Emiliano había llegado de su viaje de negocios, había una tensión en tre Luisana y Jennifer, que era demasiado obvia. Sin embargo él lo atribuyó a que Luisana aún no aceptaba el matrimonio de su hija con Armando.
— ¿Y cómo ha estado todo por aquí en mi ausencia? Veo que ustedes regresaron antes de lo previsto de su luna de miel.
— Sí papá, Armando tuvo un pequeño accidente y se lastimó el tobillo.
— ¿Y tú cariño cómo te has sentido de tus malestares? Me hiciste mucha falta, pero ya estoy aquí y no pienso separarme de ti ni un instante. — le dijo a Luisana mientras la besaba en los labios.
Rafaela estaba incómoda, no decía una sola palabra, estaba realmente nerviosa de lo que Jennifer pudiera decir.
— Estoy bien Emiliano.
— Bueno por lo que veo no pasó nada anormal en mi ausencia. ¡Ah por cierto! Te agradezco mucho Rafaela que te hayas quedado en casa con Luisana, eso hizo que me sintiera un poco más tranquilo.
Jennifer no pudo evitar comentar de forma irónica:
— Si, no te imaginas como Rafaela cuidó de mi madre, es que no se separó de ella ni un minuto, hasta durmieron juntas en la misma cama. ¿No es así mamita?
Luisana la miraba nerviosa, sabía perfectamente lo que trataba de hacer Jennifer, pero Armando enseguida intervino diciendo:
— Jennifer vamos a nuestra habitación, recordé que debo tomarme la pastilla para la inflamación del tobillo.
Ambos se marcharon haciendo que tanto Luisana como Rafaela respiraran aliviadas, Emiliano por su parte agregó:
— Quiero decirte Luisana que no he venido solo del viaje, hay alguien a quien quiero presentarte y que está esperando afuera.
— ¿Pero quién es? ¿Y por qué no lo hiciste pasar antes?
— Porque en vista de como están las cosas entre tú y Jennifer por su matrimonio con ese joven, quería estar seguro de que todo estuviera bajo control, es por eso que le pedí que esperara afuera.
— Bien, entonces hazlo pasar, pero antes dime, ¿Quién es él? ¿Trabaja en la otra empresa?
— Sí, asi es, es una historia muy larga que despueś te contaré con lujos de detalles.
Emiliano fue a buscarlo mientras Luisana y Rafaela se miraban entre si algo extrañadas. Luego Emiliano entró con el joven mientras decía:
— Les presento a Santiago, él es el nuevo ingeniero eléctrico de nuestra empresa y va a trabajar en la cede de esta ciudad, por lo que a partir de hoy se quedará a vivir en nuestra casa hasta que encuentre un lugar en donde pueda instalarse.
Luisana abrió los ojos sorprendida y clavó su mirada en Emiliano.
— ¿Quedarse? ¿Has dicho quedarse a vivir aquí?
— Mucho gusto señora, no quiero causarle problemas, pero el señor Emiliano me dijo que podía quedarme por un tiempo en su casa hasta que pueda encontrar una habitación en donde pueda acomodarme. Pero si hay algún problema en que me quede en su casa yo mejor busco otro sitio en donde quedarme.
— Bueno…es que yo…mucho gusto Santiago, no se trata de que molestes, solo que mi marido no me dijo nada sobre esto, y me ha tomado por sorpresa. — dijo visiblemente muy molesta mientras se comía a Emiliano con la mirada.
Rafaela que estaba presente enseguida se acercó al joven y le extendió su mano diciendo:
— Hola, yo soy Rafaela, y soy amiga de la familia, eres bienvenido.
— Muchas gracias señora Rafaela.
— Puedes decirme solo Rafaela a secas.
Emiliano tratando de limar asperezas en vista de la reacción de Luisana enseguida exclamó:
— Bueno, voy a llevar a Santiago a la habitación de huéspedes para que se instale y enseguida regreso para que tú y yo hablemos.
Santiago algo incómodo dijo de forma sumisa:
— Señora Luisana le aseguro que esto será temporal, no quiero causarles molestias. Con permiso.
Emiliano se fue con Santiago mientras Luisana exclamó molesta:
— ¡Pero esto era lo que me faltaba! ¿Cómo se le ocurre a Emiliano traer a ese joven a vivir a nuestra casa? Es que ni siquiera lo conocemos.
— La verdad es que a mi también me tomó por sorpresa, pero al parecer le tiene mucha estima al tal Santiago, porque para que lo haya traído a vivir aquí, tiene que ser que lo conoce muy bien.
— Te lo juro Rafaela, que quisiera irme lejos de todo esto y olvidarme de todo.
Rafaela aprovechando que se encontraban a solas se acercó a Luisana y acarició su rostro con ternura mientras le decía:
— Pero es muy fácil, si quieres hacerlo yo estoy aquí para apoyarte, te puedes venir a vivir conmigo y entre las dos podemos criar a ese bebé.
— ¿Pero acaso te has vuelto loca Rafaela? ¿Cómo se te ocurre que me voy a ir a vivir contigo? Lo que pasó entre nosotras debe quedarse en el pasado, eso fue un error, una debilidad de mi parte.
— Ya no vengas a decirme que fue solo una debilidad, sabes perfectamente lo que sientes por mi desde que éramos unas adolescentes, ¿No crees que ya es hora de que admitas que también te gusto?
— Por favor Rafaela, esto es una locura, ya no te me acerques, además Emiliano ya está en casa, debemos ser más discretas. Y recuerda que Jennifer está dispuesta a contarle todo a su padre, asi que no podemos seguir empeorando más las cosas de lo que están.
Mientras tanto en la habitación de huéspedes…
— Espero te guste la habitación Santiago, es una de las mejores de la mansión, tiene su baño privado y además tiene una vista estupenda a la piscina. Que por cierto la puedes usar cuando gustes. Quiero que te sientas en casa.
Santiago miraba a su alrededor mientras sonreía, luego se acercó a Emiliano y lo miró a los ojos fijamente mientras le decía:
— Sí, está bien, aunque no es lo que yo en realidad merezco.
— Pero Santiago por favor ¿Por qué dices eso?
— Porque soy tu hijo y por lo tanto debo ocupar el lugar que me merezco en esta casa y no una simple habitación de huéspedes.
— Pero ya te dije que solo es cuestión de tiempo. Luisana no sabe nada de tu existencia.
— Si, lo sé. Como tampoco sabe de la existencia de mi madre a la que has tenido escondida durante todos estos años.
— Por favor Santiago, ya he dado un paso muy grande trayendote a vivir a mi casa.
— Sí por supuesto, pero eso lo estás haciendo porque mi madre te ha amenazado con contarle toda la verdad a tu esposa. Porque ya está cansada de vivir siempre bajo las sombras. Y yo estoy harto de ser un hijo bastardo.
— Pero yo no te considero un hijo bastardo, tienes mi apellido desde que llegaste al mundo.
— Si es verdad, llevo tu apellido, pero siempre me verán como un hijo reconocido, pero no como venn a tu hijita Jennifer. Que por cierto me gustaría conocerla, porque solo la he visto en las r************* . ¿Qué pensaría si llega a enterarse de que tiene un hermano mayor que ella por una diferencia de tan solo un año?
— ¡Cállate Santiago! No puedes decir todavía que eres mi hijo. Eso sería el fin de mi matrimonio, además Luisana está embarazada y no puede recibir disgustos.
— ¿Y mi madre qué? Ella ha sido tu amante desde mucho antes de que te casaras con Luisana. Y hasta te dio un hijo antes que ella y aún así preferíste casarte con esa mujer dejando a mi madre fuera de tu vida.
— No, eso no ha sido asi y lo sabes. En todo este tiempo siempre he ido a verlos a ambos, y a ti y a tu madre nunca les ha faltado nada.
— Pero eso no es suficiente papá, el dinero no lo es todo. Mi madre quiere que estés con ella como una verdadera familia y se le ha ido años de su vida esperando a que tú te decidas a dejar a esa mujer. Dime una cosa; ¿Por qué si conociste a mi madre primero que a Luisana y además estaba embarazada de ti, por qué terminaste casándote con esa mujer en vez de mi madre?
Emiliano solo miraba a Santiago mientras sudaba frió. En ese momento llamaron a la puerta..
(…)