Giro sobre mi eje con extrema lentitud y mi pulso se acelera en previsión de lo que está por venir. Tengo que tragar con fuerza para eliminar el horrible nudo que se ha formado en mi garganta, pero no me importa. Nada importa ahora mismo. "Oh, mierda..." —Adam... —mi voz sale en un suspiro tembloroso y torpe. Está a unos pasos de distancia —alto e imponente, como siempre—, pero parece que está delante de mí. Su dura mirada está cargada de una emoción que soy incapaz de reconocer. —¿Qué haces aquí? —Su voz suena tranquila en contraste con lo que dice su cuerpo. Quiero responderle, pero estoy tan aturdida que ni siquiera puedo formular una frase coherente. —Digo, y luego balbuceo algo ininteligible. Mis ojos se cierran con fuerza y respiro profundamente antes de volver a intentarlo.