Chloe qué pensaba que su vida estaba bien encaminada, al sentirse que lo tenía todo a la mano, no podía ver nada que pudiera manchar la mediana tranquilidad que estaba ganando al lado de Travor y Nahel.
Aunque sabía que no amaba a Travor, ya lo quería como amigo y estaba aprendiendo a quererlo como el hombre que estaba dispuesto a dedicarle parte de su vida, él con el paso de los meses le estaba demostrando que sería capaz de hacer todo cuanto fuera por verla feliz a su lado tanto que sea habia sacrificado por ayudarla con Nahel, y eso que el niño no es responsabilidad sino de ella.
Las pequeñas acciones que Travor había ido haciendo por ella fueron bastante significativas, tanto que la estaban hecho acostumbrarse a los detalles de él, e incluso a su presencia las veces que no estaban juntos.
Tan distraída estaba en sus cosas y en la relación que venía sosteniendo con Travor que no se enteró nunca de que el centro de la ciudad se encontraba colapsado por la visita de uno de los candidatos presidenciales, jamás imaginó que era George y su equipo los que habían logrado que toda el condado de Montana se volcara al centro de la ciudad con la intención de ver de cerca al actual presidente y ahora candidato al próximo periodo presidencial.
Dejó que George se fuera primero con Nahel hacia el centro de la ciudad pues pese a estar de servicio él insistió en llevarlo a su oficina y de allí acordaron que a media mañana se encontrarían para ir a desayunar juntos.
En su intento por encontrar un lugar donde estacionar el auto justo cerca del lugar que George escogió para que ellos desayunaran, se encontró con una cadena de seguridad bastante profunda, lo que de hecho enseguida le hizo recordar cómo era la organización de la seguridad de George.
Al parecerle tan curiosa la organización, decidió estacionar su auto bastante retirado del lugar donde Travor le Indicó que debía dejarlo. Desde lejos comprobó que igual si hubiera querido no podría hacerlo, pues no había espacio ni forma de llegar a él, así como tampoco le convenía dejarse ver por ninguno de los escoltas, ya que de inmediato reconoció al jefe de los escoltas de George, quien estaba parado nada más y nada menos que en toda la entrada del restaurante.
Ver tan de cerca su pasado y tan a la cara su futuro, ella decidió estacionarse lejos y llamar de inmediato a Travor.
—Amor, hola —le dijo ella mirando a los lados en actitud bastante nerviosa cuando logró estacionarse justo al lado de una acera retirada del lugar donde estaba todo acordonado.
—¿Dónde estás, cielo? —le preguntó Travor mientras buscaba con la mirada a Nahel que se bajó de la patrulla y no le dio tiempo de tomarlo de la mano.
—Estoy llegando de nuevo a la casa —le mintió abiertamente—, me siento mal, tengo una leve jaqueca. Si quieres tráeme a Nahel o desayuna con él y luego me lo traes a la casa, por favor —hizo una pausa—. De verdad, discúlpame amor, no es nada de cuidado, pero sí me incomodan mucho los rayos del sol — agregó para darle un poquito de más fuerza al argumento que estaba utilizando para huir de su realidad.
Guardó silencio a la espera de la respuesta de Travor.
—Bueno, vamos a hacer algo, voy a comprar algo para desayunar y me iré con Nahel hasta la casa para que los tres desayunemos juntos —propuso él de inmediato.
Por el tono de voz de Chloe, Travor entendió que de verdad se sentía mal y no le gustaba la idea de desayunar lejos de ella y dejarla en casa sola.
—Al llegar, tómate algo para eso y espéranos recostada en el sofá. Ya voy para allá —le dijo Travor a Chloe en un tono de voz de preocupación.
Chloe se sentía mal, claro que era así y no era para menos, pues cuando más imaginaba estar a salvo de cualquier situación de riesgo que amenazara su tranquilidad, se presentaba ante ella una nueva situación que en cierto modo la pone de cara a una verdad que solamente ella conoce. El solo hecho de imaginar que George estaba a escasos kilómetros de ella le hacía dudar de todo lo que había venido construyendo incluso de lo que perdió por amarlo tanto.
Mientras tanto, Travor luego de que finalmente logró ubicar Nahel, lo guió hacia un restaurante donde él solía desayunar, compraron las provisiones necesarias y se encaminaron hacia la casa de Chloe.
En ese mismo instante, en la avenida, adentro del restaurante donde estuvo alrededor de una hora y media mientras su equipo organizaba todo para que él hiciera su aparición, George suspiró logró reposar del golpe de calor que le dio al llegar a esa área y darse cuenta que la temperatura estaba un poco más elevada de lo normal, tanto como lo estaba su estado de ánimo que no ayudaba mucho para que él pudiera sentirse bien y actuar de la mejor manera, tal como lo demandaba el oficio al cual él destinó su vida.
Le tocaba fingir una vez más conformidad y felicidad con la vida que estaba llevando, una vida que si bien escogió y la había diseñado de una manera, esta no se estaba dando de ese modo. Ciertamente a lo largo de esos cuatro años y medio había logrado tener fama, dinero y poder, todo ganado dentro de lo que se consideraba que era legal y bien habido, pues a diferencia de muchos, él es un hombre que se maneja bajo la rectitud. Debería sentirse orgulloso y con una felicidad infinita por ser uno de los pocos que no solo logró llegar al lugar donde estaba sino también mantenerse sin necesidad de recurrir a medios truculentos, pero no se sentía satisfecho, no estaba siendo tan feliz cómo hubiera querido y era lo que lo llevaba a actuar en forma autómata. Tal cual actúa el que camina por la senda de lo que es el deber ser, del modo tal de lo que espera el mundo de él, y no por sus propios deseos. Así ha sido su vida. Y como para demostrarle que debía seguir recorriendo esa misma senda de lo correcto y lo esperado, Cecil, su asistente, hizo acto de presencia en el restaurante, lo que le demostraba que debía ponerse una vez más el disfraz de la felicidad, toda vez que la función comenzaría apenas en unos minutos.
—Candidato —lo alertó Cecil al detenerse en frente de él—. Ya está listo todo para que aborde la camioneta que lo trasladará hasta el lugar donde dará su exposición a los habitantes de este condado. La seguridad ha sido reforzada y para corroborarlo contará también con funcionarios de seguridad Estatal para que resguarden su seguridad —le dijo la chica con su acostumbrada forma diligente de dirigirse hacia él.
—¡Perfecto! —accedió—, vamos entonces para ver si logramos llegar temprano de regreso a Washington, necesito que salgamos de inmediato termine la presentación —le dijo él buscando la manera de evadirse de tanto alboroto y volver a su encierro acostumbrado, el cual se reducía a su oficina en el despacho presidencial.
Tratando de dar solución a los problemas de su país ha postergado la solución de los propios, le ha sido más fácil evadirlos que ponerle la cara, todo porque siente que no puede perdonar la traición que recibió de parte de la mujer que más estaba amando en la vida, la única mujer que se había metido dentro de su ser. La magnitud de la traición que George creyó haber recibido de parte de Chloe lo anuló por completo, pues hasta ese momento, cuatro años después, no había sido capaz de buscarla y encontrar respuestas. Estimaba que no era necesario, las pruebas estaban allí y nada podía revertir lo que sus ojos pudieron ver.
—Sí, sí, señor, todo está dispuesto para salir de retorno a Washington de inmediato termine usted con su exposición. Todo el protocolo de seguridad ha sido activado, ya todo está organizado, incluso la apertura del canal único vial hacia la autopista. Todo está dispuesto para que usted no encuentre obstáculos en el camino —explicó su asistente—. Cuando guste podemos irnos —advirtió la chica haciéndole señas para que caminara delante de ella.
Habiendo escuchado la breve explicación que le dio Cecil respecto al cronograma que ellos habían planificado al detalle semanas atrás, George se puso de pie y se encaminó hacia la salida, dado que una vez que él llegó a la entrada del restaurante se desplegó de inmediato todo el sistema de seguridad y protección que le acompaña a todos los lugares donde va, se detuvo a esperar que el jefe de sus escoltas le diera la señal para avanzar hacia la camioneta que tenían ya preparada para llevarlo hasta el lugar del encuentro con la comunidad del Condado de Montana.
En lugar de hacerle señas tal como acostumbra a hacerlo, el jefe de los escolta le hizo señas fue a un grupo de estos para que resguardaran el espacio por unos segundos mientras que él se dirigió hasta donde se encontraba parado George y detrás de él estaba Cecil.
Tal como acostumbra a hacerle seña para que le permita comunicarle cualquier información, el escolta le hizo la seña acostumbrada, a lo que George le ordenó acercarse a él y de inmediato hizo otra seña para que el resto de los escoltas, Incluso Cecil, se alejarán de él, ya que en estos casos la seña indicaba que era una información que solamente debía conocer él.
—Dígame Rush —le dijo George.
—Señor, le voy a dar una información que no sé qué tanto le pueda interesar, lo hago porque es de extrema necesidad que usted tenga conocimiento de ello —le dijo el escolta e hizo una pausa esperando ver si George le iba a hacer alguna observación al respecto.
—Adelante, proceda a dármela —lo alentó a seguir hablando.
—Verá señor, hace unos minutos haciendo mi guardia parado en la esquina del restaurante hacia el este vi a la distancia a un niño con características similares a la de su hijo, Logan, como me llamó la atención pues desde lejos se veía idéntico al niño decidí acercarme para corroborar que mis ojos no me engañaban, por momentos pensé que la la primera dama se hubiera adelantado hasta este lugar, sin embargo cuando me acerqué y pude dar con el niño comprobé que sí, que es idéntico a su hijo, el niño es una copia fiel y exacta de Logan, pero no estaba con la primera dama, por lo que para corroborarlo llamé a la casa presidencial a fin de comprobar que ellos aún estuvieran en casa y es así, estaban en casa, el niño es si bien físicamente parecido a Logan, desde el punto de vista interno, es decir, tiene una personalidad un tanto retraída pues es callado le pregunté quién era con quién estaba y nunca me respondió, sin embargo apareció un hombre, un funcionario policial de los que están esperando afuera para reforzar la custodia de su seguridad, se lo llevó, ambos abordaron una unidad policial y se alejaron —explicó el escolta con mediana certitud en los detalles.
Rush el escolta no estaba al cabo de saber que Logan era un niño adoptado, George sí lo sabía, pues en cierta forma consintió en ello ya que Nadia no podía tener hijos.
La información que le estaba dando el escolta era una información que pudo haberle dado cualquier persona pues era de esperar que Logan y cualquier otro niño pueda tener un semejante en cualquier otro lugar y más sí tiene la condición de ser un niño que provenga de una familia que no sea la que él hubiera querido formar biológicamente.
—Hmm —dijo George—. Trata de ver con quién puedes hablar para ver si puedes ubicar información al respecto. No es algo que me incomode, pero siempre sería bueno tratar de indagar qué tan cierto es lo que creíste ver —le dijo George a Rush.
—Cómo ordene, señor —respondió el escolta.
—Otra cosa Rush, está de más decirte que esta información debe quedar bajo el estatus de confidencialidad, pues es delicado lo que me acabas de decir, más que todo para mi imagen. Cualquier información que me vayas a transmitir, trata de hacerlo en los momentos en el que esté solamente yo, no quiero que Nadia ni mi madre se enteren de esto, por favor —le dijo en una orden tajante—. Y si puedes tratar de buscar información en este mismo momento en el que yo esté dando la audiencia a la comunidad sería lo ideal pues así me voy teniendo algo de información sobre lo que acabas de decirme —George hizo una pausa y miró alrededor para volver nuevamente la atención a su escolta a quien miró directamente a los ojos con una decisión marcada—. Encuentra a ese niño y quiénes son sus padres, por favor.