirtió en su cruz.
—Debemos irnos, no sé a donde, pero vamos a organizar todo para salir esta misma noche de la ciudad —fue su respuesta e intentó incorporarse del sillón, Samantha no se lo permitió.
—¿Qué pasó? Dime —exigió adoptando seriedad, no le gustaba la desesperación que vio en los ojos de Chloe, lo cual contrastaba con la firmeza de esa decisión recién expresada.
—Cierra la puerta con seguro y recojamos las cosas que sean más importante, pediré a una inmobiliaria que se encargue de la venta del departamento y nos envíen el resto de las pertenencias por encomienda —dijo Chloe totalmente aislada.
Su mente era una máquina de resolución que no admitía volver al pasado para rememorar lo que acababa de experimentar frente a esa mujer.
—No entiendo Chloe, ¿Por qué esta decisión tan repentina? —le preguntó Samantha insistiendo en saber la verdad.
Chloe la ignoró una vez más y se soltó de sus manos para incorporarse, hizo lo que le pidió, ella misma cerró la puerta y se fue caminando a paso un tanto apresurado por el pasillo para tomar de un pequeño maletero que hay en el pasillo un grupo de maletas, tomó una en cada mano y se fue a su habitación.
—No me preguntes más, haz lo que te estoy pidiendo Sam —le dijo al sentirla detrás de ella en el vestidor.
—No me moveré de aquí hasta que me digas ¿Qué locura es esta? ¿Por qué esta decisión tan abrupta? No puedes alterarte y mira como estás ahora —advirtió Samantha preocupada.
—Conformate con saber que nos toca salir de esta ciudad, alejarnos lo más que podamos, mis bebés y yo estamos en riesgo —le dijo seca y comenzó a tomar algunas ropas para llevarla al centro de su cama.
La respuesta de Chloe dejó a Samantha de piedra, no reaccionó de inmediato.
—¿George se enteró de tu embarazo? —quiso saber.
—Sam, por favor, no me hagas perder el tiempo y no lo pierdas tú, pudiera irme sola y dejarte aquí creyendo que estarás tranquila, pero no lo estarás,debes irte conmigo y eso es ya, deja de hacer preguntas inútiles —le dijo Chloe de una manera un tanto decidida—. Anda a reunir tus artículos personales más importantes.
No estaba nerviosa, pero con esa pocas palabras Chloe logró poner inestabilidad en su interior.
Chloe es una mujer serena, pacífica, enemiga de los conflictos y al verla actuar de la misma manera pero dejando una estela de peligro en su decisión y en sus movimientos apresurados, Samantha comprendió que lo que la llevó a tomar tal decisión debía ser algo peligroso. Lamentó haberla dejado sola esas horas.
Esa misma noche emprendieron un viaje largo por carretera hacia Utah, dado que ambas tenían auto, a regañadientes Samatha tuvo que aceptar la decisión de Chloe de ponerse al frente del volante de su auto. Bajo el argumento de que debían llevarse lo más que pudieran y que en un solo auto no lo lograrían, accedió, y esa misma madrugada arribaron al centro de Sait Lake, reservaron un aparthotel.
—Finalmente me vas a decir ¿Por qué estamos aquí? —le preguntó Samantha dos días después sentadas en frente de una mesa en la kitchenette tomando el desayuno—. ¿Cuánto tiempo vamos a estar aquí?
—No sé, el necesario.
—¿Necesario para qué? ¿De quién estamos huyendo? ¿George te amenazó? —inquirió dejando salir algunas de las interrogantes que habían pasado por su cabeza desde que Chloe le dijo que debían abandonar el departamento en Washington.
—Desconozco sí George sabe de mi embarazo, pero quien sí supo fue la desgraciada de Anne de Gautier —finalmente le aclaró.
—¡Dios mío! ¿Hasta cuando esa maldita mujer se interpone en tu camino? ¿Te amenazó? ¿Será que ella no ha visto que no has hecho nada por estar cerca de su hijo? ¿Quién va a estar detrás de un hombre comprometido?
—Amenazó con quitarme a uno de los gemelos —le dijo en voz baja.
—¿Qué le pasa? No quería que te juntarás con su hijo y ahora quiere quitarte a uno de tus bebés, ¿En qué cabeza cabe semejante locura?
—Dijo que George necesita a un hijo, y que yo sería quién se lo daría —repitió.
—¿Qué? La vieja perfecta con la que él se casó ¿Por qué no se lo da? —Preguntó con odio en el tono de su voz.
—No le pregunté, tampoco me interesa, solo quiero que me deje en paz, esa mujer se ha encargado de ser una pesadilla en mi vida —adujo Chloe con impotencia.
—Y, ¿Si vamos a las autoridades y la denunciamos por acoso? —propuso Samantha.
—No tiene caso Sam, la maldita mujer me advirtió que no busque apoyo en ningún organismo de seguridad, todos están alerta de informarle de inmediato, no van a procesar ninguna queja que venga de mí, solo me queda alejarme, desaparecer —le dijo Chloe.
—¡Aaayyy! —gritó Samantha con ira—. Vamonos a Pensilvania, está bastante retirado. Debes estar tranquila para cuando los bebés nazcan y aquí tan cerca de esa desgraciada no lo estarás.
Ambas eran conscientes de lo necesario que era huir del pasado para evitar ser despojadas por la maldad de quien es incapaz de ver más allá de sus propios deseos.
Continuará…