Aniversario. 1

4603 Words
Pareciera ser que cinco años se habían pasado volando entre sus manos, desde que se mudó a Francia se la paso trabajando arduamente en su carrera musical y haciendo giras en compañía de su esposo, Richard la amaba tanto que siempre la estaba apoyando en todos los proyectos musicales que se le ocurrían y era su fan número uno, desde que comenzó a perseguir su carrera como violinista no había faltado a ninguno de sus conciertos y siempre estaba en las primeras filas, llego a tener tantas cosas que hacer que ella tuvo que contratar a una asistente para que la ayudara y Richard contrato a un guardaespaldas que protegiera a su amada esposa cuando él no pudiera acompañarla por cuestiones de trabajo que no pudiera delegar, con el paso del tiempo su asistente, su representante y su guardaespaldas se convirtieron en sus mejores amigos. Cada disco que Sophie presento tuvo más éxito que el anterior y pareciera una broma que en estos tiempos modernos las personas aún siguieran escuchando violín o piano, pero ella había decidido darles un toque moderno a sus melodías juntando la música electrónica como fondos de la melodía base que era el violín, quizás fue eso lo que le abrió las puertas a un público joven y no la dejo solo en público mayor como se pensaba que sería. A Sophie la asesoraba una abogada francesa de veintiocho años de nombre Elizabeth Debicki, Liz para los amigos más cercanos, era una mujer muy alta; un metro ochenta, cabello rubio y corto, los iris eran de un color azul muy clarito con tintes verdosos, se conocieron el mismo día que Sophie se presentó a la discográfica para firmar el contrato y desde entonces ambas tuvieron una gran química como amigas. Con Sophie también estaba otra francesa llamada Julieta Mercy que era su fiel asistente, una mujer muy linda, su mediano cabello color caramelo e iris azules, tenía una personalidad encantadora y muy dulce, siempre se estaba preocupando por Sophie y porque estuviera bien con todo lo que la rodeaba, se preocupaba porque llegara a tiempo a sus reuniones y que estuviera bien alimentada ya que por momentos ella se descuidaba por la misma emoción de componer, cuidaba todos los mínimos detalles. A ellas dos se les unió Adam Miller, un joven británico de veintisiete años que con un metro ochenta y siete, iris azules y un semblante serio casi espeluznante era el encargado de llevarla a todos lados, además de cumplir el papel de cuidarla de cualquier persona que intentara acercarse con malas intenciones, era muy difícil que alguien se le quisiera acercar para hacerle algo teniendo a ese gladiador siempre tras ella, pero durante esos años juntos se había dado cuenta de que no debía juzgar a un libro por su portada, Adam era todo lo contrario a lo que parecía; divertido, bromista, dulce, caballeroso y extrovertido. Esa mañana Sophie estaba emocionada por su quinto aniversario de bodas y pensó que por la noche podría preparar una deliciosa cena para su esposo, una velada romántica a la luz de las velas y con una botella del mejor vino, le gustaba más estar en casa que salir a algún fino restaurante porque le gustaba la privacidad de poder mimarlo como más le gustaba sin la intervención de algunos camarógrafos porque se convirtió en una figura pública, pero pudo imaginar al despertar que Richard se había olvidado de esa fecha especial porque no le dedico ningunas palabras amorosas como el año pasado con su cuarto aniversario que la despertó con un enorme ramo de rosas y el desayuno en la cama, no se iba a poner a discutir por una cosa así que para ella era una bobería pues a cualquiera se le olvida algo con tanto trabajo que el hombre tenía, ya le daría la sorpresa por la noche. Termino de peinar su larga cabellera rojiza y lanzo al tocador la pequeña horquilla que no lograba quedarse quieta por lo lacias que eran las hebras, arreglo su flequillo que estaba un poco rebelde esa mañana y noto que su delineador le había manchado el parpado superior, limpio la mancha con un cotonete y vio su ojos verdes en el reflejo del espejo; sonrió de lado pensando en Julián, porque gracias a Dios había heredado sus ojos y era un amado recuerdo que Sophie apreciaba mucho, paso el labial rojo por sus labios y cuando termino se arregló la blusa antes de bajar a la cocina. – ¿Estás lista para irnos? – pregunto Adam al verla bajar. – Si, solo déjame beber un poco de agua y guardar mi batido en el termo... – sonrió viéndolo sentado en el taburete de la isla muy pendiente al teléfono – ¿Cuándo vas a presentarme a tu novia? – pregunto al verlo sonreírle a la pantalla. – Cuando la tenga te la presentare y pediré tu opinión. – respondió Adam guardando el móvil en su saco. – Con esa cara de pocos amigos que siempre tienes dudo que puedas conseguir una novia, deberías sonreír más a menudo, ganarías muchas admiradoras. – dio otro trago al agua que había sacado. – Pues entérate que las mujeres caen a mis pies solo por tener esta cara de amargado y ¿Sabías que tengo un club de fans? las chicas hablan sobre el guapo guardaespaldas que cuida a la gran violinista Sophie Marshall. – sonrió de lado de forma burlona. – Las moscas son las únicas que caen a tus pies y si sabía que tienes unos cuantos clubs de fans. – dejo el vaso en el fregadero y tomo su cartera. – Por favor, sabes que soy irresistible y que podría tener a la mujer que se me antoje a mi lado, quizás me quede con una de tus fans. – Adam se arregló el saco levantándose del taburete. – Entonces ¿Por qué no tienes novia? – alzo una ceja viéndolo con burla. – Porque la que quiero esta fuera de mi alcance y es algo complicado de explicar. – se encogió de hombros y camino hacia la puerta de la casa para abrirla. – ¡Upa! – Sophie se sorprendió mucho – Vamos cuenta el chisme ¿La conozco? porque si la conozco te podría dar una manita de gato para que la conquistes. – sonrió ampliamente parada a su lado. – ¡Sal que llegaremos tarde al estudio! – Adam la empujo fuera de la casa. Desde hace un año a la fecha la relación de amistad que ambos tenían había crecido en confianza a tal punto de que se contaban secretos íntimos, se empujaban o se peleaban por tonterías, Johann, su productor y dueño de la discográfica para la que trabajaba, solía molestarlos diciendo que parecían esposos seniles peleando por bobadas y era un chiste entre todos aunque Sophie se incomodaba un poco porque sentia que de broma en broma un día de esos se iba a meter en problemas con su esposo o quizás la verdad se le podía revelar; amaba a su esposo y sería incapaz de engañarlo, pero la convivencia con Adam y el nivel de confianza que le tenía habían creado un ligero enamoramiento en ella, era una cosa con la que jamás tomaría acciones porque más bien era un profundo cariño por todo el tiempo compartido y pensaba que era algo normal a lo que no debía tomarle importancia porque iba a pasar. – ¿No piensas contarme quién es? – Sophie iba sentada en el lado del copiloto. – Deja de ser tan entrometida... – Adam giro el volante tomando la curva que tenía que dar para tomar el carril que los llevaría al estudio – Que más da quien me guste, ella jamás se va a fijar en un simple chofer como yo porque es una princesita de sociedad. – dijo con la vista al frente. – No deberías verte de menos, un hombre como tu vale mucho. – no aparto sus ojos de él. – Jamás podría mantenerla al nivel al que está acostumbrada con mi sueldo de chofer y guardaespaldas. – se detuvo en un semáforo. – ¿Es una indirecta para pedir un aumento? – sonrió intentando animarlo, pero no lo consiguió. – Estoy enamorado de una estrella brillante en el cielo lejos de mi alcance, por eso prefiero no pensar mucho en eso porque duele un poco el verla y no poder tenerla. – Adam la vio a los ojos. – De verdad que estas muy enamorado de ella. – comprendió la magnitud de los sentimientos del hombre. – No tienes idea. – puso en marcha el auto de nuevo. – ¿Estás seguro que no puedo ayudarte a conquistarla? – era su amigo a pesar de lo que sentia y quería verlo ser feliz porque se lo merecía – Si es alguien que yo conozco puedo presentarlos y créeme, hay muchas mujeres que no se fijan en el dinero, podrías enamorarla y ser feliz. – sonrió tratando de animarlo nuevamente. – Yo prefiero dejarlo así, prefiero quedarme como un espectador de vida y desearle lo mejor al lado de un hombre que pueda darle todos los lujos que yo jamás le daría. – Adam se veía bastante cabizbajo. – No creo que sea justo que te tortures de esa manera. – Sophie le tomo la mano para apretarla con suavidad. – ¿Qué te puedo decir? soy un loco masoquista. – él le apretó la mano también, aunque tuvo cuidado de no hacerlo muy fuerte porque podría lastimarla. Sophie sonrió de lado sintiendo un poco de pesar por su amigo, pero prefirió cambiar el tema ya que no quería que siguiera así de incómodo y comenzó a hablar de su siguiente disco ya que a él también le encantaba su música, le conto sobre el nuevo video que iban a gravar y logro animarlo al contarle que podría acompañarla durante todo el proceso. Llegaron al estudio de grabación y ambos fueron directo al cuarto de grabación que estaba destinado solo para los proyectos de Sophie, la tenían bastante consentida porque era su mayor estrella y encabezaba las listas de las mejores artistas de música clásica a nivel nacional e internacional. Johann Morin era el hombre que la descubrió esa noche de abril mientras ella daba un concierto con la orquesta con la que trabajaba y era el dueño del sello discográfico que la representaba; Samuel Boyer era el encargado de la edición musical y el creador de las pistas de fondo que Sophie usaba en cada uno de sus temas. Al llegar cerca de la puerta antes de entrar vio a Julieta correr hacia ellos para saludarlos con un abrazo y un beso en la mejilla, hace un rato que había llegado al edificio y solo los estaba esperando para poder entrar ya que iban a escuchar el resultado final de una nueva pieza para el disco. – Hola mi bella violinista. – Johann sonrió cuando la vio entrar. – Hola ¿Cómo estás? – lo saludo con un beso en la mejilla- Hola Samuel. – saludo al hombre también. – Muy bien querida mía, ansioso por escuchar el resultado final del siguiente tema. – respondió Johann. – Espero que estén preparados para escuchar una de las melodías de los dioses. – Samuel estiro sus dedos, listo para reproducir la pieza. Nunca iba a decir en voz alta que Samuel era un genio mezclando ritmos y creando piezas especiales para sus melodías porque era muy orgullosa y ambos tenían una relación de amistad algo peculiar, se la pasaban compitiendo por quien era el mejor a la hora de crear, pero al final de esas competencias ambos se llevaban muy bien y se divertían mucho cuando estaban grabando; Adam se sentó en una silla para poder disfrutar de su privilegio de escuchar la pieza musical antes de que saliera al público y es que antes de trabajar para Sophie ya amaba ese tipo de música. – ¿Qué te pareció? – pregunto Johann viéndola cuando la melodía termino. – Me gustó mucho y el bajo de fondo le dio un buen toque. – Sophie la reprodujo de nuevo, aunque usando los audífonos para escucharla solamente ella. – Sophie es la reina del violín yo soy el Dios de la edición, combinados somos una bomba y este disco le hará ganar otro premio. – comento Samuel inflando su pecho orgulloso. – Otro Grand Prix a mejor solo instrumental y a mejor música clásica con la melodía anterior. – Adam sonrió divertido. – El año pasado se llevó el premio a artista femenina internacional del año y de paso se llevó también el premio a videoclip del año. – Johann puso la mano en su pecho orgulloso. – Este año estoy nominada para los MTV Europe Miusic Awards a cuatro categorías. – ese detalle solo lo sabía Adam y Johann porque Sophie no había dicho nada a nadie. – Estas jugando. – comento Samuel incrédulo mientras movía la silla de un lado a otro. – No, este año me invitaron a participar y estoy nominada para cuatro premios; mejor video, mejor artista femenina, mejor artista francesa y mejor artista europea. – comento Sophie con la vista fija en la pantalla. – ¿Cuál video está en la lista? – pregunto Julieta viéndola muy concentrada en la computadora. – Indomable. – Sophie no levanto la vista de la maquina porque estaba más centrada en la lista de reproducción que todas eran sus melodías. – Oye, ese video es magnífico y los paisajes que muestran son preciosos, lo mejor de Francia y me encanto que hicieras las dos piezas de violín con el piano. – Julieta fue a darle un abrazo y la hizo salir de su trance. Indomable fue un video del que grabo una parte en un campo de lavanda y la parte del piano en el precioso castillo Chenonceau, otras escenas del video las hizo en los acantilados de Étretat donde disfruto de la hermosa vista que había desde ahí arriba, además de la playa y la brisa fresca. Sophie estuvo algo distraída desde que llego porque surgió una idea mientras hablaba con Adam de camino al estudio y pensó en ir definiendo algunas notas para cuando fuera el momento de practicarla, el abrazo de su asistente la hizo sonreír y dejar la computadora de lado. – Me emociona mucho estar participando en esos premios, pero me emociona más estar a nada del siguiente lanzamiento. – se levantó y fue a sacar Tablet. – Bueno... – Johann dio un aplauso fuerte – Ya tenemos la pieza terminada y lista para unirse al resto, nos faltan dos para tener el disco completo. – paso el brazo por los hombros de ella viéndola sonreír. – ¿Ya decidiste que videos se van a grabar? – pregunto Sophie mientras lo veía. – Aun no, nos juntamos el viernes y discutimos eso porque sabes que siempre me gusta tener tu opinión sobre esas cosas... – sonrió de lado – Sophie vamos a mi oficina, necesito hablar contigo en privado sobre algo. – Johann la noto algo distraída, pero no desde esa mañana, sino que desde más antes. – Okey, vamos a tu oficina... – guardo la Tablet – ¿Te puedes quedar con mi cartera? – se la extendió a Adam. – Claro, voy a estar en la sala de esperas. – comento el hombre colgándose la cartera de Sophie en el hombro sin pena. Salió del cuarto de grabación y siguió al hombre a su oficina, le hubiese gustado ir directamente al teatro porque el viernes de la siguiente semana tenía una función especial donde solo habría música netamente instrumental y donde otros músicos estarían colaborando con ella, estaba en ensayos con el resto de la producción porque también habían bailarines que estarían en la función; al entrar tomo asiento en la butaca frente al escritorio de cristal del hombre y lo vio servir dos vasos con licor, uno de ellos se lo extendió y Sophie sintió duda del motivo de aquella charla antes de tomar el vaso. – ¿Pasa algo? – pregunto viéndolo sentarse frente a ella. – Lo mismo quiero preguntarte, has estado un tanto distraída en esta última semana y eso me preocupa porque también te he notado un tanto tristona. – comento viéndola beber. – Tengo muchas cosas en la cabeza, Richard ha estado lleno de trabajo y me preocupa verlo esforzándose tanto, quisiera ayudarlo, pero no puedo porque no sé cómo se manejan las empresas. – comento ladeando la cabeza. – ¿Toda tu distracción es solo por el trabajo en exceso de tu esposo? – pregunto Johann muy dudoso de su respuesta. – Si y hoy se le olvido nuestro aniversario, así de mal esta. – sonrió de lado y se terminó el licor porque era bastante poco. – Uy... le espera una regañada esta noche. – quiso animarla con esa broma ligera. – Estaba pensando en preparar su cena favorita, le compre un reloj como regalo y estoy emocionada por verlo, por ver su expresión al ver la sorpresa. – sonrió con ilusión. – Richard se ganó la lotería con una esposa tan dulce como tú, la mía casi me pide el divorcio la primera vez que olvide nuestro aniversario... – ambos rieron – ¿Estás lista para la función de la próxima semana? – pregunto viéndola un tanto más animada. – Claro, hace más de un año que no me presento en el teatro y estoy emocionada por volver al lugar que me vio nacer. – se tocó el anillo de matrimonio. – Sophie ¿Segura que no pasa nada? – vio cómo su sonrisa dulce se volvía gris y forzada. – Estoy pensando en unas nuevas piezas musicales, mi mente esta en ese lugar y perdona que no esté tan concentrada como otros días. – explico tratando de sonreír con menos falsedad. – No te sobre esfuerces mucho, recuerda que puedes entrar en un bloqueo creativo y eso te atrasaría un poco... – Johann sabía que había algo que ella no le estaba diciendo – Me preocupa que estés comenzando a sentirte agotada, hace cuatro años que estas produciendo música, dando conciertos y haciendo giras, no te has tomado un tiempo de vacaciones... Quizás tú y Richard deban irse de luna de miel, una segunda luna de miel donde se despejen de todo el trabajo que tienen. – Johann la vio pensar en sus palabras. – Si no he tomado vacaciones es porque no las había necesitado, tengo tanto trabajo en que concentrarme que de verdad no tengo tiempo para eso y dudo que Richard tenga tiempo para irse de vacaciones conmigo. – se encogió de hombros. – Podrías hablar con él y decirle que te vas a tomar un tiempo, están casados y no debes descuidar tu matrimonio por tu trabajo, además te ves físicamente cansada. – dijo viéndola bajar la cabeza. – Anoche estuve trabajando y si me veo cansada es porque no he dormido mucho, estoy preparando nuevas melodías y creo que dentro de un par de meses tendré algo nuevo. – volvió a levantar la cabeza. – No quería hacerte sentir mal, pero... no solo te ves cansada por pasar una noche de desvelo, te ves mentalmente agotada y sé que te estas exigiendo demás, necesitas tomarte un tiempo Sophie, hazme caso. – comento sabiendo que ella lo necesitaba. – ¿Tan mal me veo? – apretó sus labios pensando en sus palabras. – Eres humana y tienes derecho a descansar, firmamos un contrato y has estado cumpliendo con todo eso de forma espectacular... creo que es momento que consideres tomarte una pausa creativa. – extendió su mano hacia ella para que la tomara. – La verdad he estado teniendo algunos problemas a la hora de componer la pieza en la que trabajo, nada me gusta y pensé que solo eran caprichos de mi mente, pero creo que si estoy agotada del todo. – se inclinó hacia adelante para tomar la mano del hombre. – Sé que tienes problemas, se te nota en el rostro... – la vio con ternura paternal – Tienes que tomarte vacaciones, no me hagas hablar con Richard y tener que decirle lo que pasa contigo para que tome cartas en el asunto. – entrecerró los ojos viéndola. – Me gustaría conocer Sicilia un poco más, me gustó mucho cuando fuimos a grabar el video de Mío... – se alejó de él y se puso a jugar con sus dedos – Creo que podría hablar con mi esposo, nos hacen falta vacaciones porque Richard también está muy atareado y estaba pensando en que podríamos conversar sobre tener familia. – Sophie sonrió un poco avergonzada. – Piensa en lo que te dije, no te sobre esfuerces y me encantaría que sea yo el primero en enterarme de que vas a ser madre. – la vio asentir con un sonrojo en las mejillas. Sophie no era una mujer que le gustara ventilar sus problemas con todas las personas que la rodeaban, estaba inquieta porque sentía que en ese último mes Richard se había alejado de ella y que los estaba separando un enorme abismo, sentia también que el trabajo de ambos estaba formando un muro entre la convivencia entre ambos en la casa y eso le hacía sentirse muy mal porque Richard fue su primer amor, su primer hombre, él lo es todo para ella; saco su celular para revisar si tenía algún mensaje por parte de su esposo, pero no había nada y eso la entristeció mucho más. Salió de la oficina pensando en ir a comer a una cafetería en compañía de Julieta y Adam, aunque esos dos apenas si se toleraban, seguía sin comprender cuál era el motivo por el que se odiaban tanto ya que ninguno de los dos dejaba pasar la oportunidad de humillar al otro de alguna forma con indirectas, desde hace un año que eso iba pasando. – ¿Nos vamos? – pregunto al verlos en los extremos de la sala. – Si ¿Dónde te llevo? – Adam se levantó y le entrego la cartera. – Vamos a comer a la cafetería, ya es casi medio día y tengo un poco de hambre. – comento mientras veía el reloj en su muñeca. – Tienes ensayo en el teatro por la tarde, Mariano quiere que practiques con las bailarinas. – dijo Julieta viendo su agenda color rosa pastel con un gato en la portada. – No te voy a poder acompañar a comer, tengo que llevar el auto a revisión con el mecánico, Richard me lo pidió esta mañana. – Adam hizo una mueca con su boca. – Esta bien, llévanos a la cafetería y después te vas con el mecánico, nos vemos en el teatro... – saco el celular con rapidez tras escuchar una notificación – Te voy a llevar unos emparedados y soda para que puedas comer mientras practico en el teatro. – se decepciono mucho porque no era su esposo. – Gracias. – él solo sonrió extendiendo el brazo para que ella pasara. – Nos vemos mi reina de las cuerdas. – dijo Samuel al verla caminar hacia la salida. – Adiós anciano. – Sophie sonrió divertida despidiéndose con la mano. – ¡Sophie! – el grito de Johann la hizo detenerse – Se me olvido decirte que fueras pensando en que tipo de vestuario ibas a usar porque una tienda de ropa quiere hacer una colaboración contigo. – explico un poco agitado por ir corriendo. – Todavía no he pensado en eso. – rasco su cabeza. Mientras estaban hablando la puerta de otro estudio de grabación se abrió y una chica morena salió seguida de su representante junto a su productor, era una de las cantantes que estaba en surgimiento y apenas llevaba dos años trabajando bajo el sello Morin, la chica se iba riendo y cuando vio a Sophie todos los colores del rostro se le fueron, antes de que su representante pudiera preguntar que le pasaba ella se echó a correr hacia la mujer que tanto admiraba, pero antes de que pudiera llegar a un metro de Sophie un brazo fuerte la tomo por la cintura y la alejo lo suficiente. – Niña más cuidado, no puedes andar saltándole encima a las personas. – comento Adam quitando su brazo de la cintura ajena. – ¡Perdón, perdón, perdón! – dijo la chica cubriéndose la boca viéndolo a él y después a ella – Es que hace mucho que la quería conocer y por fin tengo la oportunidad, perdón que no me pude contener. – su voz salió bastante aguda por la emoción. – Adam... – Sophie le toco el brazo para que se apartara – Hola, tú debes se Leia ¿Verdad? – acepto el abrazo. – Si, Dios... no imagine que supieras quien soy. – estaba bastante eufórica. – Claro que se quién eres, Johann me ha hablado mucho de tu música y la he escuchado, debo decirte que tienes mucho talento y una voz espectacular. – Sophie la tenia de las manos. – Gracias... – Leia se sonrojo – Regálame tu autógrafo por favor y unas cuantas fotos, que emoción por fin poder conocerte, aunque debo admitir que eres más bajita de lo que imagine. – rebusco en su pequeña mochila. – ¡Leia, no seas imprudente! – su representante la regaño – De verdad lo siento por ese comentario. – se disculpó con Sophie. – ¡Perdóname, no lo dije con malas intenciones, eres muy preciosa, incluso más que en las fotos! – se puso nerviosa. – Descuida, sé que estoy chaparrita y no me molesta que me lo digan. – Sophie rio divertida, para la estatura promedio de las francesas si estaba bastante bajita porque solo media un metro cincuenta y siete. – ¿No le vas a proponer lo que tanto me has estado diciendo? – pregunto el representante de Leia. – ¡Ah, es verdad! – se sobresaltó un poco – Con toda esta emoción lo olvide, escribí cuatro canciones inspiradas en tu música... bueno, muchas de mis canciones están inspiradas con tu música... me gustaría que las vieras, y si te gustan me encantaría que hiciéramos una colaboración con una de ellas. – explico la chica dándole su cuaderno para que lo firmara. – Dale las letras a Johann para que me las envié y yo las leo o si tienes una pista ya gravada sería mucho mejor, me encantaría colaborar contigo y si quieres que participe en las cuatro canciones puedo hacerlo encantada de la vida. – sonrió emocionada con la idea. – ¿De verdad? – chillo con más emoción. – Claro, sería un honor trabajar contigo. – siempre fue una persona dulce con las personas que se acercaban a ella para pedirle una foto o un autógrafo. Fue el representante de Leia quien les tomo las fotos y Sophie también saco unas cuantas fotos con su celular para compartirla en r************* , eso era parte de su trabajo y además iba a poder darle alguna promoción a la chica ya que era muy encantadora, la idea de colaborar con una cantante en crecimiento era bastante emocionante para ella porque si podía darle el apoyo que necesitaba para seguir creciendo, se lo iba a dar. Al terminar la sesión de fotos Sophie se despidió de todos porque tenía que ir a comer y quedo de hablar con Johann sobre el vestuario después, también se comprometió a crear las melodías para las canciones de Leia.
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