Un beso inesperado

1543 Words
Armando al ver el auto estacionado enseguida caminó acelerado y cuando abrió la puerta para entrar se encontró la desagradable sorpresa de que estaba presente Rafaela. — Pero no comprrendo. ¿Qué significa esto? — Armando sube al auto por favor. Él subió a la parte de atrás del vehículo, y enseguida exclamó molesto: — ¿Pero por qué tenías que venir con ella? Esta es una conversación solo entre tú y yo. — Rafaela está al tanto de todo, y vine con ella para no levantar sospechas, así que salgamos de esto de una buena vez. Rafaela agregó: — Puedes hablar con confianza Armando, soy la mejor amiga de Luisana y no podía permitir que saliera sola a esta hora de la noche. Además estando con ella Emiliano no sospechará nada. — Entonces si eres su mejor amiga, debes saber si ese hijo que espera Luisana es mío. Luisana enseguida contestó: — Armando por favor, ¿No te parece que ya es suficiente con que hayas embarazado a mi hija? — No estamos aquí para hablar de Jennifer, yo lo único que quiero es que me digas la verdad, porque hasta hace unos meses cuando aún estábamos juntos, me dijiste muchas veces que entre tu marido y tú ya no existía intimidad. ¿Entonces cómo me explicas que ahora estás esperando un hijo de él? No me cuadran las cuentas. — ¡Pues sí! Sí estuve con mi marido, no tenía por qué decirte todas las veces que tenía sexo con él, como tú tampoco me dijiste que tenías una relación tan en serio con mi hija. Creo que estamos a mano. ¿No te parece? — Mira Luisana, solo te advierto una cosa, si ese hijo que estás esperando es mío, no voy a permitir que el viejo de tu marido le de su apellido. — ¿Y qué piensas hacer? ¿Acaso le vas a decir a Jennifer cuando te cases con ella que yo también te voy a dar un hijo? ¡Anda dime! ¿Eso es lo que piensas hacer? Además ni yo misma sé si el hijo que estoy esperando es tuyo o de Emiliano. De pronto Armando se quedó callado y se dio cuenta de la gravedad de lo que estaba pasando, él se había enamorado de Jennifer y no quería hacerle daño. Y si ella se llegaba a enterar de lo que había pasado entre Luisana y él, todo se acabaría entre ellos. Además de lo que podía ser capaz de hacer Emiliano si llegaba descubrir la verdad, ya que era un hombre con mucho poder. Rafaela enseguida intervino diciendo: — Perdón que me meta en este problema, pero es que tiene que haber alguien que pueda pensar de forma objetiva y que esté fuera de la situación. — ¿Y tú piensas que existe una solución a todo este problema? — dijo Armando mientras se llevaba las manos a la cabeza en señal de angustia. — Pues claro que existe una solución. Luisana no está segura si el hijo que espera es tuyo o de Emiliano. Por los momentos es mejor que las cosas se queden como están hasta que nazca el pequeño. Tú mientras tanto debes casarte con Jennifer porque ella no se merece enterarse de lo que pasó entre su madre y su futuro esposo. — ¿Pero qué va a pasar si ese niño resulta ser mío? — Nada Armando, tú te vas a quedar como si nada. Porque si se llega a saber la verdad, tú y Luisana lo perderían todo. En cambio si te quedas callado, vas a tener a tu hijo con Jennifer y al mismo tiempo podrás ver crecer al hijo de Luisana. Pero si Emiliano se llega a enterar de lo que ambos hicieron, tú perderías a Jennifer y también la posibilidad de poder estar con el hijo de Luisana. ¿Me comprendes? — Es descabellado lo que me estás diciendo. No podemos vivir bajo el mismo techo fingiendo que no ha pasado nada. — Armando, sé un poco más inteligente, Emiliano te está dando la oportunidad de que te cases con su hija, te va a subir de puesto, vas a vivir como nunca antes lo soñaste, no pierdas esa oportunidad tan solo por querer dártelas de padre responsable. Cásate y espera ver cuál es el rumbo que van a tomar las cosas sin adelantarte a los acontecimientos. Piénsalo. Luisana agregó: — Es lo mejor que podemos hacer por los momentos, porque de nada vale destapar la verdad si en el fondo no estamos seguros si este hijo es tuyo o de Emiliano. Además, después que te cases con mi hija, ya lo nuestro no podrá ser jamás. — Pero quiero que sepas que si tú te hubieras decidido por mi desde un principio, en estos momentos estaríamos juntos. Yo me acerqué a Jennifer porque quería tener un hogar de verdad, pero jamás me imaginé que ella era tu hija. Tú dañaste lo nuestro por estar empeñada en seguir casada con ese viejo, y yo lo que hice fue apartarme y buscar hacer mi propia vida sin imaginarme en donde me estaba metiendo. Armando se bajó del auto y se marchó mientras Luisana se quedó llorando de dolor, porque en el fondo ella se había enamorado de él y era una verdadera tortura el imaginarse como iba a ser su vida a partir de ahora cuando él viviera en la mansión como el esposo de su hija. Rafaela enseguida la abrazó con fuerza, ella también estaba sufriendo en ver a Luisana en ese estado, porque estaba muy enamorada de ella. Pero Rafaela se conformaba con tan solo poder tenerla así de cerca aunque fuera solo como su amiga. Sin embargo hubo un momento en el que tuvo muy de cerca a Luisana, y de pronto sin pensarlo la besó en la boca para sorpresa de ella. Luisana de forma imprevista solo sintió su lengua dentro de su boca, y eso la hizo sentirse muy extraña, pero estaba tan impresionada con la actitud de Rafaela que por unos segundos se quedó paralizada como si también correspondiera a ese beso húmedo y cálido que ella le daba con tanto deseo. Hasta que de pronto Luisana reaccionó y se separó de ella exclamando: — ¿Pero qué haces Rafaela? — Perdón Luisana, yo no quería…es que yo….¡Ay no se qué decirte! No aguanté tenerte tan cerca de mi. Es que sabes perfectamente lo que me pasa contigo, no es mi culpa sentir esta atracción desenfrenada por ti. — Pero esto es una locura. Esto no puede volver a pasar, por favor Rafaela no me compliques más la vida de lo que ya la tengo. Ya te dije que lo nuestro es imposible. — Sí, lo sé. Pero no puedes pedirme que deje de amarte, porque eso jamás he podido dejar de hacerlo. Yo siento que te gusta estar cerca de mi y solo falta que te des cuenta de lo que verdaderamente sientes dentro de ti. — ¡Claro que no Rafaela! Sabes perfectamente que estoy enamorada de Armando, y que encima estoy esperando un hijo y no sé quien es el padre. Mi vida está muy complicada en estos momentos, como para pensar en tener relaciones sexuales con mi mejor amiga. — Ya cálmate, no quiero que te alteres. Discúlpame no volverá pasar. — Siempre me dices lo mismo y terminas haciendo o diciendo algo que siempre tiene que ver con lo que pasó entre nosotras hace tiempo. Rafaela se acercó de nuevo a ella y le dijo mirándola a los ojos: — Y si sabes que siempre termino haciendo lo mismo, ¿Por qué no me has pedido que me vaya de tu casa? ¿No te has puesto a pensar en eso? Hay algo dentro de ti que hace que quieras que esté a tu lado. — Pero solo como mi amiga no como algo más, no te equivoques Rafaela. Tengo muy definido cuáles son mis inclinaciones. — El beso que te acabo de dar en este momento, me dice otra cosa. Has podido apartarme inmediatamente, sin embargo, te quedaste quieta y dejaste que te besara. — Ya basta Rafaela, es hora de regresar a casa, no quiero volver a hablar del tema, o de lo contrario te pediré que te marches de mi casa. Rafaela sonrió y se quedó callada, en el fondo de ella pensó: “Tarde o temprano volverás a ser mía Luisana, tu boca dice una cosa, pero tus acciones dicen otra. Y no me cabe duda de que este beso que te di de forma inesperada te hizo estremecer. “ (…) Una semana después…. Ya había llegado el día de la boda, Jennifer estaba radiante y feliz, a pesar de las circunstancias en las que se casaba. Ella estaba ajena de todo lo que estaba pasando a su alrededor, y por tal motivo lo único que le importaba era ser la esposa de Armando. La ceremonia se iba a celebrar en el jardín de la mansión, solo estaban los amigos más cercanos de la familia. Por su parte Armando habí a llegado acompañado de su hermana Leticia, que al mismo tiempo era la mejor amiga de Jennifer. (…)
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