El sitio de siempre

1050 Words
Todos estaban atentos a lo que estaba a punto de decir Emiliano, había mucha tensión en el ambiente, especialmente por parte de Luisana. — Bien… he tomado una decisión después de haberlo pensado muy bien durante toda la noche y he llegado a la conclusión de que Jennifer debe casarse con Armando a más tardar en una semana. Luisana se levantó enseguida del sofá mientras decía molesta: — ¡Eso no puede ser! Ellos no pueden casarse, tú no puedes permitir semejante atrocidad. Emiliano la miró con sorpresa mientras le decía: — ¡Cálmate Luisana, eso le puede hacer daño al bebé! Armando frunció el ceño al igual que Jennifer que no comprendían qué había querido decir Emiliano con eso. — Papá hablas como si la que estuviera embarazada fuera mamá. — Es que ayer con todo este problema que se presentó, no pudimos decirte que vas a tener un hermanito. El primero en sorprenderse fue Armando, el cual enseguida miró fijamente a los ojos a Luisana, ella por su parte lo esquivó mientras Jennifer emocionada se acercó a ella para abrazarla. — Mamá, mamita, no sabía que también estás embarazada. ¿Te das cuenta? No es el momento de hacer corajes, un hijo es lo más hermoso que puede existir y más si es producto del amor como nos pasó a Armando y a mi. Luisana enseguida apartó a Jennifer mientras le decía: — ¡Ya basta! Esto es diferente Jennifer, soy una mujer casada, en cambio tú non conoces bien a este joven. Para su sorpresa Armando se puso de pie y enseguida le dijo: — Pero usted sí me conoce muy bien señora Luisana. Ella enseguida se puso nerviosa, no sabía qué hacer, pero salió airosa del momento gracias a la intervención de Emiliano, quien exclamó oportunamente: — ¡Cállate Armando! El hecho de que mi mujer te conozca porque has trabajado en la empresa, no es suficiente para que hayas embarazado a mi hija. Aquí se está tratando de resolver otra situación muy distinta a lo que estás diciendo. Jennifer tomó de la mano a Armando mientras le decía: — Por favor cariño toma asiento y es mejor que dejemos que papá termine de hablar. Emiliano continúo: — No estoy de acuerdo en que mi hija se case contigo, pero el honor de mi familia está en juego. Te casarás con ella en una semana, ya hablé con mi abogado para que prepare un contrato prenupcial con bienes separados, porque no quiero que pienses que vas a disfrutar de mi fortuna. — Por supuesto que no he pensado hacerlo señor Emiliano, si usted me lo permite quiero continuar trabajando en la empresa, porque quiero mantener a Jennifer y a mi hijo con el esfuerzo de mi trabajo. — Jajajaja No me hagas reír, ¿Tu crees que con ese sueldo de vendedor de zapatos vas a poder darle la vida de lujos a la que está acostumbrada mi hija? — Se que no señor, pero ella tendrá que conformarse con lo que yo pueda darle. — Eso jamás lo voy a permitir, ni mi hija, ni mi futuro nieto van a pasar trabajo. Entiende Armando, quiero que te cases con mi hija para salvar su honra, mientras nazca el niño vas a vivir en esta casa con ella bajo mis ordenes. Y ya después veremos. Luisana estaba en shock, enseguida apretó la mano de Rafaela buscando apoyarse en ella ya que sentía que estaba a punto de desmayarse con la decisión de Emiliano. — ¿Y qué va a pasar con mi empleo en la empresa? — Vas a tener otro cargo porque como comprenderás, no voy a permitir que el esposo de mi hija trabaje en mi empresa vendiendo zapatos. Por lo pronto no vas a regresar a la empresa, prepárate para la boda que será en una semana. Te enviaré a tu casa un traje decente para que te pongas ese día. Ahora márchate de aquí. Armando no tuvo alternativa que hacer lo que le había ordenado Emiliano, pero sin embargo no podía sacar de su cabeza lo del embarazo de Luisana. “Tengo que hablar con Luisana, ella tiene que decirme si ese hijo que espera es mío o del señor Emiliano” (…) Horas después…. Había llegado la noche, Luisana se encontraba en su habitación, mientras que Emiliano estaba trabajando desde su despacho. De pronto le llegó un mensaje a su celular y cuando lo vio se trataba de Armando. Se puso muy nerviosa y enseguida cerró la puerta con seguro mientras lo leía: “Necesito que hablemos urgente, te espero en el mismo sitio de siempre” “Es muy tarde y Emiliano esta en casa trabajando en su despacho” “Esto no puede esperar, estoy en el sitio de siempre, ¿Vienes o prefieres que vaya a tu casa y me aclares si ese hijo que esperas es mío o de tu marido?” Luisana se puso muy nerviosa, sabía que Armando podía ser capaz de hacer cualquier locura, así que no le quedó otra alternativa que aceptar verse con él. “Está bien Armando, en media hora estoy allí. “ Luisana se arregló rápidamente y bajó las escaleras tratando de no hacer ruido para que Emiliano no se diera cuenta de que iba a salir, pero se encontró en la sala a Rafaela. — ¿ A dónde vas a esta hora de la noche? — Baja la voz que te puede escuchar Emiliano, voy a verme con Armando. — ¿Pero acaso te has vuelto loca? No puedes hacer eso. — Debo ir o Armando es capaz de llegar a hasta aquí, quieres saber lo de mi embarazo. — Yo te acompaño, así Emiliano no va a sospechar que saliste sola. — No ¿Cómo se te ocurre? Es mejor que vaya sola. — Claro que no, no te voy a dejar que salgas sola a esta hora de la noche, además no sabes de lo que sea capaz Armando si se entera que ese hijo que esperas es suyo. — Eso ni yo misma lo sé.. Pero creo que tienes razón, es mejor que me acompañes, así saldría mucho más tranquila. (…) Luisana estacionó el auto muy cerca del hotel en donde siempre se veía con Armando.
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