El notición

1340 Words
— Por favor tía Rafaela ya dime qué dice la prueba de embarazo, estoy demasiado nerviosa. — Jennifer…cariño, estás embarazada. Jennifer se llevó las manos a la cara y puso una expresión de asombro, estaba incrédula de lo que le había dicho Rafaela. Su cara estaba completamente pálida, no pudo sostenerse en pie y tuvo que sentarse sobre la cama porque sentía que estaba a punto de caer desmayada al piso. — ¡Ay no! No puede ser tía, seguro que esto debe tener algún error, yo no puedo estar embarazada. — Querida estas pruebas son muy efectivas, además con todos los sintomas que tienes, es más que obvio que estás embarazada. — ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Cómo se lo voy a decir a mis padres? — Haber…vamos a organizarnos, lo primero que tienes que hacer es hablar con Armando. — ¿Con Armando? ¡Ay no! Tengo mucho miedo a su reacción. — ¿Cómo que tienes miedo a su reacción? ¡Claro que no Jennifer! No tienes por qué tener miedo, además él tiene que hacerse responsable porque es el padre, y lo más lógico es que se case contigo cuanto antes. Jennifer cambió su expresión y sonrió, enseguida le dijo a Rafaela: — ¡Claro! No había pensado en eso. Armando al saber que estoy esperando un hijo de él no tiene otra opción que casarse conmigo. ¿Te imaginas? ¡Por fin voy a ver mi sueño hecho realidad. Y de esa forma ya no podrán separarme de él jamás. Rafaela sonreía, porque en el fondo ella estaba tan feliz como Jennifer, ya con esto Luisana no tenía otra alternativa que renunciar definitivamente a Armando y ella tendría todo el camino libre para conquistarla. — Tía tengo que ir a buscar a Armando ya, no tengo tiempo que perder, él necesita saber que voy a tener un hijo de él. — Pero aún es temprano, a esta hora no ha salido de la empresa. ¿Por qué mejor no esperas a la hora de salida? Además así te calmmas un poco y piensas mejor cómose lo vas a decir. — Porque me muero por contarle que va a ser papá, así que deseame suerte con él. Jennifer salió de la mansión a toda prisa, estaba ansiosa por darle la noticia a Armando. Pero mientras todo esto pasaba, en el viaje de negocios que Luisana había hecho con Emiliano, había surgido un imprevisto. Luisana y Emiliano se encontraban almorzando con un alto ejecutivo que pretendía invertir en la empresa, en todos esos días las cosas habían marchado relativamente bien, habían asistido a diferentes reuniones con varios inversionistas y ya solo faltaba un día para regresar a casa. El almuerzo iba bien hasta que… — Luisana cariño ¿Qué te pasa? ¿Acaso te sientes mal? — Si, la verdad es que no se qué me pasa, pero me siento un poco mareada. Con permiso pero necesito ir al baño un momento. — ¿Pero quieres que te acompañe? — No, no es necesario, quedate con el licenciado que ya regreso. Luisana caminó a toda prisa hacia el baño de damas, no soportaba el malestar en el estómago, tenía unas nauseas horribles y lo único que quería era poder devolverlo todo par sentir alivio. Cuando por fin pudo llegar al baño, allí se alivió y luego se echó abundante agua fría en la cara, se sentía muy débil y mareada. Se miró al espejo y notó que estaba un poco pálida, luego de pronto pensó: “¡Qué mal me siento! ¿Sería la comida que me cayó mal? Pero si solo probé una ensalada. “ Al cabo de unos minutos regresó a la mesa y continuó con el almuerzo sintiendose un poco mejor. Al llegar al hotel, volvió a repetir los mismos sintomas que había presentado en el restaurante, fue entonces cuando Emiliano ya muy preocupado le dijo: — Cariño creo que es mejor que te vea un médico, no podemos regresar a casa mientras te sigas sintiendo así, no vas a aguantar el viaje. — No Emiliano, estás exagerando, esto debe ser una mala digestión, desde que salimos de casa no hemos parado de comer en restaurantes, y debe ser que algo me hizo daño. Pero esto se me va….. Antes de que Luisana pudiera decir algo más no pudo aguantar las ganas de vommitar y tuvo que salir de nuevo corriendo al baño, lo que hizo que Emiliano tomara la decisión de llevarla a la clínica. — Vamos cariño, no voy a dejar que sigas así, esto no es normal, además es peligroso que no te examine un médico. — No tengo ganas de ir a ninguna parte, ya te dije que esto se me va a pasar. — Ya te dije que no, mañana regresamos y no quiero arriesgarme a que esto te vuelva a dar durante el camino, así que no se diga más, vamos a que te vea un médico y así salimos de dudas. A Luisana no le quedó otra alternativa que aceptar lo que le decía Emiliano, la verdad es que los vómitos y las náuseas no se le quitaban. Y en el fondo Emiliano tenía razón, ya que en ese estado era muy dificil que pudiera aguantar el viaje de regreso. (…) Horas después…. Ya Luisana había sido examinada por el médico, el cual le había realizado los exámenes de sangre para descartar que se tratara de algún virus, solo estaban esperando los resultados de laboratorio. Al cabo de una hora el médico los llamó de nuevo a su consultorio, ambos entraron ansiosos y Emiliano enseguida le preguntó angustiado: — Y bien doctor, ¿Qué tiene mi esposa? ¿Es algo grave? El médico sonrió y les dijo ambos: — Pues no se trata de nada grave, la señora está en perfecto estado de salud. — ¿Y entonces por qué ha pasado casi todo el viaje vomitando todo lo que come? — Pues eso es algo muy normal en su estado, la señora está embarazada. Luisana abrió los ojos impactada, mientras que Emiliano también se había sorprendido, no podía creer lo que el médico le estaba diciendo. — ¿Cómo ha dicho? ¿Mi mujer está embarazada? — Sí, efectivamente así es, así que los felicito a ambos. Luisana no salía de su asombro y enseguida le preguntó al doctor: — ¡Pero eso no puede ser! ¿Usted está seguro de lo que está diciendo? ¿No será que hubo un error en los examenes de laboratorio? — Pues déjeme decirle que no, nuestro equipo de laboratorio es el más confiable y no hay la menor duda de que usted está embarazada. Emiliano no esperó para saltar de la emoción, enseguida abrazó a Luisana mientras le decía: — ¡Mi amor pero esta es una excelente noticia! ¡Vamos a ser papás de nuevo! Solo espero que esta vez si venga un varoncito. Luisana estaba en shock, no podía asimilar semejante notición, mientras Emiliano la abrazaba y la besaba eufórico, ella solo estaba con una expresión que denotaba lo impactada que se encontraba. Solo le vino un pensamiento a la cabeza que hizo que su angustia aumentara en gran medida: “¡Dios mio! Esto no me puede estar pasando a mi. ¿Y ahora cómo sé quien es el padre de mi hijo? ¿Será de Armando? ¿O será de Emiliano? ¡Ay dios! ¿Pero por qué me está pasando esto a mi? Esto tiene que ser un castigo.” Mientras esto pasaba en el consultorio médico, Jennifer ya había llegado a la empresa a buscar a Armando para darle la buena noticia, al menos para ella era una excelente noticia, ahora había que esperar a ver qué opinaba Armando cuando se enterara. — ¿Pero qué haces tan temprano aquí Jennifer? Sabes que salgo en un par de horas. — Es que necesito que salgas antes porque tengo que decirte una noticia muy importante que no puede esperar. (…)
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