-Ya puedes abrir los ojos. -Me quité las manos de los ojos y levanté la vista.
Delante había una cabaña de madera de dos pisos. Abrí la boca de la emoción pero no salió ningún tipo de sonido, estaba demasiado entusiasmada.
No podía creer que fuéramos a pasar ese fin de semana en aquel hermoso lugar al lado del bosque.
-¡Me encanta! ¡Es preciosa! Gracias cariño. -Le di un beso un los labios que se alargó, hasta luego frotarnos la nariz.
-¿Y qué tal si pasas a verla por dentro?
-¡Sí! -Nos cogimos de la mano atravesando el porche y abrí la puerta.
Una ola de calor me invadió, dejamos las maletas en el salón mientras íbamos observándolo todo.
-Tiene la calefacción regulable así que no tienes que preocuparte por si no llevas suficiente abrigo.
-Guau es fantástico. -Subí por las escalera
