La primera vez

1457 Words
Armando estaba completamente extasiado con el cuerpo de Jennifer, era muy difícil no dejarse llevar por aquel deseo que ella le producía con su belleza y juventud. La acostó sobre la cama y comenzó a besarla en la boca, mientras entre un beso y otro él le decía: — Esto no está bien, me estás llevando al abismo, por favor Jennifer paremos esto ya. Ella colocó sus piernas alrededor de su espalda mientras lo apretaba con fuerza haciendo que Armando no pudiera soltarse, sabía lo que hacía y quería seguirlo provocando, así que continuaba besándolo apasionadamente haciendo que sus ganas aumentaran y no tuviera tiempo de pensar. — Te deseo Armando, quiero que me hagas el amor, quiero que seas el primero. — le decía mientras pasaba su boca húmeda cerca de su oído, haciendo que este se excitara cada vez más. Armando se encontraba encima de Jennifer, comenzó a quitarse la franela mientras lo ayudaba pero sin separarse de ella. Luego comenzó a abrirse la cremallera del pantalón hasta despojarse de todo, estaba muy excitado y ansioso por explorar ese paraíso en donde nunca antes alguien había entrado y él quería ser el primero en hacerlo. Y como sabía que era la primera vez que Jennifer hacía el amor, quiso tratarla con mucha delicadeza, y comenzó a besarla por su cuello con mucha suavidad hasta ir bajando muy despacio a sus pechos, haciendo que sus pezones se pusieran cada vez más erectos. Ella agitada y sintiendo por primera vez a un hombre recorrer todo su cuerpo desnudo, le decía llena de ganas y muy ansiosa: — Sigue Armando, no te detengas, enséñame todo lo que sabes, quiero sentirlo todo. Hazme todo lo que quieras, quiero entregarme a ti en cuerpo y alma. No tengas el más mínimo pudor. — Tu cuerpo es hermoso Jennifer, parece que tus pechos lo hubieran esculpido, quiero que sientas mi boca por todo tu cuerpo, quiero llegar hasta tu paraíso y comerte todo hasta que no puedas aguantar las ganas de acabar. Seré el primero en tocarte. Armando continuaba bajando mientras besaba cada centímetro de su piel, pero cuando llegó al centro de sus piernas y se quedó estacionado en sus entrañas para besarla, ella se sorprendió ya que no se lo esperaba, abrió los ojos para mirar lo que él le hacía con su boca, y cuando sintió el roce de su lengua húmeda dentro de ella, esto le provocó tener un orgasmo que la hizo gemir con todas sus fuerzas haciéndola estremecer toda. No podía creer la sensación tan divina que Armando le había hecho sentir. Comenzaba a sentirse una verdadera mujer. Armando al darse cuenta de que ella había acabado en su boca, se subió encima de ella, estaba muy excitado, tenía su m*****o erecto y deseoso de poder refugiarse dentro de ella. Abrió sus piernas y comenzó a penetrarla con mucha delicadeza, tratando de que Jennifer no sintiera dolor, pero al lograr entrar dentro de ella, comenzó a quejarse y sintió ganas de llorar: — Me duele cariño, por favor hazlo con suavidad — Sí, sé que te duele, no quiero hacerte daño, seré muy cuidadoso, esto se te va a pasar dentro de poco, me tienes loco, te deseo Jennifer. Armando la trató con mucha delicadeza, comenzó a cabalgar dentro de ella suave y despacio, hasta que por fin logró cruzar el umbral de su virginidad por completo, haciendo que esta gritara de dolor y de placer al mismo tiempo. Cabalgaba dentro de ella cada vez más rápido y con fuerza, ambos se volvieron uno solo y sus cuerpos comenzaron a moverse al mismo ritmo, hasta lograr que Armando se desbordara dentro de ella haciendo que Jennifer nuevamente volviera a sentir la misma sensación que la hizo estremecer por segunda vez. Cuando terminaron de hacer el amor, ambos permanecieron abrazados, Jennifer estaba demasiado feliz, mientras que Armando no dejaba de preocuparse por lo que acababa de suceder entre ellos. — Me has hecho la mujer más feliz del mundo. No sabía que hacer el amor fuera tan maravilloso. ¿A ti te gustó mi amor? — Sí, por supuesto que sí me encantó. Eres una mujer demasiado bella….pero… — ¿Pero qué? No me digas que estás arrepentido de lo que hicimos. — No se trata de eso Jennifer, lo que pasa es que esto no debió pasar, al menos no de esta forma. — ¿Pero y de qué forma querías que ocurrieran las cosas? Mi amor estamos juntos en esto, somos novios y nos queremos, no le veo el problema a nada de lo que acabamos de hacer. — Pero es que si tus padres se enteran estoy seguro que esto va a desatar un problema mayor y voy a terminar sin empleo y en la calle sin un peso. — ¿No me digas que te importa más tu empleo que lo que sientes por mi? — No es eso Jennifer, lo que pasa es que hay muchas cosas que nos impiden estar juntos. Jennifer en medio de su ingenuidad ya que ignoraba todo lo que estaba pasando entre su madre y él, le contestó: — Ya no habrá nada que nos impida estar juntos, cuando mis padres se enteren que me entregué a ti, estoy segura que ya no se opondran a lo nuestro, y no quedará otra alternativa que aceptarlo. — ¡No Jennifer! ¿Pero acaso te has vuelto loca? Tú no puedes decirle a tus padres que has perdido tu virginidad conmigo. Eso complicaría aún más las cosas, y tú padre sería capaz hasta de matarme. — ¿Pero y entonces qué vamos a hacer? Porque yo quiero estar contigo siempre, te amo con toda mi alma y quiero casarme contigo. Armando sentía que las cosas se habían complicado aún más para él después de haber tenido la debilidad de estar con Jennifer. No quería hacerle daño, ella le atraía demasiado como mujer y más ahora que era el primer hombre en su vida, pero sin embargo, tenía en su mente la relación que había tenido con Luisana, y de tan solo imaginarse que Jennifer llegara a enterarse, le daba terror en cómo podían terminar las cosas para él. — Jennifer, es mejor que ya nos marchemos, ya se ha hecho de noche y debes llegar a tu casa. — Pero no me has dicho qué vamos a hacer a partir de ahora, entiende que te amo con todo mi corazón y lo único que quiero es que estemos juntos por siempre. Armando la miró con ternura, no le cabía duda de que era una chica demasiado hermosa y de buenos sentimientos, sentía que de no estar Luisana en medio de los dos, Jennifer sería la mujer perfecta para tener un hogar como en el fondo siempre había querido. — Jennifer, cariño..yo no quiero hacerte daño, pero es que …. — ¿Me vas a dejar después de lo que acaba de pasar entre los dos? — le dijo con lágrimas en los ojos. Él no podía dejarla, no tuvo la sangre fría para hacerlo, así que le respondió: — No Jennifer, claro que no voy a dejarte, pero al menos déjame pensar mejor las cosas, no quiero que esto te traiga problemas con tus padres. — ¿Y cuándo nos volveremos a ver? — Te prometo que yo te voy a llamar para que nos veamos, pero por favor por ahora no le cuentes nada de lo que pasó entre nosotros a tus padres ni a nadie. ¿Me lo prometes? — Sí amor, te lo prometo. Armando la besó en la boca y luego ambos se vistieron y salieron del motel. (…) Cuando Jennifer llegó a la mansion, se encontraban en la sala Luisana y Rafaela, ya era bastante tarde y su madre estaba preocupada ya que no sabía a donde estaba, pero en el fondo temía que se hubiera visto con Armando. Jennifer al ver a Rafaela, se sorprendió y muy contenta corrió a abrazarla: — ¡Tía Rafaela pero qué alegría verte! No sabía que estuvieras aquí. ¿Cuándo llegaste? — Hola mi hermosa niña, pero qué linda estás. Yo también me alegro mucho de verte. Llegué hoy en la mañana de sorpresa. Luisana estaba muy seria ya que Jennifer no le había dicho que iba a llegar tarde, así que enseguida le preguntó molesta: — ¿Y se puede saber en dónde estabas Jennifer? ¿Y qué horas son estás de llegar a tu casa? Me tenías muy preocupada. Jennifer no pudo disimular su nerviosismo y se quedó mirándola sin poder decir una sola palabra. Estaba asustada de que su madre se diera cuenta de lo que había pasado entre ella y Armando. (…)
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