Luisana y Emiliano ya estaban de regreso, pero cuando entraron a su mansión se llevaron una gran impresión al encontrar en la sala de su casa a Armando, el cual estaba sentado junto a Jennifer y por supuesto no podía faltar la compañía de Rafaela que era quién los estaba apoyando en ese momento.
Emiliano cambió la expresión del rostro, se veía muy molesto, pero para Luisana fue mucho peor, ya que ella venía atormentada en todo el viaje pensando en que tal vez el hijo que esperaba era justamente de él y no de su marido el cual estaba super feliz y orgulloso de que pronto tendría un hijo varón como siempre lo había soñado.
Ambos dejaron las maletas en la entrada y el primero en hablar fue Emiliano:
— Buenas noches, ¿Me pueden explicar qué es lo que pasa que uno de mis empleados se encuentra a esta hora de la noche en mi casa? ¿Acaso sucedió algo en la empresa?
Luisana se quedó callada y solo se acercó esperando que Jennifer les diera una explicación, pero al mismo tiempo sentía temor de que se hubiera descubierto lo de su relación con Armando.
Tanto Armando como Jennifer se levantaron del sofa siendo este el primero en responder mientras extendía su mano a Emiliano para saludarlo:
— Buenas noches señor Emiliano, mi presencia en su casa no tiene nada que ver con el trabajo.
— Papá por favor ¿Vas a dejar a Armando con la mano extendida?
Emiliano lo miró fijamente a los ojos, cosa que de alguna forma intimidó a Armando, luego le extendió su mano mientras le decía:
— Entonces si no has venido a hablar de la empresa, no comprendo tu visita en mi casa, ¿O es acaso que ustedes han seguido viéndose a escondidas? Porque hemos sido muy determinantes con respecto a esa relación tan absurda.
Rafaela que se encontraba presente enseguida intervino diciendo para calmar un poco los ánimos:
— Por favor Emiliano, por que mejor no terminan de llegar y nos tomamos algo y así nos relajamos un poco y pueden escuchar lo que tienen que decirle los chicos. ¿No les parece?
Luisana enseguida exclamó asustada:
— ¿Pero entonces quiere decir que tú sabes de qué se trata todo esto?
— Bueno…yo no quiero inmiscuirme en este asunto, solo quiero que se tranquilicen un poco y escuchen lo que los chicos tienen que decirles.
— Muy bien…ya dejemos los rodeos entonces ya terminen de decir qué es lo que está pasando. — dijo Emiliano mientras se servía un trago.
Luisana miraba a Armando nerviosa, sentía ansiedad por saber qué era eso tan importante que tenía que decir, hasta que este se armó de valor y les dijo a todos:
— Bueno tiene razón, voy a decirles el motivo de mi visita…lo que pasa es que yo vengo a informarles que Jennifer y yo hemos tomado la decisión de casarnos.
Luisana enseguida exclamó con una expresión de asombro:
— ¿Qué has dicho? ¿Pero acaso te has vuelto loco? Tú no puedes casarte con mi hija y lo sabes.
Emiliano también intervino diciendo:
— ¿Pero a eso has venido Armando? ¡Por favor! No nos hagan perder el tiempo de esa forma. Eso es totalmente imposible.
— Pero papá, mamá, ¿Por qué tienen que oponerse a nuestra felicidad? Armando y yo nos amamos.
Luisana que era la más afectada en todo esto enseguida le respondió:
— Claro que queremos tu felicidad, pero no la vas a encontrar precisamente en Armando. Esa relación no puede ser. ¿Además de qué van a vivir cuando Armando solo trabaja como vendedor de zapatos en nuestra empresa? Tú estás acostumbrada a una vida llena de lujos que claramente no te puede dar este joven.
Armando se sentía muy humillado y más aún cuando era la misma Luisana quien se atrevía a decir aquellas palabras después de haber sido su amante durante varios meses. Él no iba a permitir que lo siguiera humillando de esa forma y enseguida se atrevió a decir para sorpresa de todos:
— Con todo respeto señora Luisana, pero soy un hombre trabajador y muy honesto y usted mejor que nadie lo sabe porque hemos trabajado juntos durante todos estos meses y le he demostrado que soy un buen empleado. Es verdad, no gano un sueldo suficiente para darle todos los lujos a los que Jennifer está acostumbrada, sin embargo, podemos vivir modestamente con lo poco que yo gano.
— Y yo estoy dispuesta a someterme a lo que Armando pueda darme porque lo amo incondicionalmente y no me importa su situación económica, lo único que quiero es pasar el resto de mi vida junto a él.
Emiliano estaba obstinado y molesto puesto que lo último que esperaba era encontrarse con ese problema que de alguna manera estaba empañando la felicidad que traía del viaje con la noticia del embarazo de Luisana. No pudo aguantarse y dijo de forma hostil:
— ¡Bueno ya basta Jennifer! Es una decisión tomada y ya no hay vuelta atrás, tanto tu madre como yo nos oponemos a ese matrimonio así que aquí ya no hay nada más que hablar.
— Te equivocas papá, aún no hemos terminado de hablar, quieran o no yo me voy a casar con Armando y más ahora que estoy esperando un hijo de él.
Aquellas palabras de Jennifer hicieron que Emiliano y Luisana se horrorizaran con lo que acababan de escuchar, eso hizo que las cosas cambiaran completamente y enseguida la primera en reaccionar por obvias razones fue Luisana, la cual se acercó a Jennifer tomándola por sus hombros mientras la jamaqueaba con todas sus fuerzas:
— ¿Pero qué has dicho? Dime que lo que acabo de escuchar es una mentira tuya nada más para manipularnos y que accedamos a que se casen. ¡Dímelo Jennifer!
— ¡Mamá por favor suéltame! Me estás haciendo daño.
Rafaela enseguida trató de separar a Luisana de Jennifer en vista de que estaba totalmente fuera de control, por su parte Emiliano no pudo aguantar el coraje y la indignación que sentía en ver que Armando había abusado de su confianza y lo agarró por el cuello de la camisa mientras le daba un puñetazo en la cara:
— ¡Eres un degenerado! Has abusado de nuestra confianza y te has burlado de la dignidad de nuestra hija.
(…)