—¿Por qué? —Siento la mirada de Jeremías sobre mí, pero no quito los ojos del océano. —Porque siempre ha sido amable conmigo. No ha sido más que un caballero y... —la indignación se abre paso en mi voz, así que hago una pausa para respirar hondo antes de continuar—, me molesta que se hable así de alguien que no ha hecho más que cosas buenas por mí. Una risa corta y divertida brota de la garganta del chico que está a mi lado y lo miro, medio enfadada y medio avergonzada. La fascinación con la que me mira me hace detener las palabras ofensivas que tengo que decirle, y la confusión me invade por completo. —Eres la primera persona que habla bien de él —dice, sin darme siquiera la oportunidad de decir nada. Es agradable escuchar algo bueno, para variar. Si dices que es un buen tipo, te creo