Recordar el dolor (1)

1739 Words
—Presidente —Cecil la abogado que desde cuatro años atrás funge como su asistente llamó su atención—. Permiso, ¿Puedo? —preguntó asomando la cabeza por la puerta. George levantó la mirada de la tablet donde llevaba rato revisando algunos documentos digitalizados. —Sí, pasa —accedió e hizo a un lado para prestarle atención. Se quedó observando a la abogado mientras esta tomaba asiento al frente. —Le molesto porque me enviaron un correo informando las fechas tentativas para la inscripción de las candidaturas —le comunicó la mujer. —Habla con mi equipo y pide una reunión, me postularé a la reelección —le dijo George sin mayor emoción. No es que no le agrade la idea de continuar llevando la dirección de su país, al contrario, es lo que lo ha mantenido en pie hasta ese día. Solo que no ha logrado volver a disfrutar de esas situaciones maravillosas de la vida. Lleva cuatro años viviendo como autómata, dedicado solo a trabajar. Logró cumplir con el protocolo necesario para llenar el perfil que se requería para estar sentado en la silla principal en la casa blanca, algo que llegó un momento que estimó como algo estúpido, cuando antes de su evidente fracaso veía como lo mejor. La vida se encargó de llevarse por delante la felicidad con la que veía la posibilidad de llenar todos los espacios que en su vida estaban vacíos para dar la apariencia de un hombre ejemplar. Lo tenía todo, era un hombre completo, con una profesión que cada día lo elevaba de nivel, sus conocimientos era incuantificables, la energía y disposición que le acompañaba, contaba con los mejores aliados y aparentemente, una mujer que simuló muy bien amarlo. George creyó estar en su mejor momento, en el estado ideal, no tenía razones para ver mal en las personas que lo rodeaban. Todos, inclusive sus empleados, siempre se mostraron como personas respetuosas, incapaces de traicionar. Se dejó engañar. Hasta el día presente no entiende qué sucedió para no advertir que Chloe venía traicionándolo desde siempre, tampoco comprende qué pretendía lograr si mientras estuvieron juntos nada le pidió, hasta se fingía ofendida cuando él intentaba darle algún obsequio. Saber la verdad y precisamente ese día de la boda y en el lugar donde debían dar el sí, fue devastador. Jamás imaginó sentirse morir en vida por haber perdido a la mujer que amaba, al ver que en quien puso toda su confianza solo jugaba con él. Se sintió perdido, abandonado, en el aire, sin saber qué hacer pese a que todo estaba definido y organizado. Hasta ahora acepta que sin darse cuenta había cimentado su futuro en una persona, y solo cuando se vio en el desierto aun estando rodeado de tantas personas, fue que cayó en cuenta de la destrucción que conocer la realidad trajo a su vida. Fue agobiante darse cuenta que lo perdió todo al perderla a ella. Al día de hoy no sabe cómo le hizo para seguir adelante porque felicidad no es el sentimiento que le haya acompañado durante ese tiempo, finge ser feliz pero no lo es. Tiene dinero, muchas propiedades, poder de mando, todo se mueve a su antojo en el momento y las condiciones que él manifieste, ni necesidad de presionar tiene, aunado a ello ganó la presidencia teniendo a su lado a una esposa, una mujer que lo apoya en todo. Si bien Nadia Artich, ahora Nadia Artich de Gautier, no tiene el nivel de instrucción de Chloe, no se preparó universitariamente, y aún así le ha demostrado ser una mujer excepcional. Se preparó solo para ser esposa, ama de casa, y no obstante ser aparentemente una mujer básica de la alta sociedad tiene tanta disponibilidad a apoyarlo en su trabajo y en casa que casi no le ha dejado ver que no tiene el conocimiento de Chloe en temas geopolíticos. No ha tenido queja alguna de ella y su forma de organizar todo para que él no sienta el peso que demanda la responsabilidad que asumió. Es el líder de su país y de su hogar y en su hogar no ha visto falla alguna. Nadia ha sido pieza importante en su trayectoría, hasta sugirió la importancia de tener un hijo, no por presionarlo, pero sí para elevar un poco más su popularidad, y mira que les dio resultado, Logan fue el complemento que necesitaban para terminar de formar la familia que el mundo espera ver, solo que es lo que esa imagen es para el mundo porque él desde esa tarde viven en un mundo hecho mierda. Inicio del Flashback: No podía sentir más felicidad de la que lo arropaba. Estaba a pocas horas de vivir el momento perfecto, ese con el que sueña cualquier hombre enamorado y realizado en la vida, solo una hora le quedaba para matar la ansiedad tan grande que le embargaba. Llegó al hotel directo a la habitación que tenía reservada. Acababa de salir de una reunión con su equipo ministerial, toda la mañana discutiendo temas que para un hombre a punto de dar el paso que él estaba a un soplido comenzar a levitar en el aire, resultaban tediosos, sin sentido. Le costó mucho poner su concentración en las explicaciones y tomar los detalles como viene acostumbrando a hacer, la emoción era tan grande que por primera vez en su trayectoria se estaba viendo actuar como un irresponsable, su distracción era grande, pero era inevitable no estarlo, estaba a punto de casarse con la mujer que necesitaba en su vida. La mujer más completa que jamás hubiera imaginado que existía. —Felicidades candidato —lo saludó una de las empleadas de su madre en el ministerio, su mano derecha. Fueron pocos los invitados, pero los suficientes para llenar el espacio que él escogió para la celebración de la ceremonía y el brindis del festejo. Respondió en un asentimiento de cabeza y continuó avanzando hasta quedar al frente del altar y mirar admirado el resultado de la decoración que escogió el día anterior cuando la asesora lo llamó para ir a escoger entre varias. Algo sencillo pero que resultó ser tan elegante que le daba un toque romántico al espacio. Quería sorprender a Chloe, anhelaba que ella viera en él al hombre que estaba regalándole su vida, y que en cada paso que dieran solo tendrían amor, porque solo eso quería. Todo lo hizo pensando en ella, incluso el escogió el vestido y el ajuar, y el viaje breve a las bahamas que planificó para celebrar la luna de miel, sería solo un día con su noche noche, pero el suficiente para sellar el compromiso que asumió desde que decidió hacerla su esposa. —Sube por Chloe —le dijo George a una de las anfitrionas—. Anda a la habitación de la novia, dile que ya estoy listo. —Señor falta el sacerdote, no ha llegado, recuerde que aún quedan diez minutos —le dijo la joven mirando su reloj. —Entonces llama para saber ¿Por dónde viene? Ese señor ya debería estar aquí —exigió dejando ver su ansiedad. —Cálmese, por favor —le pidió—. Subiré a avisarle a la señorita que esté preparada, igual la ceremonía iniciará con la intervención del notario, el sacerdote actúa luego. —Anda, anda, apresúrate —le exigió y la chica al entenderlo no dijo nada más. Era normal que George actuara así. La mayoría de los hombres reaccionan de ese modo al decidirse a dar ese paso. Se sonrió al salir del salón. La chica había llegado al nivel donde estaba hospedada Chloe, iba a tocar la puerta cuando desde adentro escuchó la conversación. Iba a tocar y desistió cuando escuchó una discusión, luego pensó en retirarse, y porque sabía que eran figuras públicas ella por curiosidad decidió quedarse a escuchar. Mientras tanto, abajo George se movía de un lado a otro. Hasta pidió una copa de champagne para adormecer los nervios que jugaban con su tranquilidad. Iba por la segunda copa de champagne, y la organizadora de la ceremonía le anunció la llegada del sacerdote, lo que le indicaba que finalmente todo estaba dispuesto, solo faltaba Chloe, y miró hacia la entrada para ver si aparecía la anfitriona que envió por ella. —¿Dónde está tu madre? —le preguntó su padre. —No sé —respondió repasando el espacio con la mirada. —Hay que ir por ella y por tu novia —adujo su padre. —Ya envié por Chloe, mi madre si no sé que se hizo —le respondió y luego se tomó el resto del contenido de la copa, se la entregó a una de las anfitrionas y se acomodó el corbatín que en nada estaba fuera de lugar pero sus nervios eran tales que estaba acalorado y nervioso. —Anda al altar, ya vengo con las dos mujeres —prometió su padre y le dio dos palmadas sobre el hombro—. Deja los nervios —le pidió y se alejó. Pasaron quince minutos y bajó su madre. —¿Dónde te habías metido? —le preguntó el ministro a Anne. —Nada, estaba arreglandome, una mujer no puede terminar de darse los últimos arreglos —le dijo en tranquilidad—. No veo el alboroto, esto ni siquiera ha comenzado, ¿Dónde se supone que está la novia? ¿Dónde está esa niña? —preguntó mostrándose apática, ausente de lo que ella bien sabía que sucedía. ——No sé, ya saben cómo son ustedes para darse importancia —respondió Friedrich. Se movió con intención de ir personalmente por Chloe, Anne lo leyó en su postura, y como no quería que nadie se interpusiera en su plan, no le quedó más opción que extender su actuación. —Yo la busco mi amor —le dijo Anne al ministro. —Apresúrate, no te vuelvas a quedar por allá, George está nervioso , y recuerda que ya están todos aquí —le advirtió serio. —Ya no te preocupes, nuestro hijo se va a casar y todos vamos a ser felices —le dijo mostrándose sería, la madre colaboradora y conforme con la decisión de su hijo—. Ya regreso. Anne, al saber bien cuál era el destino de Chloe, a quien consideraba una esa maldita mujer, se desvió al lobby del hotel a ver desde un lugar estratégico su salida. Continuará….
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