Recordar el pasado: La noticia del embarazo

1825 Words
Cuatro años atrás Tres meses habían transcurrido después de la noche que George y Chloe celebraron su octavo mes de estar viviendo la más bonita historia de amor. Aunque fue poco lo que él pudo dedicarle esa noche para sorprenderla, esa pequeña cena y el breve espacio de tiempo que pudieron compartir tuvo un efecto grandioso y significativo para ellos, fue tan positivo para él que confirmó que ella seguía siendo la mujer que ganaba más terreno en su corazón, y en esos espacios que ya había transitado, estaba afianzándose más y más, mientras que para ella fue su momento de mayor bendición, el más grande pese a que en el momento no lo percibía así. Sentada en frente de su ginecólogo, quedó en shock con la respuesta que él le dio luego de asistir a su consulta por urgencia, gracias a haber estado presentando fuertes dolores abdominales y en las caderas en todo el último mes, aunado a que en los últimos dos meses estuvo presentando hemorragias intermitentes que la tenía nerviosa. Se había torturado tanto que hasta llegó a imaginar que estaba padeciendo alguna enfermedad crónica o terminal. No esperaba recibir el diagnóstico que la dejó paralizada en la silla a cuyos brazos se asió como si fueran tu tabla de salvación. —¿Está seguro de que ese es el resultado? —le preguntó Chloe al doctor sin podérselo creer. —Sí, repetimos las pruebas y el resultado fue el mismo —respondió el galeno mirándola fijamente—. Aún falta confirmar con un ultrasonido, aunque le informo que no hay lugar a dudas que está en estado de gestación, haré el ultrasonido para complementar y verificar el tiempo que tiene de embarazo y otras particularidades necesarias para su control. Chloe no salía de su asombro. Para ella era casi imposible que esto pudiera estarle sucediendo y más porque estaba cuidándose. Tiene un año usando un implante anticonceptivo. —Doctor, ¿Recuerda que tengo un implante? —inquirió mirándolo con expresión de susto en sus ojos. Así lo percibió el hombre de sesenta años vestido con la bata blanca sentado en frente de ella, conocedor de la naturaleza humana y de las reacciones de las mujeres que han estado sentadas en la misma sillas y han reaccionado de distintas maneras al recibir la misma noticia. El miedo que vio en Chloe fue grande, parecía que se le había acabado la vida, cuando en realidad al final todas terminan comprendiendo que si bien muere una parte de su existencia, eso sucede para dar paso a una vida distinta, maravillosa y llena de grandes sorpresas si se asume con ilusión y aceptando que dar vida es un privilegio. —Por lo que usted me dijo es casi imposible que pueda quedar embarazada usándolo —agregó nerviosa. Chloe quiso agarrarse de cualquier respuesta esperanzadora, algún dato que le confirmara al doctor que bien pudo haber incurrido en un error en el diagnóstico. Para ella era importante escuchar algo que pudiera revertir esa noticia que golpeó sus sentidos. Al ser quien lleva la agenda de George sabía que para él no era el momento adecuado para tener un hijo, y para ella era casi el fin de su carrera. Estaba en el mejor momento de su ascensión. Como su secretaria era mucho lo que había aprendido y aún le faltaba por aprender. Justo en esas fechas estaban por definir las proyecciones de la carrera política de George y del resto de su equipo de trabajo, ella hacía parte de ese equipo. Sea para donde dirigieran el destino, ella estaba entre las personas que ocuparían los puestos principales al lado de él. No lo pidió, él se lo manifestó en una reunión que celebró el mes anterior con todo el equipo de trabajo, la mayoría reconoció que el anunció era bien merecido, y claro que lo era. Chloe no solo había resultado ser para George la mejor mujer y amante que había podido encontrar en el Palacio Legislativo, sino también una gran profesional, responsable, propositiva, comprometida y leal. Estaba siempre que se le necesitaba, sacrificaba horas por ayudarlo a resolver problemas de último momento, lo acompañaba a esas reuniones imprevistas y a lugares recónditos donde el Presidente del país lo necesitara, hasta salía corriendo del Palacio Legislativo a llevarle cualquier documento que él necesitara a donde estuviera. Solo en ella encomendaba la confidencialidad de su trabajo, ella además de ser su secretaria se había convertido en esa asistente con la que todo jefe sueña, su discreción era tal que rayaba en lo formal, al punto de que no hablaba de trabajo en ningún lado que no fuera dentro del edificio blanco, y estando dentro de él, cuidaba muy bien qué preguntas responder y cuáles no, todo por no perjudicar a George, quien además de ser su jefe era el hombre que más amaba en la vida. Esa noticia del embarazo trastocaba de manera preocupante toda su trayectoria, e incluso podría trastocar la de George, sabía que él no es de tomar decisiones apresuradas. Es un hombre organizado, todo lo planifica, hasta hace proyecciones, una de ellas ha sido, por ejemplo las que irracionalmente ha hecho de los encuentros que tendrán días después, aunque algunas no las cumpla pues al final estando juntos olvida los convencionalismos; ello, por dar una idea de lo recto que es. Otra de las pruebas de que es enemigo de la improvisación fue incluso cuando le tocó cambiar su auto, solo compró el que tiene actualmente después de haber analizado a conciencia los pro y los contra de escoger un modelo u otro. Un caso más emblemático del cuidado que mantiene en su vida, se refleja en la cabaña que les ha servido de refugio en esos meses y que los recibe todas las noches. Está a nombre de Chloe, él le pidió que la comprara a su gusto, pero al final, después de un mes de estar recorriendo varias, ninguna le parecía, y luego de que en su compañía él cuidará los detalles basado en la necesidad de que en el espacio que escogieran no les faltara nada y de mantener en secreto la existencia de ese lugar y su amor, finalmente compró la que a él más le gustó, la más alejada y hermosamente acorde a sus gustos y necesidades en cuanto al espacio se refiere. Chloe sabía que al conocerlo tan bien, llegarle con esa noticia así sin más, sería como propinarle un balde de agua fría encima, como lo estaba siendo para ella, que hasta ese día creía estar completamente protegida de la llegada de un hijo no planificado. —Sí, señorita —afirmó el galeno—, le explique eso pero suceden hechos fortuitos que pudieran alterar su funcionalidad, esa es una de las razones por la que necesito hacerle el ultrasonido, debemos descartar algunas causas que no puedo decirle hasta no tener certeza. ¿Me dijo que había tenido alteraciones en el ciclo menstrual? —preguntó solo para confirmar, ya tenía anotada esa información en el informe que comenzó a redactar. —Sí, sobre todo en los cuatro últimos meses, asumí que el descontrol sería tal vez debido al estrés de mi trabajo. Estos meses han sido algo complejos y no he tenido descanso —explicó asiéndose aún más de una mínima esperanza. —Pues debió haberme llamado para informarme de ello y proceder a hacerle los estudios que correspondían —le dijo y se incorporó de su sillón—. Vamos a la sala contigua —le indicó el camino a seguir con su mano. El doctor White llevó a cabo el procedimiento, y con mirada desconcertante giró el rostro para verla. —Señorita Campbell, debo informarle que dentro de usted se están gestando dos embriones y al parecer son gemelos, están dentro del mismo saco amniótico —le dijo cuidando el volumen de su voz. Chloe que ya se sentía abrumada y con mucho temor, terminó de indisponerse con esa confirmación, ahí murieron las esperanzas de poder hacer una vida como la había planificado. Cerró los ojos y los apretó ante la magnitud de esa noticia. —Voy a hacer una ecografía adicional para verificar si hay algo irregular que haya afectado el funcionamiento del dispositivo anticonceptivo. Media hora después, sentada frente al doctor Chloe bajo un estado de preocupación y tristeza evidente, esperaba que él le diera el resto de la información. —Señorita, tenga —le hizo entrega de unas impresiones—. En esta está la imagen de sus dos embriones en formación, tiene tres meses de gestación, eso constituyen seis semanas, hasta ahora todo parece marchar bien con ellos —hizo una pausa—. Otra cosa, con el segundo ultrasonido pude detectar la existencia de dos quistes ováricos en cada ovario. Eso fue lo que tal vez impidió que el dispositivo funcionara con la regularidad que ellos prometen. Estos casos son remotos, suceden uno de cien, lamentablemente le sucedió a usted. Tenga, este otro es el ultrasonido que certifica la existencia de los dos quistes, aquí también le estoy indicando el tratamiento a seguir desde ahora para asegurar el crecimiento de sus bebés en condiciones óptimas. Recibió las otras imágenes impresas y otra serie de hojas y luego una carpeta que para que resguardará todos esos documentos. —Le recomiendo alimentarse bien, a las horas correctas y siguiendo el régimen alimenticio que le indique en uno de los documentos que le acabo de entregar —continuó explicando el doctor. Chloe lo escuchaba, pero estaba aún impactada. Al principio pensó que a él no le interesaba su sufrimiento, luego entendió que era normal que actuara de esa forma, total seguro no era la primera mujer que tenía traumada sentada al frente por no haber esperado recibir semejante noticia. —Está bien doctor, no se preocupe, cumpliré al pie de la letra lo que aquí dice —le aseguró. —Nos vemos la próxima semana para indicarle lo que vamos a hacer con los quistes, debo hacerle otra serie de pruebas médicas para ello —agregó el galeno. —Como usted indique, si no tiene nada más que decirme, me retiro, debo ir a mi trabajo —le dijo ella cabizbaja. —Pues le recomiendo bajarle un poco al ritmo de trabajo, en su estado no es aconsejable excederse —adujo el hombre sin saber que le estaba dando donde más le dolía y que era la razón principal de su trauma. Chloe solamente le sonrió, decidió que no tenía caso responderle, imaginó que jamás entendería sus razones, tampoco iba a contarle sobre su relación furtiva con el Presidente de la Cámara del Senado de ese país y que él era el padre de los dos bebé que crecen en su vientre. «¿Cómo le daré esta noticia a George?», pensó al girarse para abandonar el consultorio luego de haber apretado sutilmente la mano del doctor en señal de despedida. más.
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