Styx empujó a Sierra por el bosque a pie, mientras el resto de sus hombres peinaban el resto de la zona hasta la siguiente guarida más cercana. Ellos se quedaron juntos. Styx no cometería el error de dejarla sola una vez más. Era su responsabilidad que Sierra se mantuviese a su lado. Ella caminaba delante, y Styx tiraba de su cadena desde atrás. Era su prisionera, siempre lo sería, y él era el captor que nunca la dejaría volver con Cassio. Sierra lloró hasta que no tuvo más lágrimas que soltar. Lloró hasta que drenó el dolor que le comprimía el pecho. Lloró hasta que no pudo más, hasta que no le quedó más opción que ser fuerte. Fue fuerte en esa camioneta. Fue fuerte cuando eligió salir de ese bosque. Fue fuerte cuando tiró de esa misma cadena de la que Styx tiraba, y odiaba sentirse atra