—Aburrido como la mierda—, dice, y casi puedo imaginar en mi cabeza ese exasperado giro de ojos que hace cuando algo lo irrita. Hubiera preferido mil veces pasar ese tiempo contigo. Por cierto, la nariz de Nadia necesita cirugía—. Puedo escuchar la sonrisa de Adam a través del sonido de su voz y me dibuja una. Déjame decirte, amor, golpeas como un niño. Suprimo la risa que se forma en mi garganta. Será mejor que no se te haya acercado de ti en toda la noche. Todavía hay tantas partes de su rostro que puedo desfigurar —digo. —Tranquila, campeona—, se ríe, —la mantuve al margen—. —Más te vale. También podría partirte la nariz—, bromeó. —Sí... Espero que nunca lo hagas—, dice. ¿Puedes imaginar? ¿Con cicatrices y una nariz de mierda? Seré el Frankenstein del siglo XXI. Esta vez no me con